La estética profunda de los rostros

Álvaro Rodríguez

Existen algunos temas que pueden ser instrumentalizados como el de la salud mental. Algunas instituciones que se dedican a tratarla y desde los programas públicos atenderla suelen explotar sus consecuencias invisibles. El trabajo de Jorge Mejía sorprendió en estos días al ser inaugurado un proyecto fotográfico que viene de atrás, desde 2009 cuando Paseo en el limbo surge en una de las tantas visitas a un albergue para personas con discapacidad psicosocial. Paseo en el limbo fue recibida en el MAF y aunque han habido legendarias muestras como la Castañeda en este museo, es muy interesante que el proyecto de Jorge Mejía tenga difusión en el Centro de la Ciudad de México, sobre todo para sensibilizar a funcionarios y agentes públicos los primeros que deberían estar atentos a estas problemáticas que cada vez son más amplias.

Aunque los trabajos sobre hospitales psiquiátricos, albergues y casas de refugio o bien de encierro suelen estar binariamente tratados, por un lado quienes se agencian de la violencia y la brutalidad médica de estos espacios es para entregarlos al sensacionalismo o a la literatura, o también están quienes en una labor de visibilización logran meter la problemática en la agenda del gobierno o bien instrumentalizan de alguna manera la situación de degradación humana para llamar a las buenas conciencias a sentar compromisos de los organismos que sólo voltean cuando un tema como la salud mental se sale de los cauces del control y revientan en la emergencia social. Cualquiera de ambas posturas pecan de romanticismos que deben ser desmitificados. El trabajo de Jorge Mejía pensamos es es unos de esos impulsos que buscan visibilizar la problemática sin quitarle el drama que persigue la vida y muerte de las personas de estos centros. Sin embargo, el trabajo más sobresaliente de Mejía es estético, la fuerza de sus imágenes y en esto coincidimos con su propósito, es

“mostrar su lado humano fuera de la perspectiva médica”

sus series muestran la fuerza de las personas mismas, el poder de sus rostros, los ademanes de orfandad, pero también los gestos de lucidez y cadencia humana, que logran fijar en las imágenes de los retratados, los tonos más lúgubres, pero también lo punzante de la elocuencia frente a la condición médica y socialmente normativa.

Jorge Mejía intenta entonces rebasar no sólo los estereotipos con los que son generalmente tildadas estas poblaciones, sino logra, los que ya muchos filósofos entre ellos Foucault y Huberman han sentenciado sobre la locura, el abandono y la enfermedad, una suerte de elocuencia permanente frente a la condición obtusa de los discursos del orden.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Foto: Jorge Mejía
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Provecho

Paolo Marinaro

¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria

Con el objetivo de mostrar las dinámicas de explotación laboral y las estrategias de resistencia y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores de la industria de la producción y distribución alimenticia, se inaugura la exposición temporal ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria, el próximo lunes 28 de octubre a las 19:30 h en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM).

La muestra reúne la obra fotográfica y conceptual de diez artistas, colectivos, activistas y académicos de México, Argentina, Brasil, Italia, y EUA, que siguen la ruta de la producción y circulación de alimentos entre México, Estados Unidos y Canadá: desde el campo, los mercados de distribución, los restaurantes, los hogares, los supermercados, hasta la recolección y procesamiento de basura; centrándose en las experiencias de quienes se emplean en estos circuitos.

Las obras invitan a reflexionar sobre las condiciones precarias de trabajo: sueldos bajos, jornadas extensas, hostigamiento laboral y sexual, falta de prestaciones de ley y seguridad social; que se perpetúan por las relaciones desiguales entre México y los países del norte, así como por la situación migrante de las y los empleados, que muchas veces no cuentan con documentos, lo cual es considerado por las empresas como un pretexto para no garantizar sus derechos.

La exhibición señala que la firma del Tratado de Libre Comercio, agudizó la desigualdad entre las trasnacionales y los trabajadores, quienes en la escena global se encuentran en circunstancias vulnerables, de “esclavitud moderna” y manipulación. En este sentido Carole Condé y Karl Beveridge se centran en la transitoriedad y vulnerabilidad de migrantes jornaleros en Ontario, Canadá; Fred Lonidier en la precarización de las condiciones de vida en la pizca de fresas en el Valle de San Quintín, Baja California; y Javier Dragustinovis, en la sensación de la pérdida de origen en el proceso migratorio.

Además de mostrar estas condiciones de explotación, se visibilizan las luchas de resistencia tales como huelgas, creación de sindicatos independientes y redes de solidaridad trasnacional y entre pares. Por su parte, David Bacon, se enfoca en los empacadores guatemaltecos en Nebraska y en la organización de una huelga en Walmart en San Leandro, California; Sol Aramendi en las historias de resiliencia de trabajadoras del hogar, pertenecientes a la organización Adhikaar de Queens, Nueva York; Caterina Morbiato, Stefano Morrone y el colectivo Ni un Repartidor Menos, en las estrategias de protección de repartidoras y repartidores de alimentos de empresas como UberEATS, en la Ciudad de México.

Organizada por Chamba Collective, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, el Programa de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, la Escuela Urbana de Lyon, la Universidad de Lyon, el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, la exposición forma parte de las actividades del Congreso Justicia y Soberanía Alimentaria en las Américas, desigualdades, alimentación y agricultura, espacio de reflexión en torno a la marginación y precarización de las y los agricultores.

La exposición ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria permanecerá en exhibición hasta enero de 2020 en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ubicado en la calle Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México.

Paolo Marinaro es miebro de Chamba Collective

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Disposición final

Simon Schatzberg

Todos los días en la Ciudad de México, un ejército de más de 10 mil trabajadores salen a las calles a recolectar los residuos de la vida urbana. En un proceso complejo, los barrenderos, choferes y voluntarios extraen de las 12 mil 998 toneladas de desechos generados diariamente unas últimas gotas de valor antes de que sean relegados a sus lugares de descanso final.

En el Mercado de la Merced, el centro de comercio informal más grande de la zona central de la Ciudad de México, un equipo de sólo tres empleados del gobierno se encarga de recibir y manejar las cerca de 20 toneladas diarias de desechos generados en el mercado. El área de desechos es una esquina relativamente tranquila de la Merced, mayormente transitada por los empleados, las docenas de barrenderos que pasan a tirar basura, y un constante flujo de personas que vienen a colectar las abundantes cantidades de verduras que todavía sirven. A igual que los que vienen a comprar en la Merced, viajan desde todas partes de la zona metropolitana a cavar en las montañas de desechos orgánicos en búsqueda de pequeños tesoros. Una señora que viajó desde Vallejo ha encontrado una bolsa grande de habas, de las cuales la mayoría pueden ser comestibles. Sentada en un costado de la zona de basura para ordenar las habas, pide que no salga su cara en ninguna foto:

“porque su esposo se enojaría si se diera cuenta del origen de la sopa que va a cenar esta noche”

Los empleados cuentan con el apoyo de un equipo más grande de “voluntarios,” que les ayudan a colectar reciclables de los desechos inorgánicos. Tanto los empleados como los voluntarios cuentan con ojos expertos para detectar cualquier cosa — botellas de plástico, latas de aluminio, cartón — que puede ser vendida. Para los empleados con contrato, la venta de reciclables es un agregado al sueldo de 3 mil pesos mensuales que reciben del gobierno de la ciudad. Para los voluntarios, representa su principal fuente de ingreso.

Disposición final, 2019. Fotografía: Stefano Morrone.

La basura que sale de la Merced llega a la estación de transferencia de Venustiano Carranza, una de las 12 estaciones de transferencia en la ciudad, donde los desechos se someten a otros procesos de clasificación y extracción de valor antes de llegar a su próximo destino. En el caso de los desechos orgánicos, su destino es una de las siete plantas de composta que se encuentran dentro de los límites de la capital; en el caso de los desechos inorgánicos, su destino es uno de los cinco rellenos sanitarios en los estados de México y Morelos, o, en el lenguaje burocrático del Estado: los sitios de disposición final.

Después de haber pasado por todos los filtros de revaloración, son sólo 7,862 toneladas diarias de desechos las que llegan a ser sepultados en los sitios de disposición final. De alguna manera, el sistema de manejo de desechos de la Ciudad sí funciona — previniendo la llegada de casi el 30% de los desechos a los rellenos. Pero su funcionamiento depende de brigadas de personas en pobreza extrema, personas con disposición de pasar horas buscando botellas de plástico para poderlas vender en 5 pesos el kilo.

Simon Schatzberg* es periodista en el Mexico News Daily

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Stefano Morrone* es fotógrafo freelance

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* Actualmente el trabajo de Simon Schatzberg y Stefano Morrone se presenta en la exposición: Provecho, geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria bajo la curaduría de Chamba Collective en el Museo de las Culturas del Mundo, Moneda 13, Centro Histórico, Ciudad de México.

La escultura, la fotografía y lo decorativo

Elizabeth Casasola

Esta semana Alicia Martín dio una clase magistral en el Centro de Arte de Alcobendas en el marco de la primera semana del máster de Photo-España 2019 – 2020. Hizo una rápida retrospectiva a su trabajo. Hizo un eco en mi, cuando ha mencionado la posibilidad de que sus trabajos pueden vivir como escultura y luego como fotografía, en otros casos sólo la imagen como registro ya que se quedaba en lo decorativo. Como si la imagen solo fuera decorativa y no la escultura.

Alicia Martín, Centro de Arte Alcobendas, Madrid, 2019. Eli Casasola.

Sin embargo parece que toda su obra que tiene sobre las esculturas con libros están del lado decorativo. Y sin embargo es ahí, un último lugar para que un libro permanezca y siga vivo en el mundo del arte, transformado en otra forma de lectura. Fue entonces cuando mostró su última pieza, un libro insertado en un vidrio, el libro era uno en particular, El arte en la era de la reproductibilidad técnica, primera edición en alemán, fue cuando entendí que habíamos sobrepasado lo decorativo en la imagen y en la escultura.

Alicia Martín, Libro de vidrio, Centro Alcobendas, Madrid, 2019. Eli Casasola.

Esta semana Alicia Martín fue anunciada como acreedora del Premio Antonio de Sancha que otorga la Asociación de Editores de Madrid que le será entregado en noviembre.

40 años del Festival de Cine de la Habana

Fresa y chocolate

Este sábado 26 de octubre, en la sala del cine Berlanga, en Madrid; inicio el ciclo por el Festival de Cine, con la presencia del director del Festival Iván Giroud. Con más de 20 años dentro del festival, presentó el libro El pretexto de la memoria. Giroud compartió el primer capítulo del libro con los asistentes, esto nos permitió acercarnos más al contexto político de la isla que siempre ha influido en todos los ámbitos.

Al final de la presentación, se exhibió Fresa y Chocolate de Fernando Pérez. Tan vigente ahora como antes. A la lejanía de los temas y como espectadora de todo, sólo me hace pensar en la situación de los independientes en Barcelona y la marcha del partido de derecha ayer por la mañana en Madrid. Y es que yo misma me he sentido tan lejana de los catalanes sólo por hablar español aún compartiendo la misma mesa. Resonaba la frase del estelar de la película al tomar whiskey y decir no importa lo que beba uno mientras esté fuerte con sus convicciones. Estos diálogos de amistad en Fresa y chocolate, nos llevan a un espacio intimo de La Habana, donde toda la historia podría vivirse en la sala tomando té, con el fondo de María Callas.

Elizabeth Casasola        Artista visual fundadora de La Editora

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El legado de ver

Gabriela Molina

Para un pintor, la pintura es la forma en que puede expresar la profunda y nítida sensación de ver, y cuando uno observa la pintura de diferentes artistas, una o uno puede aproximarse a ese legado

de lo que ha representado para la historia de lo humano haber visto, de haber tenido la experiencia de ver.

Uno ve pintura, imágenes, nombres, cédulas de fichas técnicas pero en realidad lo que vemos, es lo que ha sido transmitido por aquellos que han visto. Y ojalá todos pudiéramos ver de esa profunda forma, así podríamos aproximarnos a la consistencia y esfuerzo que implica la sinceridad. 


Gilberto Aceves Navarro no sólo fue un aprendiz y maestro de ese lenguaje abstracto de puntos, manchas, líneas, ritmos y sensaciones que emanan del cuerpo, sino que desarrolló la habilidad en el control de esa sensibilidad única, y para nuestra riqueza personal tuvo la generosidad de hablarnos acerca de la pintura, enseñarla y compartirnos esa motivación por el proceso creativo de ver.

Mi invitación sería la de reunir la concentración necesaria para aproximarnos a ver su pintura, para que siga viviendo lo que ya es un legado. Y que al verla también experimentemos su extraordinario sentido del humor y su capacidad única para contar nuestra propia historia de ¿cómo somos?, ¿cómo podemos ser? y desde acá, ¿cómo pudimos haber visto la conquista?, ¿cómo nos hemos constituido?

Su hijo, como director de la Fundación Aceves Navarro, esta haciendo un trabajo extraordinario por difundir las enseñanzas y obra de su padre. La FAN, se ubica en el taller donde desarrolló su obra y su método pedagógico, ubicado en Monterrey 327 en la colonia Roma de la Ciudad de México. Es un espacio de encuentro, abierto al aprendizaje y la creación para todas las edades. Al maestro Gilberto Aceves Navarro se le rindió ayer un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes.

Gabriela Molina historiadora del arte

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Luminiscente

Álvaro Rodríguez

Por la ventana de un viejo templo, una luz vacila diagonalmente en dirección al muro, esa ventana es el ojo de la virgen, a través de su marco transita el rayo estenopeico que corta los oscuros interiores del templo de las clarisas, en otrora, de la Purísima Concepción. Después de algunas modificaciones a esta cúpula que guarda cuatro siglos y con ellos, los cuatro rostros, de los cuatro sabios de la iglesia, su destino como observatorio devino después de 1861, tal vez por su rictus lúgubre, siendo ya en el siglo XX un lugar de refugio y abatimiento para alcohólicos y prostitutas llamado “La Constancia”, un lugar para dejar la perdición regularmente en manos de las expiaciones y los efectos alucinógenos que el lugar puede brindar a las tristes melancolías. La arquitectura de su bóveda sobreviene de la destrucción del campanario, no así, este lugar además de custodiar importantes documentos independentistas, hoy se disfruta en una simbiosis de archivo, biblioteca y galería de arte contemporáneo.

Luminiscente de Isabel Gaspar, artista visual de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, presenta en Purísima Arte Contemporáneo una pieza majestuosamente ensamblada, una escultura holográfica y cinética que deja perplejo al espectador de visión sostenida. Esta instalación de sitio específico como es llamada por Aldebarán Solares curador del proyecto la Purísima Concepción del Ex-Convento de Santa Clara, esta ubicada pendularmente, suspendida al centro de la cúpula de la capilla, a los pies de la pieza se puede circular al rededor de una traza reticular de figuras holográficas que descomponen la luz blanca (de las clarisas) en evidentes deflagraciones tornasol que evaporan la mirada hasta llegar a la pieza compuesta por discos intersectados, placas conformadas por un armado en glitch, un procedimiento de intervención en la impresión de la imagen digital, una resultante de la interferencia o el error en la imagen, que bajo cortes y ensambles del soporte en papel algodón otorga materialidad, superficie, colorido y recomposición a una imagen cuyo aura es el fresco y la encáustica. Los fisionotrazos de los cuatro sabios de la iglesia, que en los discos de Isabel se tornan entramados luminiscentes establecen retratos bajo frecuencias que se pierden al efecto retiniano, como un diálogo de patrones entre pigmentos y código digital. Ver los rostros divinos a través de este dispositivo significa borrarlos de la memoria corta y observarlos a través de esta estructura visual, significa imaginarlos en una frecuencia lumínica que no es la del rayo que formaliza las apariciones sacras al introducirse por la arquitectura, sino bajo un procedimiento de mímesis digital de la luz que ha sido refabricado artesanalmente en cortes, por no decir manualmente para establecer una relación devocional de placeres luminiscentes.

Si hay algo que había dejado de suceder en el centro histórico por el regocijo de flâneurs y caza cócteles, es el gusto de perderse por los interiores de los templos y fascinarse de las posibilidades de la luz, en formas soterradas por la destrucción del tiempo, por sus desvencijadas sombras. Luminiscente es un tratamiento constructivo tomado de un soporte real, un fresco en el muro extraído y dispuesto en una dimensión escópica casi impensable, la del efecto prismático no pentagonal, ni poligonal, sino circular y desde luego galáctico como alguna vez lo fue esta capilla para dar ordenamiento al ojo y dar luz de lo infinitesimal de lo visible y también a la profanación deconstructiva de la fe.

Álvaro Rodríguez historiador

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Luminiscente de Isabel Gaspar en Purísima Arte Contemporáneo, Tacuba 29, Centro histórico.

[email protected] / @isa.gasparr

DixitRadio – Entrevista a Eli Casasola

No me llamo es un ritual de historias y un ritual de imágenes, Elizabeth Casasola nos comparte un trabajo íntimo y personal, un ensayo sobre las emociones y los cuerpos. No me llamo fue una serie finalista en el International Photography Grant, medalla de oro en Tokyo International Foto Awards y portada de She Shoots films magazine además de haber sido exhibida en Melbourne.

Elizabeth Casasola Maestra en Artes Visuales egresada de la FAD-UNAM

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Errata

Álvaro Rodríguez

Los gestos de corrección son más que reflejos de una conciencia disciplinaria, son sobre todo reparaciones de memoria y consignas frente a la construcción de realidades. Es como Errata se inaugura en una era de la verdad algorítmica y los archivos hipercustodiados.

Este 10 de octubre, la Fundación Antoni Tápies, inaugurará Errata, la exhibición de ocho proyectos de Ariella Aïsha Azoulay quien intervendrá en la gramática imperial de los archivos fotográficos: Enough! Claiming Rights, Natural History of Rape, Master Pieces, Books not in their Right Place, Potencial History of Palestine, Unshowable Photographs-Many Ways not to Say Deportation, Errata-Imperial Publications y Un-Document-Undoing Imperial Plunder [film].

El trabajo de Ariella Azoulay después de Historia Potencial, nos mostró como una narrativa puede ser inscrita en el marco de la ignominia y el exterminio. Azoulay en el ejercicio minucioso de la indagación muestra la manera en la que deben ser interrogados los archivos contemporáneos. La violencia también se inscribe materialmente en el saber, y es como el aparato lingüístico establece un glosario de términos que instituyen la violencia y los lugares comunes, los desprecios, el genocidio y la desaparición.

“Interferir en el conocimiento imperial impreso en los libros, de desaprender las estructuras imperiales de numerosos gestos heredados por académicos, artistas, fotógrafos y conservadores de museos que los utilizan en sus prácticas”

https://fundaciotapies.org/es/exposicio/ariella-aisha-azoulay-errata/

La exposición promete recorrer desde los modos no-imperiales de la cultura archivística, tal y como procedería un impresor avezado en las correcciones y precisiones en el contexto de la propaganda de guerra. Los terrenos que serán explorados son aquellos que definen la segunda mitad del siglo XX: la segunda guerra, la destrucción de palestina y otros proyectos coloniales. El cuidadoso escrutinio de la posición de curadores, jefes de obra, expertos en arte y académicos que han contribuido a fijar y petrificar sensibilidades y discursos desde la narrativa imperial. Azoulay también problematiza el museo como un espacio discursivo donde sus gestores son los principales agentes del dominio cultural y lingüístico.

La reflexión de Azoulay se centra principalmente en las formas no sólo en las que se construye el archivo, sino como el archivo dispone los materiales del pasado para ser leídos de una forma y no de otra, como el archivo se torna un dispensador de fuentes y documentos que se tornan indispensables y ocultan la posibilidad de ser interpelados de diversas formas por los ciudadanos.

Esta cultura imperial de las pruebas documentales parte de la premisa de la sacralización de los objetos, que quedan sellados en el pasado y pasan a ser considerados como “históricos”, o sea donde el mito los cristaliza como incuestionables.

Errata inside en esa sacralidad archivística imperial, y visibiliza aquellos errores derivados de esas afirmaciones sustanciales, extraídas de los documentos “históricos”. La compulsión de los conservadores, los centinelas, los directores de archivos que consideran la preservación de un pasado intacto e inamovible y explotan desde sus posiciones institucionales esa visión imperial del pasado. En el retoque, en la digitalización, en la transformación y la desmaterialización de los documentos, en su obliteración, expurgo y destrucción, Azoulay indaga el estatus selectivo e intocable del conocimiento. Este estatus documental pasa por libros, documentos, fotografías principalmente y obras de arte.

Ariella Azoulay en su filme Un-documented: Undoing Imperial Plunder establece un derecho a revertir el conocimiento imperial y las formas de la violencia constituyente. El régimen imperial que pondera todo Estado nación y pretende separar el tratamiento de los objetos y el maltrato de personas como indocumentadas.

En una doble operación la demanda por el derecho a reconstruir el conocimiento postimperial y decolonial estalla con la inscripción del derecho fundado en aquellos objetos expoliados y saqueados que fueron “bien documentados y registrados”, que sirvieron a generaciones para aprender en las vitrinas de los museos de historia y que restituyen ese derecho a aquellas personas solicitantes de asilo, generalmente indocumentadas de donde provienen dichos objetos “bien documentados”.

Álvaro Rodríguez historiador

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El Cabaret Óptico de Alain Kerriou

Javier Márquez

Dudamos estar en el lugar correcto. Al tener al otro lado de la calle el Teatro Aldama espectacularizado con otro “Tenorio cómico” cotejamos la dirección anotada en el evento de Facebook: Rosas Moreno 68, Col. San Rafael. Lo que teníamos ante nosotros era lo que supusimos como un predio abandonado. Puertas azules herrumbrosas y paredes desgastadas. Tocamos a la puerta principal y está fue abierta por el mismo artista interdisciplinar Alain Kerriou que nos dió la bienvenida al Centro Cultural Rosas Moreno 68.

El Búnker

Nos condujo por un pasillo laberíntico que parecía que decantaría en una pequeña residencia pero, al final del mismo, nos encontramos con un enorme espacio del que alegremente Kerriou nos refirió había sido una fábrica de joyas. Puertas de bóvedas antiguas nos comprobaron lo que él contaba. Nos guío por el Búnker, un espacio para exposiciones, y luego nos encaminó a una pequeña mesa donde nos dieron un vaso de mezcal de cortesía, mismo que nos sirvió la videoartista Yoatzin Balbuena. Desde donde estábamos se podía apreciar en el segundo nivel una pantalla en la que se proyectaba un video alterado en velocidades y, parcialmente, a la coreógrafa y performer Rocío Reyes interactuar con lo que asemejaba un espejo horizontal giratorio que generaba varios reflejos. Gradualmente fueron llegando más invitados que también mostraron fascinación por el lugar. En esa antesala se nos explicó que al final pasarían un sombrero para recaudar una cooperación voluntaria sugerida de $200.

Segundo piso

Se nos guío al segundo nivel donde nos encontramos ante la escultura escénica de Kerriou activada solamente por el reflejo de la proyección de una figuras de vacas que ejecutaba en circuito cerrado Balbuena a nuestras espaldas. Accedió al espacio Reyes y desarrolló su intervención coreográfica utilizando vasos de cristal y potenciando los juegos de reflejos y las perspectivas en la parte más externa de la escultura escénica. Todo esto acompañado por el diseño sonoro en vivo de Alfredo Sánchez. El propio Kerriou utilizó un soplete para calentar los vasos donde luego Reyes sirvió más mezcal para algunos invitados. Ella se introdujo a la pieza. Entonces las imágenes y perspectivas se multiplicaron a partir de más proyecciones a manera de VJ, reflejos y transparencias haciéndonos perder la noción de espacio y expandiendo nuestra percepción al momento.

Lo que apreciamos en Símil y simulacro es una pieza interdisciplinar que atraviesa los trabajos de Athanasius Kircher y el Teatro óptico de Émile Reynaud para reconfigurarlos a partir de la cosmovisión contemporánea y el sincretismo entre una elaborada ingeniería (que a nuestros ojos aparenta sencillez) y tecnología actual. Con ello estimula y apela al imaginario personal y a la subjetividad de cada invitado para que, a la manera del director teatral italiano Romeo Castellucci, este “proyecte en escena sus propios procesos mentales”. Desde una óptica platónica transitan como fantasmas imágenes que bordean los mitos griegos de Ío (aquella amante del dios Zeus convertida en vaca para esconderla de los celos de Hera) y del Minotauro. Lo más potente es que, a través de todo el dispositivo, la Imagen que domina el ámbito del poder simbólico en la actualidad queda reducida a su justa medida de símil y simulacro restituyendo la escena el poder irremplazable del cuerpo y su presencia tanto de los artistas como de los invitados.

Tercer piso

Al finalizar la pieza, se generó un convivio entre todos los presentes y se nos invitó a habitar libremente la escultura escénica. Posteriormente, Kerriou nos llevó a un tercer piso a conocer el estudio de los artistas que ahí trabajan y mostrarnos el suyo donde nos encontramos con los residuos de materiales de la escultura así como con un enorme pizarrón con dibujos y notas filosóficas y escénicas que muestran su más reciente trabajo en desarrollo. A partir de todo lo que sucede antes y después, Símil y simulacro queda desbordada como pieza interdisciplinar para convertirse en una experiencia relacional bastante potente y enriquecedora para el panorama de las artes escénicas. La temporada de activaciones de esta pieza continúa los sábados a las 19:00 hrs. previa reservación.

Javier Márquez

Teatrista multidisciplinario y docente de la FFyL, UNAM y del CMA. Premio Nacional de Dramaturgia Joven GMC 2012. Becario de la FLM 2012-2014, FONCA 2014-2015. Editor fundador de Editorial Antropófagos (www.editorialantropofagos.com.mx) y Director Artístico de Disecciones Teatro. Sus obras han sido publicadas por Dirección de Cultura UNAM, Ediciones el Milagro, Paso de Gato, Ediciones TSP, Fondo Editorial Tierra Adentro, entre otras.

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