El camino del héroe

El Borrador

Viví en el SENAME hasta hace unos pocos años, y cuando comenzó el estallido social me dieron ganas de quemarlo todo.
Robé, varias veces, en la calle y en casas, sabía que lo que hacía era malo, pero ya tenía quince años, nadie iba a venir a rescatarme, me las tuve que rasgar, solo. Pensé en trabajar, pero sinceramente las ganas de ver arder todo siempre me llamó mas la atención.

Todo cambió para mí cuando llegó un niño de seis años, con el Javier decidimos adoptarlo y llevarlo por el camino del bien, que no fuera como nosotros, que aún tenía oportunidad, que alguna familia se lo llevaría, que estudiara, que se preparara cuando saliera ¿Y para qué? Un día simplemente desapareció. Nunca me compré el asunto de su adopción, sus cosas todavía seguían en su pieza, él se hubiese despedido de nosotros, pero no, se fue.
Una noche preguntamos por él, sabiendo que algo raro había pasado. Finalmente nos llevaron donde supuestamente estaba, ahí fue cuando de la nada me desvanecí en el suelo. Cuando desperté, me vi en un lugar que parecía hospital por dentro, me costó moverme, miré a mi lado y el Javier con los ojos cerrados, y a mí otro lado otro niño del Sename a quien le raspaban el estómago con una navaja. Me embargó el miedo, no sabía si hacerme el dormido o escapar. A los minutos el tipo salió de la sala y me paré, lo más rápido que pude, un tanto mareado y tomé al Javier, pero este no despertaba, su cuerpo pesaba. Comenzaron a buscarnos, y yo, meándome, literalmente, llorando, le pedía a mi amigo que despertara, pero este nunca lo hizo. Me arranqué, sin él.

Llegué a Calama desde Santiago, pidiendo plata, quedándome en la calle, pasando hambre y frío. Pero un día alguien tuvo la gentileza de recogerme, un abuelo. Me llevó hasta su casa, sinceramente pensé que iba a abusar de mi y que esa sería mi forma de pago a cambio de comida y techo, mi vida era tan rata que estaba dispuesto a entregarme, pero no, él solo quería ayudarme y nunca me dijo por qué. El viejo estaba loco, decía que era cinturón negro, siempre me pedía que le pegara combos en la guata y la ponía dura como fierro, yo le puse el “Maestro Rochi” como el de Dragon Ball, mas encima era califa, se parecía caleta. Armó unas pesas con tarros de leche y cemento con las que me tuvo haciendo levantamiento de brazos. Me enseñó a como pegar tres golpes con un movimiento, a defenderme en la calle y en la vida, me hizo leer, a bajar la rabia, a contenerme, y por sobre todo me enseñó a llorar.
El Viejo Rochi me tuvo como 4 años en su casa y yo más encima le llevaba un vino de regalo gracias a una propina que recibí como empaque en un supermercado, pero ahí estaba, colgado en su pieza, con una sábana de su cama, una carta de embargo, y el recibo de la plata de la jubilación del banco.

Solo, de nuevo. Triste, lo extraño.

Volví a Santiago, dormí en la calle, y caminé por las avenidas buscando una oportunidad, pero algo muy raro sucedía, la gente estaba sin metro. Por primera vez vi que las personas se miraban a la cara en aquel viernes y conversaba el uno con el otro.
La noche del cacerolazo y yo sonreía, hasta que salieron los militares y no tenía donde irme. Escapé, mientras golpeaban como perros a los vagabundos, sin razón alguna, si aparecía un tanque tenía que agacharme detrás de un árbol. Pero no me duró mucho, un carabinero me apuntó con una pistola, me pidió los antecedentes, mil rollos en mi cabeza y lo decidí, pues el viejo Rochi me había enseñado lo suficiente para poder acabar con aquel tipo en dos segundos. Lo dejé en el suelo, aturdido. Corrí, muchos de ellos me perseguían, pero logré meterme en un colegio donde me escondí, donde cada vez que llegaba el toque de queda yo volvía.

Las marchas en las tardes, la gente que se multiplicaba, el humo a lo lejos, las lacrimógenas sin razón y el murmullo de torturas que se escuchaban.
Un grito desesperado de un señor, alguien quería destruir su pequeño negocio, entré para buscar al tipo, pensé en algún infiltrado, porque ningún civil con dos dedos de frente haría algo como eso… pero no, la sorpresa mayúscula: Javier. Ambos nos miramos, y nos reconocimos de inmediato, este tomó un par de cosas del local y comenzó a correr, fui detrás de él, varias calles más allá lo alcancé. Lo abracé, le pedí perdón, pero su rostro no era el mismo que alguna vez conocí.

– ¿Qué te hicieron?

Se levantó la polera y me mostró una cicatriz.

– Me falta un riñón ¿Te acordái del pendejo que adoptamos la otra vez? A ese lo desarmaron entero, como un auto recién robado. Vírate, loco. Se nota que estái cambiado, no eres como yo.

Lo vi marcharse, mientras me caían las lágrimas y la rabia me consumía. A Javier seguramente lo encontraré nuevamente y no será lo mismo que antes. Pensé en quemarlo todo, como dije al principio, pero ya no estoy de su lado, aunque lo comprenda.

Miré hacia atrás, observé a la multitud escapando de la yuta, y a jóvenes como yo perdiendo la vista por perdigones. No puedo quedarme sin hacer nada. Por el Rochi que terminó con él mismo por la falta de dignidad, por los niños que aún están en el Sename, he decidido taparme el rostro con mi polera, recoger una señalética en medio del caos y acompañarlos en este largo camino.

Soy el grito pidiendo justicia.
Soy la pañoleta que cubrirá tu cara.
Soy la piedra que lanzarás.

Soy PareMan.

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“El camino del héroe”

El Borrador
Instagram del autor y sus cuentos: @elborradoroficial

Soy PareMan. Foto: @periodistafurioso

¿El derrumbe de la estatua?

Álvaro Rodríguez

La enorme aportación del museo universitario de arte contemporáneo de la UNAM en la formación de públicos es incontestable. Sería imposible nombrar aquí en lo que lleva de vida el recinto, la ingente cantidad de exposiciones, temas y dispositivos museográficos puestos a prueba en sus interiores. Otra enorme aportación de su labor es educativa y de mediación con sus públicos. Su inteligencia inicial de poner a disposición sus catálogos en formato electrónico resulta de un compromiso sin parangón en el continente, con la formación de un centro de documentación especializado en arte contemporáneo y con una abierta difusión electrónica de sus catálogos, no sólo para su venta en físico que claramente vale mucho la pena adquirir, el Museo es más que un proyecto cultural, es una casa de formación para la crítica y la producción artística. En esta tesitura convengamos en comentar una exposición y un catálogo que ayuda a entender el paso de lo que José Luis Barrios en El derrumbe de la estatua, ha llamado “lo conmemorativo” hacia las prácticas de transformación de esos artefactos llamados monumentos.

El texto curatorial para la exposición del mismo nombre tuvo lugar en el MUAC y es de una actualidad muy evidente en el contexto de las manifestaciones feministas en el espacio público. Este catálogo debería ser leído aquí y allá, y casi procurar su distribución en librerías de Taibo II para darle visibilidad a la crítica de las empresas y políticas del Estado que se ocupan de dominar el espacio público desde hace más de un siglo, en un espíritu conmemorativo y de celebración. El derrumbe de la estatua supone una negociación democrática por establecer un debate sobre el estatuto del espacio público, su ocupación y su simbolización. También a través de la intervención se pone en juego la legitimidad de quién debería y tendría el derecho a ocupar los espacios de memoria, los imaginarios políticos y los símbolos del régimen. Para una generación milenial que creció con el MUAC, el derrumbe de los monumentos obedece a un derecho de accionar con soberana libertad el espacio público a través de:

“la intervención, situación y acción como crítica y derrumbe de monumentos, ya sean imaginarios, simbólicos o reales”…

Jose Luis Barrios, El derrumbe de la estatua, Folio, MUAC-UNAM, p.14.

…un espacio lleno de estatuas y monumentos producto de una historia patriarcal que le habla a los caudillos y a los patriarcas que nacieron y vivieron en el porfiriato y la revolución mexicana, personajes que caen uno a uno en esta era de la hiperconexión desideologizada o construida por valores distintos al orden y al progreso decimonónico.

¿Por qué molesta tanto las acciones y las intervenciones a mausoleos y cementerios del pasado?, porque en ellos lo que se conserva y se preserva es el imaginario del régimen, el patrimonio del Estado basado en piedras sepulcrales y prístinas que custodian el mito falocrático y fundacional de la nación. Esta monumental ciudad es el adversario epistémico que están enfrentando las mujeres en su andar cotidiano, en su posicionamiento político, en sus demandas ciudadanas de respeto. Es con el derrumbe de estos símbolos, a los que de modo irrenunciable el ciudadano tendría que contestarle a la violencia sistémica del Estado.

La desaparición, el acoso y la violación son símbolos implícitos de estos mármoles blancos, de estos laureles y fascios que ornamentan las beneméritas glorias de la historia de bronce de un país colonizado, emancipados de sus colonizadores y doblegado y aplastado por sus gobernantes.

Frente a ello, la reacción de amplios sectores, incluidas algunas mujeres convencidas de la función de patriarcado denostan la protesta, la intervención a esos hitos fundacionales del poder y desacreditan toda crítica que pueda darle voz a la discrepancia y al repudio de las estructuras perpetradoras de la violación al cuerpo político femenino. En buena medida si el movimiento feminista sabe accionar estéticamente en el espacio público es porque alguna repercusión en la teoría como en la práctica está siendo críticamente leída y perfectamente aplicada bajo el lema: “en México como entre las naciones el respeto al cuerpo ajeno es la paz y si no, la guerra”.

Álvaro Rodríguez es historiador

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El fuego del silencio

Erick Tool

A través de los siglos hemos aprendido que la barbarie del poder va acompañada de la ignorancia, del ego y del yugo de unos cuantos sociópatas que desafortunadamente llegan al poder ya sea porque tienen un capital privilegiado o porque su ascender hacia la alta burguesía fue por hacer favores sin tener escrúpulos, ni conmiseraciones hacia el prójimo humano, animal o natural, es decir llegaron a la cima del poder por corruptos.

Para nuestra mala suerte parece que la historia sólo queda para ser guardada e ignorada por este tipo de personalidades ricas y corruptas con ansias de poder, poder y dinero que no se llevarán a la tumba pero que su mente pequeña y obtusa ignora.

Miedo al pensamiento

El Papiru de Ipuur, la fortaleza de los espíritus en Persépolis, la biblioteca de Alejandría, la biblioteca de la Residencia de los Papas en Letrán, la biblioteca imperial en Constantinopla, la biblioteca de la Madraza en Granada, la biblioteca Nacional del Perú, la biblioteca Nacional de Sarajevo, la biblioteca Nacional de Irak y el museo nacional de Río de Janeiro, todos estos recintos fueron quemados por gobiernos autoritarios con el temor de que el pueblo piense por sí mismo.

Fahrenheit 451

La actualidad de este clásico es indiscutible, Bradbury se refiere a un mundo donde los libros son peligrosos y por ende deben ser quemados, en esta obra maestra de la ciencia ficción política aparecen seis personajes principales y cada uno representa un punto importante de nuestra sociedad.

Guy Montag: Es un sujeto no mayor de 40 años, no es un personaje ordinario pues esconde libros y eso lo hace ser un corrupto a pesar de que nosotros, los lectores sabemos que no lo es, en el mundo de Bradbury, así se le ve.

Capitán Beatty: El jefe de los bomberos, el orquestador de las quemas de libros, el representante de la ley aún así, en algún momento era similar a Guy incluso en toda la historia se la pasa dando referencias a libros y pasajes históricos de la humanidad, es un desgraciado cultureta que termino siendo el perro fiel del sistema.

Profesor Faber: Está resignado aunque lo entristece saber que los libros ya no llaman la atención de nadie para eso están las pantallas para entretener, es cobarde y prefiere mantener un perfil bajo.

Mildred Montag: Representa el ciudadano ordinario ese que se conforma con lo que dice el Televisor, es ese personaje que utiliza el suicidio para justificar el miedo a la existencia, al ir por más, es la representación de esa parte del pueblo sumiso y conformista.

Clarisse McClellan: Ella parece que es la extraña del grupo pero en realidad es la conciencia, aquella que te susurra un inconformismo, es como un libro de filosofía, es lo prohibido por eso su destino en la novela es incierto, ella es una pregunta constante.

Granger: Este personaje representa la esperanza que hay en la humanidad es valiente y astuto, y a pesar de que su mundo es destruido, él encuentra la manera de sobrevivir, él sabe y nos hace saber que el mundo tiene un ciclo por cumplir como todo en la vida, hay un momento de luz y hay un momento de oscuridad.

La gran Lección o ¿por qué los libros son peligrosos en Latinoamérica?

Una lección importante para un lector en reconocimiento de Fahrenheit 451, es que nos recuerda que no es importante lo que se escriba en un libro sino las preguntas que el libro despierta y eso nos conduce a nuestro devenir como seres racionales y libres.

Actualmente Brasil y otros países hermanos como Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile y Haití sufren cambios políticos y parece que el totalitarismo es el común denominador y la puerta de entrada a ese dudoso pero trágico régimen que ha mostrado ser el neoliberalismo y su gran fracaso con la democracia, idea política y utópica que siempre se ha visto mermada por la ambición e ignorancia tanto de gobernantes como de empresarios.

Al parecer si al mundo se le terminaran sus recursos naturales gobernantes como empresarios sobrevivirían comiendo residuos y respirando metales y CO2, intentando el exilio posthumano.

En este nuevo siglo, el continente latinoamericano vive un neo-oscurantismo donde tristemente la población está sufriendo el embate de la ambición y el fanatismo religioso, de persecución, racismo y censura; Brasil, Chile, Bolivia y ahora Colombia son un espejo donde sus gobernantes para justificar su intolerancia se refugian en la Biblia igual como lo hicieron los cruzados en su momento, de mismo modo que lo hizo el Capitán Beatty pero lo que realmente los mueve es la locura del control y del poder.

Así, que dejaré algunas sugerencias lectivas espero que podamos despabilarnos de lo que ocurre y dejemos a un lado los distractores, que tomemos por más tiempo un libro, adoptemos un gesto de estar más con nosotros mismos y dejemos de evadirnos, que seamos más humanos y menos internautas en un sentido de enajenación hiperconectada.

Propongo que regresemos a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, que revisemos nuevamente las bases de los contratos sociales en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad de los hombres de Jean Jacob Rosseau, recentrémonos en las reflexiones de Nietzsche en Humano demasiado humano. Que nos actualicemos en Los orígenes del neoliberalismo en México de María Eugenia Romero Sotelo, echemos un ojo al Neoliberalismo en América Latina de Luis Rojas Villagra. Otro clásico para revisar las categorías que hoy se tornan insuficientes Liberalismo y democracia de Norberto Bobbio y finalmente Los orígenes del totalitarismo de Hanna Arendt.

Erick Tool es periodista underground, melómano y bibliófilo

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Incendio de Alejandría

Paseo por el limbo

Emilio Fuentes

Hablar de la manicomización y la locura resulta complejo, comenzando por la definición que han dado diferentes organismos e instituciones que la han definido  como discapacidad psicosocial, como es el caso de la organización Voz Pro Salud Mental que la define como:

 “la inhabilidad de poder interactuar con la sociedad de forma aceptable culturalmente, careciendo de habilidades para interactuar con otros de forma eficiente y congruente

Por consiguiente, aquella persona que sea diagnosticada con estas características deberá seguir un tratamiento en alguna institución psiquiátrica, (antes manicomio) que actualmente sigue reproduciendo estigmas que impiden el acceso a una vida digna, pues a través del disciplinamiento corporal se pretende que los usuarios se rehabiliten, resultado de un ejercicio que los despoja de su voz y sus derechos. Y pese a tener una Organización Mundial de la Salud es que se refiere a la sociedad y al entorno urbano como a las “limitaciones” que impiden tener una vida digna a este grupo, refiriéndose al modelo social de la discapacidad, la situación de estas personas no ha cambiado en años.

El ejemplo más claro es la obra de Jorge Mejía, quien a través de Paseo por el Limbo nos presenta una investigación realizada desde el año 2009, que a modo de denuncia,

“muestra fotográficamente la cotidianidad de diferentes personas al interior de instituciones psiquiátricas en la Ciudad de México”.

La inauguración de Paseo por el Limbo se llevará a cabo el jueves 14 de noviembre a las 18:30 horas en el Museo Archivo de la Fotografía. El trabajo de Mejía nos invita a reflexionar acerca de este tema poco abordado en recintos fotográficos, pero sobre todo,

“muestra  la situación de un sin número de personas que han pasado y siguen en estos espacios de encierro”

Una exposición que valdrá la pena ver, en la medida en la que el museo sea un verdadero espacio de visibilización de proyectos así de relevantes.

Finalmente comparto una Carta a los directores de asilos de locos, escrita en 1925, por Antonine Artaud.

Emilio Fuentes es antropólogo por la ENAH y miembro del Colectivo La Lata

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Mi sentir y pensar

Aurelia Canelas

Los últimos hechos me han terminado de convencer que ya estoy muy vieja, no solamente por lo que me ha tocado vivir en cuerpo, sino también por la memoria de mi padre y mi madre.

Me queda en la memoria los relatos que mi viejo me hacía de su vida como pongo de una hacienda en Tupiza, la prohibición de hablar quechua porque era un idioma que sólo te llevaba al atraso, su alegría en el 52… me queda también los relatos de mi madre en la masacre de la noche de San Juan en Catavi y Siglo XX, por eso ahora al escuchar los aviones militares me hizo apagar la luz y poner colchones en las ventanas. He pasado la dictadura de García Mesa, recuerdo aún los planfletos que mi papá escondía y alguno que otro universitario que se quedaba bajo la cama de la habitación en la que todos dormíamos. Muy joven y como parte de la Cruz Roja fui parte del comité de abastecimiento de la Gran Marcha por la Vida el 85, vi llorar a los mineros de regreso y destrozar la vanguardia minera.

Años más tarde como dirigente estudiantil me plegué a la gran Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad, ahí conocí a Evo Morales, Fernando Untoja y otros dirigentes, estuve en varios congresos cuando se intentaba construir el Instrumento Político del MAS y he acompañado al menos dos marchas de los cocaleros, he tenido el honor de marchar con Leonida Zurita y otras valerosas mujeres cocaleras, he compartido con ellas la angustia de dejar a nuestras wawas al cuidado de alguien, así que se bien que la foto de Morales de su última noche en el Chaparé es cualquier cosa, las hermanas le guardaban siempre la única cama que encontrábamos donde nos tocaba dormir, porque al hermano Evo siempre se le cuidaba.

Como parte de Derechos Humanos, me ha tocado estar en Patacamaya durante la guerra del gas, el mismo día que llegaban los mineros y estar presente cuando las avionetas sobrevolaban y mataban al menos a dos, he visto sus cuerpos inertes y la rabia y la impotencia de todas y todos… he odiado a los milicos y pacos siempre.

He sido parte de la fundación del Consejo Nacional de Ayllus y Markas de Qullasuyo (CONAMAQ) y he marchado con mis hermanos y hermanas por la nueva constitución y he llorado con ellos el día de su aprobación… de igual manera he participado activamente de VIII Marcha Indígena en contra la carretera por el TIPNIS, he visto a mis hermanos y hermanas ser golpeados, amedrentados, ninguneados… igual he visto como destrozaron el CONAMAQ luego de su apoyo militante a la Marcha contra el TIPNIS, he visto a los grupos de choque del MAS destruir, golpear y tomar junto a la policía sus oficinas, peleando entre hermanos, golpeando a nombre del proceso de cambio…

Y aquí estoy ahora, en medio de una barricada barrial y un despliegue militar preguntándome ¿contra quién peleamos? ¿de quién nos tenemos que defender…?

A lo largo de estos años ha muerto mucha gente, muchos han quedado heridos y mutilados para siempre, pero no he visto justicia, Goni no paga ninguno de sus crímenes, Chaparina (la represión a la Marcha de TIPNIS) no tiene a nadie procesado, ya no recordamos los nombres de los muertos de la guerra del agua, tampoco hay nadie procesado por la brutal represión al pueblo Guarani Tacobo Mora el 2015.

Entonces ¿quién es el enemigo? ¿Quién tiene la verdad?

No dudo que hay muchos intereses detrás, los Estados Unidos, China, Rusia, las corporaciones, los de siempre, siempre los de siempre, con nuevas caras, pero los mismos discursos y al otro lado el pueblo, el que siempre tiene que poner la sangre.

Tengo mi Whipala hace mucho, compañera de marchas y rituales… y hoy más que nunca me reconozco como hija de dos grandes naciones los Chichas y los Charkas Qara Qara, algo que sabíamos con absoluta claridad con el proceso constituyente es que independientemente de todo, las cosas ya no retrocederían, por eso no me sorprende todos los actos de repudio a la quema de la Whipala, creo que muchas y muchos tenemos claridad que está lucha en particular no es, ni ha sido una lucha para apoyar a la derecha, ni al fascismo galopante que anda de la mano de la biblia y la misoginia. Pero, ¿quién dio poder al caudillismo del facho Camacho?, un don nadie que de pronto se presentó como el salvador de un fraude, ¿quién impulso el juego de las cartas? ¿quién empezó a darle el papel de héroe – víctima…?

A pesar de mi largo camino, no tengo militancia política, más de una vez me han dicho que de buenas intenciones está empedrado el infierno, porque no basta ser buena gente para pelear… no tengo la verdad, pero tengo la certeza de que nunca me he equivocado de lado, siempre a pie con mis hermanos y hermanas. Desde ese caminar sé que no hubo un golpe de Estado, llegamos a este momento luego de violar una y otra vez las mismas reglas con las que se juega a la democracia… las reglas que se inventan una y otra vez.

Me pregunto si las al menos 4 muertes de estos días serán juzgadas, si son juzgadas ¿quiénes irán a la cárcel? ¿Los autores materiales que igual es gente de base? ¿Vale la pena matar, golpear por gente que no se va ensuciar los zapatos en al menos ir a verte a la cárcel? ¿Vale la pena morir por alguien no ira ni a tú velorio?

Estos días he tenido mucha rabia, mucha bronca… y es que ya estoy cansada de ver a mis hermanos y hermanas ser usados como carne de cañón, una y otra vez, aferrándose a cualquier caudillo con un hilo de esperanza, me he cansado de ver a los héroes que se proclaman salvadores de indios, mientras humillan a las mujeres públicamente y firman acuerdos con las transnacionales y conceden minas sobre territorios indígenas (Evo aprobó 207 contratos mineros días antes de las elecciones, eso sin mencionar que firmó acuerdo con la transnacional canadiense Prophecy Developmet Corp para explotar Pulacayo)… sí, la whipala no volverá a esconderse, pero no olvidemos que en este pedazo de mundo hay más pueblos que han sido pisoteados una y otra vez y no hemos escuchado las voces de defensa a sus derechos, no se han indignado contra el hermano Evo por mandar a apalear a mujeres, wawas y ancianos… a riesgo de que me linchen me pregunto: ¿será que un símbolo vale más que los cuerpos de estas hermanas y hermanos?

Cómo hemos hablado con varias y varios. Toca volver a tejer, toca volver a construir, toca mirarnos y reconocer las viejas heridas… entre tanto y mientras cae un poco de lluvia seguimos en vigilia, en mi cuadra viven dos funcionarios de algún ministerio, un señor que vive de vender plantitas en el mercado, dos comerciantes, la tendedera de la esquina, un chofer de minibus… nosotros y los vecinos de las cuadras paralelas estamos aquí… protegiendo nuestras casas, defendiéndonos y aún no sé ¿de quién nos defendemos…?

Mi única certeza en este momento, es que ni el caudillismo machista, ni la derecha fascista tienen ya cabida en nuestras vidas.

Jallalla

Aurelia Canelas es miembro del Colectivo Territorios en Resistencia

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¿La izquierda?

Börries Nehe

Más escalofriante y preocupante que el rápido avance de la ultraderecha me parece la total incapacidad de la llamada “‘#izquierda” de pensar de forma medianamente compleja lo que está pasando en el mundo, de formular discursos más allá de narrativas simplistas y anticuadas, su inquebrantable fidelidad a y fe en los grandes caudillos (hombres) políticos, su profundo y desesperante rechazo de cualquier autocrítica. Lo último que les queda de hacer es reunirse, cada medio año, bajo el techo de un “antiimperialismo” vacío para defender de forma intransigente a los #Ortega, #Maduro o #Evo (e incluso a los Putins y Assads). Su mayor “triunfo” es la salida de la cárcel de #Lula.

En América Latina llevan 15 años diciendo que ante el ataque del imperio o de “la derecha”, no es momento de criticar (en otras partes del mundo son unos años más, unos menos). Hoy por hoy, la “izquierda” no es más que una bola de gentes y organizaciones cuyo único proyecto parece ser la defensa de lo poco que les queda de espacios de poder en el estado. El avance de las ultraderecha es ciertamente muy preocupante, pero más preocupante aún me parece pensar que no tenemos nada que oponerles, porque no tenemos un campo de habla y de acción compartido – por lo menos no un campo que se llamaría de “izquierda”.

Ese campo dejó de tener sentido, dejó de tener capacidad de interpelación y dejó de ser. La oposición a la #derecha (y la construcción de un mundo mejor) no pasa por la izquierda, sino por otra cosa que no tiene – y quizás nunca tendrá – un nombre que lo abarca todo.

Börries Nehe es latinoamericanista por la UNAM y actualmente coordinador del grupo de investigación sobre autoritarismos y contra-estrategias de la fundación Rosa Luxemburg.

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Bolivia, el golpe múltiple

Álvaro Rodríguez

Este domingo Evo Morales anunció su renuncia, una dimisión forzada a la presidencia del Estado plurinacional de Bolivia. Las razones vienen de un cruce de circunstancias que hacen de su lectura un escenario sumamente complejo a los ojos de sus propios ciudadanos, un golpe de Estado olímpicamente orquestado desde la embajada de los EU, la OEA y la ultraderecha boliviana. Los discursos de odio y racismo que provienen principalmente de los adversarios políticos de Morales (Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho) se cruzan con el proceso electoral del 20 de octubre pasado, con una mínima diferencia porcentual del 10 % que favorece a Morales sobre los puntos de Mesa.

Tras los resultados y después de acusar los comicios electorales de un supuesto fraude por la misión de observadores de la OEA, la respuesta también de sectores populares que no han encontrado en las últimas políticas de Evo una postura clara frente a las promesas de nacionalización de sectores energéticos y productivos, principalmente alimentarios, han dejado un campo de acción a una ultraderecha oportunista del Comité Cívico de Santa Cruz que se ha aprovechado de la coyuntura para hacer un llamado violento y de persecución a derrocar al Estado plurinacional e incendiar su principal símbolo: la Whiphala. Corporaciones empresariales, de seguridad y del ejército han participado de un clima de inestabilidad que pareciera ya orquestado desde hace más de una década con un proyecto reaccionario, racista y fanático.

Este golpe es un golpe múltiple, pero es un golpe político fundamentalmente a “las mujeres, a sus organizaciones sociales e indígenas”, es un golpe que no sólo debilita el estado de derecho, sino a las corporaciones sociales del estado plurinacional quienes fueron ganando terreno en material constitucional y social.

Bolivia se encuentra en entredicho y si bien Evo Morales tuvo muchas críticas y demandas sociales por su probable permanencia en el poder, lo cierto es que las políticas y reformas impulsadas por “el proceso de cambio” quedarán en manos de quienes ven en estas reformas obstáculos para implantar la religión, el ostracismo, el saqueo y un plan de exterminio social por los dineros del Capital.

El futuro para los pueblos indígenas sin Evo es ineludible visto desde las mismas organizaciones indígenas a quienes “el proceso de cambio” también les trajo una carga de victimización, estereotipación y racismo concebida desde el mismo gobierno de izquierda. El balance seguramente lo tendrán las asambleas comunales quienes decidirán por encima del ejército, la policía y los fanáticos religiosos su próximo destino.

Álvaro Rodríguez historiador

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DixitRadio – Secreto y Transparencia

En esta emisión Carlos Jager, Eriktool y Álvaro Rodríguez platicaron sobre el secreto y el arte de ocultar la información. Cuál es la técnica y la estrategia que los servicios de inteligencia persiguen con la confidencialidad y la obliteración de la información.

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Mariposas de piedra y fuego

Álvaro Rodríguez

Georges Didi Huberman explica en “El mensaje de las mariposas”, Por los deseos, fragmentos sobre lo que nos levanta en Sublevaciones, como la tradición de las octavillas deviene de un gesto, de un último gesto en medio de la catástrofe humana, (la guerra). Les brulots toman vuelo para resistir y subvertir el poder opresivo. Las octavillas, panfletos, escritos, textos, memes y carteles a los que me refiero son aquellos que Huberman llamó en este texto “mariposas” papillons, papelitos que tenían por facultad tomar el aire del espacio público, asir la ráfaga del viento, subirse al tornado y hacer de suyo el firmamento, sin pretensión alguna que la de llegar a su destinatario, aquel que levantaría esas voces ocultas entre los dobleces del papel y el juego de los lenguajes:

“No basta con desobedecer, también es urgente la desobediencia-el rechazo, la llamada a la insumisión-se transmita a los demás en el espacio público”.

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.112.

“¿Levantarse? De entrada levantar el miedo sin duda. Arrojarlo muy lejos. Dicho de otra forma, tirárselo en la cara a aquellos que obtienen su poder gestionando nuestros miedos”

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.113.

Así las octavillas o brulots son aquellos textos que combaten la opresión desde la rebelión.

Las mariposas al contrario de los carteles, estas se elevan por el cielo “llevando su mensaje de rebelión”, donde se pregunta Huberman:

“¿De qué sirven estas pobres mariposas que como último recurso instan a las nubes a la rebelión, cuando los mismos jóvenes rebeldes, justo debajo se dejan asesinar por la policía?”

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.113.

Estas mariposas en su momento sirvieron para “persistir y resistir pese a todo”, para hacerle frente a “los usos de la muerte”, a “la violencia de la ley policial”. Estas mariposas en el actual contexto chileno, han tomado forma de textos, videos testimoniales, conciertos en los espacios públicos que confrontan el toque de queda, fotografías que celebran la toma de las plazas y de las calles, carteles que denuncian y convocan a las marchas del cacerolazo y delinean indefinidamente un levantamiento permanente, “ESTO NO PARA”.

Estas mariposas constituyen un terremoto en el centro de las oligarquías, son un incendio de las jugosas inversiones y el mercado sin escrúpulos, son la ardiente gasolina que incendia a políticos mediocres y sus pactos disecados.

Al frente de la resistencia, antes de la molotov que le reventó a dos carabineras en la primera línea del cuerpo represivo como señuelos en campo de batalla, se eleva el brazo que lanza la piedra como inverosímiles proyectiles frente a las escopetas y los cartuchos de perdigones descargados contra la masa, esas piedras que antes se pateaban en una canción de los prisioneros, y que forman parte del repertorio del levantamiento, la técnica y la táctica de la multitud.

Una mariposa incendiaria del mayo del 68, reproducida por el Movimiento 22 de marzo en París, según Huberman prevenía de los gases y equilibraba el combate:

Contra los gases
Medidas preventivas
A falta de máscaras antigas:
gafas de bucear, de moto, de esquí, etc.
(herméticas)
Tener en la boca medio limón “para la respiración”, ropa alrededor de la nariz y de la boca.
No quedarse en la nube de gas, derramar agua en la ropa para tapar la boca, abrir las llaves de paso de agua, no mojarse con agua los ojos, ni la cara, porque puede producirse una emanación de productos tóxicos. No respirar los gases de granadas ofensivas, hacen mucho ruido cuando explotan. En la epidermis aplicar una capa de maquillaje o crema grasa.
Para los ojos: colirio con hidrocortisona.
17 de mayo 1968.

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.123.

La belleza de las mariposas que vuelan en Chile, Ecuador, Haití, Hong Kong, Líbano y Catalunya aspiran a cubrir el espacio, a difuminarse entre las luces de la neblina urbana y rural, a dibujar el rostro de la multitud, a cantar “el poema” geodésico de la insurrección contra el Capital, y donde el imaginario de la revuelta reactiva la máxima frase de “la imaginación al poder”.

Álvaro Rodríguez historiador

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Pequeño reporte

Gustavo Celedón Bórquez

Podríamos invertir el desprecio que la élite latinoamericana tiene por el pueblo y establecer que el verdadero problema es y ha sido siempre el primer mundo. La élite de por-aquí es solo un grupo de entes vacíos cuyo único contenido es el goce de su propia ignorancia, ésta resultado de todo el dinero que han recibido a condición de destruir la cultura y la sociedad.

Pero lo que han destruido son sus propios cerebros —que desde el comienzo pusieron al servicio de una inteligencia importada, ajena, violenta y sometedora. Hoy, mientras el mundo entero requiere cada vez más de inteligencias y sensibilidades múltiples y colectivas que puedan asumir todos los riesgos y necesidades de un planeta y de una sociedad que se caen a pedazos casi para siempre, no es sino la élite el problema. Ese filtro corrupto por el cual Latinoamérica ha debido someter siempre toda su potencia nos muestra hoy, en un acontecimiento que jamás previeron o creyeron tener controlado, una insuficiencia total. Si Chile fue el laboratorio de las nefastas políticas neoliberales, desde ahora será el laboratorio de una vida y de una sociedad justas e inteligentes, en contacto con su tierra, con su espacio, desarrollando sus temporalidades y abriendo dimensiones. Un laboratorio abierto, que comparte y aprende de los pueblos todos.

“No podría haber otro futuro, si es que se trata del futuro. Y no podría haber otro presente y otro pasado, si es que también se trata de ambos”.

Toda la violencia estatal que hoy vemos a través de las redes sociales y constatamos a través de la sensibilidad que nos une con quienes la han padecido directamente, pues hemos estado ahí, con todas las edades, en las marchas, en las asambleas, en los cabildos, con nuestra mente y nuestro cuerpo irreversiblemente conectados con lo que pasa, como si se hubiese abierto algo que estaba radicalmente cerrado… toda esa violencia, decimos, dicen, dices, es el manifiesto hoy visible de una élite política que no posee inteligencia y que, de hecho, arrienda a la fuerza una totalmente desgastada (que más encima después cobra al pueblo), como si ese primer mundo que siempre nos ha dominado no existiese, no existiese desde hace tiempo y viviese en la inercia de su propia muerte ya pasada y que no obstante tiene el poder monstruoso para siempre pisar fuerte, hasta la muerte, hasta la desaparición. Veníamos viviendo sin fondo, en el vacío concreto de un planeta que se sostiene hasta ahora en la imagen radicalmente separada y autocomplaciente de su propia representación.

Esto se traduce, en un principio:

a) Fuera el gobierno. Un país que se quiere serio, que quiere asumir seriamente su existencia, no puede funcionar haciendo vista gorda a la violencia que su institución ejerce contra el pueblo, quien busca, justamente, al decir de Víctor Jara, su derecho de vivir en paz (canción que, entre otras, ha sido uno de los himnos de la revuelta).

b) Asamblea constituyente. Es el pueblo quien se da sus formas de vivir. Pues, todo lo indica, la fuerza de la oligarquía ignorante y babosa está siendo derrotada por el deseo de asumir la vida que se lleva, de hacerse cargo de los problemas sociales, económicos, ecológicos, de madurar, de utilizar la inteligencia que tenemos y que esta oligarquía (local-servil y global-cabrona) quiso siempre vaciar al infinito.

Hasta antes de octubre aquí, reportamos, reportan, reportas, todo era un verdadero hastío. En verdad, todo estaba a punto de explotar. Quizás, mientras la élite nos tiraba los desperdicios de su propio consumo, esos restos incompletos, con olor a basura (me refiero al endeudamiento, a la educación de mierda, a la explotación real, a las pensiones miserables, al vaciamiento cultural, a la prensa también de mierda, al individualismo radical, a la depresión, al suicidio, a la intelectualidad egoísta y fantoche, a los productos de mala calidad sobrevalorados, a la televisión asquerosa, a las elecciones mentirosas, a los partidos políticos jóvenes pero liberalmente administrados, etc.), tuvimos, tuvieron, tuviste que esforzarte y aprender a juntarlos, construyendo monstruos raros que te ayudaron a sobrevivir y tenerte a ti mismo. Unos más que otros ciertamente. Entonces desarrollamos sensibilidades e inteligencias múltiples que las viejas formas hoy no entienden y frente a las cuales responden con la misma violencia de antaño, como si nada hubiese pasado en estos últimos cuarenta años, como si aún fuesen, ellos, élites primermundistas y élites subordinadas, el principio y el fin de lo que se debe hacer, la vanguardia del mundo. Pero sabemos ya que no les alcanza para comprender eso —sobre todo a las subordinadas. Como dirían Los Prisioneros, solo quieren dinero (otros de los temas-himnos de la revuelta).

He aquí el reporte, tejido, como han de notar, con las esperanzas que hasta hace algunos días parecían no estar por ningún lado.

Chile, octubre de 2019.

Gustavo Celedón Bórquez es docente en la Universidad de Valparaíso, Chile.