DixitRadio – Entrevista a Eli Casasola

No me llamo es un ritual de historias y un ritual de imágenes, Elizabeth Casasola nos comparte un trabajo íntimo y personal, un ensayo sobre las emociones y los cuerpos. No me llamo fue una serie finalista en el International Photography Grant, medalla de oro en Tokyo International Foto Awards y portada de She Shoots films magazine además de haber sido exhibida en Melbourne.

Elizabeth Casasola Maestra en Artes Visuales egresada de la FAD-UNAM

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Errata

Álvaro Rodríguez

Los gestos de corrección son más que reflejos de una conciencia disciplinaria, son sobre todo reparaciones de memoria y consignas frente a la construcción de realidades. Es como Errata se inaugura en una era de la verdad algorítmica y los archivos hipercustodiados.

Este 10 de octubre, la Fundación Antoni Tápies, inaugurará Errata, la exhibición de ocho proyectos de Ariella Aïsha Azoulay quien intervendrá en la gramática imperial de los archivos fotográficos: Enough! Claiming Rights, Natural History of Rape, Master Pieces, Books not in their Right Place, Potencial History of Palestine, Unshowable Photographs-Many Ways not to Say Deportation, Errata-Imperial Publications y Un-Document-Undoing Imperial Plunder [film].

El trabajo de Ariella Azoulay después de Historia Potencial, nos mostró como una narrativa puede ser inscrita en el marco de la ignominia y el exterminio. Azoulay en el ejercicio minucioso de la indagación muestra la manera en la que deben ser interrogados los archivos contemporáneos. La violencia también se inscribe materialmente en el saber, y es como el aparato lingüístico establece un glosario de términos que instituyen la violencia y los lugares comunes, los desprecios, el genocidio y la desaparición.

“Interferir en el conocimiento imperial impreso en los libros, de desaprender las estructuras imperiales de numerosos gestos heredados por académicos, artistas, fotógrafos y conservadores de museos que los utilizan en sus prácticas”

https://fundaciotapies.org/es/exposicio/ariella-aisha-azoulay-errata/

La exposición promete recorrer desde los modos no-imperiales de la cultura archivística, tal y como procedería un impresor avezado en las correcciones y precisiones en el contexto de la propaganda de guerra. Los terrenos que serán explorados son aquellos que definen la segunda mitad del siglo XX: la segunda guerra, la destrucción de palestina y otros proyectos coloniales. El cuidadoso escrutinio de la posición de curadores, jefes de obra, expertos en arte y académicos que han contribuido a fijar y petrificar sensibilidades y discursos desde la narrativa imperial. Azoulay también problematiza el museo como un espacio discursivo donde sus gestores son los principales agentes del dominio cultural y lingüístico.

La reflexión de Azoulay se centra principalmente en las formas no sólo en las que se construye el archivo, sino como el archivo dispone los materiales del pasado para ser leídos de una forma y no de otra, como el archivo se torna un dispensador de fuentes y documentos que se tornan indispensables y ocultan la posibilidad de ser interpelados de diversas formas por los ciudadanos.

Esta cultura imperial de las pruebas documentales parte de la premisa de la sacralización de los objetos, que quedan sellados en el pasado y pasan a ser considerados como “históricos”, o sea donde el mito los cristaliza como incuestionables.

Errata inside en esa sacralidad archivística imperial, y visibiliza aquellos errores derivados de esas afirmaciones sustanciales, extraídas de los documentos “históricos”. La compulsión de los conservadores, los centinelas, los directores de archivos que consideran la preservación de un pasado intacto e inamovible y explotan desde sus posiciones institucionales esa visión imperial del pasado. En el retoque, en la digitalización, en la transformación y la desmaterialización de los documentos, en su obliteración, expurgo y destrucción, Azoulay indaga el estatus selectivo e intocable del conocimiento. Este estatus documental pasa por libros, documentos, fotografías principalmente y obras de arte.

Ariella Azoulay en su filme Un-documented: Undoing Imperial Plunder establece un derecho a revertir el conocimiento imperial y las formas de la violencia constituyente. El régimen imperial que pondera todo Estado nación y pretende separar el tratamiento de los objetos y el maltrato de personas como indocumentadas.

En una doble operación la demanda por el derecho a reconstruir el conocimiento postimperial y decolonial estalla con la inscripción del derecho fundado en aquellos objetos expoliados y saqueados que fueron “bien documentados y registrados”, que sirvieron a generaciones para aprender en las vitrinas de los museos de historia y que restituyen ese derecho a aquellas personas solicitantes de asilo, generalmente indocumentadas de donde provienen dichos objetos “bien documentados”.

Álvaro Rodríguez historiador

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Las pistas y los atuendos

Álvaro Rodríguez

La violencia con la que se han desenvuelto los periodos guberna-mentales han prolongado una cultura visual con algunos precedentes, pero nunca de los alcances de comunicación que hemos visto hasta nuestros días. De hechos de sangre y sensacionalismo, hemos transitado por la estetización del terror hasta la factura de lenguajes del miedo y la parálisis psicológica.

No así, los fotoreporteros y artistas visuales no han dejado de producir piezas que son profundamente críticas con el contexto y altamente reflexivas sobre la labor investigativa que debemos construir como sociedades complejas ante un desprecio por la construcción de un verdadero aparato de justicia. 

Expos y galerías

Me gustaría mencionar que para entender por ejemplo la serie fotográfica que desclasificó el año pasado la fiscalía de Veracruz, podríamos echar mano del trabajo de Fred Ramos: The Last Outfit of The Missing, donde se pueden atisbar los restos del atuendo como unidades de índice y de guía en las búsquedas de desaparecidos.

Esta semana en NY en la galería Apexart, discuten los prolongados mecanismos de la investigación judicial, los mismos que han usado para la incriminación, The Criminal Type, curada por Elizabeth Breiner se presentará hasta el 26 de octubre de este año. Y próximamente en los archivos nacionales franceses, le rendirán una retrospectiva a Alphonse Bertillon quien estableciera las pautas para los nuevos rumbos de la criminología moderna y la formación de las policías científicas, con La science a la poursuite du crime, Alphonse Bertillon. Pionnier des experts policiers, curada por Pierre Piazza.

Debemos poner atención al culto de los atuendos, porque cuando los poderosos se disfrazan de menesterosos, hay una cola que les está pisando el sabueso de Baskerville no por menesterosos.

Álvaro Rodríguez historiador

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Un animal agoniza

Miguel G. Álvarez

En el año de 1988 en los altos de Chiapas, Marco Antonio Cruz desarrollaba una investigación sobre la ceguera, uno de sus fotodocumentales más amplios e importantes de su carrera como fotógrafo, trabajo que publicó en Habitar la Oscuridad (2011). En ese contexto, Marco Antonio presenció una trágica escena. Después de la jornada y de vuelta a San Cristóbal de las Casas, impresionado al ver tirado en la calle, un caballo agonizando que había sido atropellado recientemente, Cruz bajó del taxi en el que viajaba y realizó esta fotografía. Una familia de campesinos dueños del animal, habían abandonado a su caballo a plena luz del día. Marco Antonio estuvo junto al caballo por quince minutos, acompañándolo.

La fotografía del caballo

La fotografía del caballo agonizante de Cruz, que publicó en Bestiario I (CONACULTA, 2014), es una imagen que la relaciono con una pieza cinematográfica magistral, El Caballo de Turín (2011), del cineasta Béla Tarr. En esta película, el húngaro descomprime una historia de la miseria humana, historia que se entrecruza con la anécdota en la que el filósofo nihilista, Frederich Nietzsche, al ver a un hombre golpear fuertemente a su caballo atado a una carreta, se lanzó sobre el lomo del animal para impedir que los impactos del fuete lo siguieran lastimando.

La fotografía de Cruz también agita mi memoria cinéfila y me remite a una secuencia de la película Un toque de violencia (2013), del director chino Jia Zhang-Ke, en la que un hombre golpea sin misericordia a su equino, hasta que uno de los personajes principales de una de las cuatro historias que desarrolla este genial filme, se acerca a la escena y con un arma de fuego, mata al hombre a quemarropa, liberando al animal de ser golpeado.

Somos lo único que poseemos

¿Qué nos motiva a abandonar a un animal que agoniza en medio de la nada y el polvo o a golpearlos sin misericordia?, o ¿Qué nos motiva a defenderlos con nuestro propio cuerpo, acompañarlos, cuidarlos y procurarles una existencia digna? El humano, decía Nietzsche, es el puente entre el animal y el sobre-humano (übermensch). Interpreto esta imagen-concepto del filósofo alemán, no como una diferencia de escalas o grados entre almas (dignitas), propuesta por Tomás de Aquino, concepto que derivó por incorrectas interpretaciones, en los grados ontológicos y epistemológicos cartesianos; sino desde la inmanencia del cuerpo: somos lo que único que poseemos, en tanto potencialidad y materialidad.

El sobre-humano que propone el filósofo alemán, desde mi punto de vista, tiene que ver en la aceptación de nuestra condición animal, es decir, cuerpos sensibles y afectivos en relación con otros cuerpos en las mismas condiciones. Crear diferencias ficticias al respecto es vivir en un estado delirante y miserable. Continuará…

Miguel G. Álvarez historiador, editor de la Revista Luna Córnea del Centro de la Imagen

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Porque aunque parezca imposible, “lo increíble es la verdad”

Álvaro Rodríguez

Con esta frase, Catch As Catch Can-Jean Sebastien Ruyer intitula una de sus fabulosas series de litografías ficcionales hoy expuestas en el museo de arte contemporáneo de Querétaro.

La ficción es aquello de lo que la verdad no debería desprenderse

Próximamente el Gimnasio de Arte abrirá un curso dedicado a las visualidades forenses, la importancia del tal curso es brindarle a sus miembros una mirada de lo que se ha venido construyendo desde la gran ficción histórica llamada la verdad histórica de Murillo Karam, una puesta en escena de la simulación de los procesos indiciales de rigor en campo, con los que se puede abominar una investigación.

Con la exposición de Forensic Architecture en el Muac, el muro de la verdad, dispositivo de 25 metros donde se representó la línea del tiempo de los hechos ocurridos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala Guerrero, se extienden las piezas en las salas de arte y los performances. Una actualización de este mural que puede ser consultado en la página de Forensic Architecture y también en la Plataforma Ayotzinapa de la que se desprendió, es sin duda el muro constituido de piezas de lego del artista Ai Wei Wei también en el MUAC.

Tras las pistas de los encubridores

Un break news reciente de Segob, es que Murillo Karam será llamado a comparecer ante los tribunales de la fiscalía, lo que dejó en materia administrativa este funcionario fue literalmente un basurero de líneas de investigación que por su factura no escapan a la investigación misma. Los casi 90 documentos digitalizados que en su momento desclasificó la PGR y que se traducen en miles de fojas, se sostienen de copias ilegibles y obliteradas, imposible de leerlas, con imágenes sin protocolos serios de registro y con un sinnúmero de alteraciones, todo ello sabido y analizado por la EAAF,GIEI y FA.

Veremos si Murillo Karam podrá ponerse una peluca de hippie o una gorra de rapero para librar a la interpol.

Álvaro Rodríguez historiador

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Irrumpe el bookstagram La Editora

Elizabeth Casasola

En julio de este año inició el blog y bookstagram @laeditoralee. Es un espacio donde fotógrafos internacionales son invitados a postear durante una semana sus fotolibros o libros de arte favoritos o aquellos que utilizan para sus proyectos. Hasta el momento han participado autores mexicanos, españoles, brasileños y rusos, como Manuel Parra, Oskar Alvarado, Joaquín Arteaga, Aldebarán Solares y Xavier Tavera, entre otros.

Esta iniciativa también muestra el trabajo de los mismos participantes y sus actividades en torno a la fotografía. También se postean convocatorias de fotolibros y se muestran algunas bibliotecas y editoriales especializadas en el fotolibro como en caso de Noord que esta semana está haciendo los reviews.

¿Y dónde se puede leer La Editora?

En el blog laeditoralee.tumblr.com podrán encontrar un acceso a google drive donde los distintos participantes han dejado algunos libros en pdf para compartir con el público, con el fin de crear una biblioteca digital. Ya podemos encontrar materiales utilizados en distintos talleres de fotografía que han ido reuniendo los artistas a lo largo de sus estudios, algunos del Centro de la Imagen y del CENART.

Elizabeth Casasola        Artista visual fundadora de La Editora

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Fotógrafo César Flores y su serie Enmascarada

Miguel G. Álvarez

En un anterior ensayo fotográfico al que César Flores (Ciudad de México, 1972), junto con Gabriella Gómez-Mont titularon La Sociedad del Espectáculo (2003), serie que da cuenta del complejo intercambio de tradición y mercancías, de una cartografía del mundo de la lucha libre, de las relaciones que tejen día a día las personas que están vinculadas orgánicamente al universo de las luchas en la Arena México. Una de las series de César Flores que devienen del mundo de la lucha libre, se llama Enmascarada (2014).

Véase también Divagaciones alrededor de un Álbum. (Luna Córnea, 27, Lucha Libre, pp. 127-131).

Este ensayo fotográfico inicia en el estudio-casa de César Flores, ubicado en una geografía citadina cerca del centro de la ciudad de México, lugar al que asistieron algunas mujeres a retratarse por invitación del mismo fotógrafo o por la red de amistades entre las “modelos”.  La mayoría de los retratos se hicieron en un ciclorama en donde el fondo blanco o negro anunciaba un no-lugar, un cierto vacío que dislocaba el contexto de las mujeres siendo así reemplazado por el universo de la máscara y el cuerpo.El espacio vacío o anulado del fondo del retrato es desplazado, materializado y cohesionado en el cuerpo desnudo y en el rostro enmascarado. Advertir esa posición del fotógrafo en la mirada del observador, conlleva a iniciar un recorrido a partir del primer espacio que experimentamos, el cuerpo, en el que ocurre la formación de una identidad o una personalidad. Una pregunta que detona en Enmascarada, es:

¿dónde se construye la identidad: en el cuerpo, en el rostro, en la máscara, en la mirada, en el otro?  ¿Y qué tan auténtica, singular e íntima es dicha identidad?

A manera de ejercicio, pensemos el término identidad como la unión armoniosa o violenta entre un interior y un exterior.

La máscara como rostro

La genealogía del retrato fotográfico supone una pose o un gesto deliberado del retratado, que es configurado (controlado) por el fotógrafo, es decir, que la aparición del retrato va unida a una personalidad (máscara): es la representación de una representación. En el retrato fotográfico así como el de la pintura, la imagen es sólo un indicio y pretexto de las dimensiones y complejidades que encierra el rostro y el cuerpo. Su representación asume una condición de impenetrabilidad, lo que asegura una zona de libertad o una intimidad no expuesta.

En Enmascarada, César Flores, registra a un cuerpo que se apropia de su propio espacio, en el que se expresa una cierta autenticidad, conexión y genuina identidad de la retratada.

Se anuncia la huella de un universo único interior que alcanza a dibujarse en el exterior. La pose se transforma en posición.

El rostro enmascarado desarticula al cuerpo, y lo posiciona en un espacio primitivo de su animalidad. En este sentido, el cuerpo en su animalidad posiciona al rostro en su carácter más íntimo: en la mirada. En este juego de intercambios, la máscara, como portadora de todos los signos y símbolos culturales, que los afirma y niega al mismo tiempo, que los muestra y los oculta, le da al cuerpo el sentido de lo sagrado o lo singular. Así, el rostro enmascarado recupera una intimidad primitiva que rebasa cualquier esquema o estereotipo social como el del género, al igual que el cuerpo se ve envuelto en una esfera de sacralidad ancestral recuperada.

Identidad y desnudo

En esta serie de retratos el cuestionamiento de la identidad también está involucrado con el problema de la reproducción fotográfica. En esta era tecnológica, la imagen-mercancía se ha ido adelgazando en su materialidad a tal punto de ser anulada. Esto implica una alteración de la identidad del objeto fotográfico, ya que el la fotografía no se puede limitar únicamente a la imagen.

Pensemos en los daguerrotipos o los ferrotipos, piezas únicas a los que en algunos casos eran coloreados a mano los cuales tenían un relación física o material con el mundo, simplemente por el peso de sus cuerpos. ¿Qué es la fotografía sin imagen? ¿Qué es la fotografía sin materia? Atendiendo también a estas cuestiones César Flores crea técnicamente la serie Enmascarada que por medio de una cámara digital lleva a la imagen reproducida a un soporte de gran calidad material y la colorea haciendo de cada retrato una pieza única. 

Este ejercicio o ritual de recuperación de una identidad fotográfica entre imagen y materia se columpia intermitentemente con el problema de la identidad del objeto fotografiado que amarra un lazo de tensión entre la máscara y cuerpo desnudo.

Miguel G. Álvarez historiador, editor de la Revista Luna Córnea del Centro de la Imagen

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Festividades patrias de la comunidad mexicana en Estados Unidos

José Franco Aguilar

Las festividades patrias del 15 de septiembre exhiben una conmemoración significativa celebrada por la comunidad mexicana en Estados Unidos. Esta fecha se convierte en la oportunidad para mostrar la identidad nacional, lugares icónicos “en las calles, parques y centros culturales de distintas partes del país como en Santa Ana, Los Angeles, Nueva York, Houston o Chicago”.

El día nacional de los mexicanos, una celebración incomoda

En un contexto enmarcado en un discurso racista manifiesto, del presidente estadounidense, las celebraciones mexicanas exaltan comunidad y fraternidad en torno a la patria imaginada, “distante e inasible”. Estas festividades actúan como contrapeso de la perorata de Trump, pero también como una expresión nacionalista que enuncia mayor exaltación a la distancia. Lo anterior, congruente con los resultados de “una reciente encuesta publicada en México por el periódico El Financiero”, que muestra que la mayoría de los mexicanos que viven a mayor distancia de la Ciudad de México “experimentan un fervor nacionalista más acentuado”.

Todos los días, son de los mexicanos

Las remesas no dejan de ser la principal entrada de dinero al país, así lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su discurso del primer informe de gobierno, el 1 de septiembre, la importancia de la mano de obra, pero también de los radicados en la unión americana establece un vínculo indisociable con nuestro país. La riqueza latinoamericana también se mueve más arriba de nuestra frontera, así que no nos sorprende que las ranflas y los lowrider se pasean en los desfiles para conmemorar por triple el 15 de septiembre, como el 20 de noviembre o el 5 de mayo, por una población no sólo mexicana, sino americana que se une a los festejos. La gastronomía es una economía soberana y muy instalada en las principales ciudades de los Estados Unidos, sin mencionar una mano calificada en el sector de la industria de los alimentos y del armado automotriz por citar sólo algunos.

En este contexto confluyen sentimientos patrióticos, discurso antiinmigrante, nostalgia e identidades híbridas. Lo cual es motivo de una realidad particular, caracterizada por el carácter transnacional de la sociedad mexicoamericana. Donde el deseo de consumo de los migrantes por productos “típicos” permite el florecimiento en Estados Unidos de una economía dedicada a satisfacer la nostalgia de los mexicanos que celebran su independencia en un territorio extranjero que los concibe como extraños.

José Franco Aguilar es Doctor en Antropología Social por la UNAM

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