Mariposas de piedra y fuego

Álvaro Rodríguez

Georges Didi Huberman explica en “El mensaje de las mariposas”, Por los deseos, fragmentos sobre lo que nos levanta en Sublevaciones, como la tradición de las octavillas deviene de un gesto, de un último gesto en medio de la catástrofe humana, (la guerra). Les brulots toman vuelo para resistir y subvertir el poder opresivo. Las octavillas, panfletos, escritos, textos, memes y carteles a los que me refiero son aquellos que Huberman llamó en este texto “mariposas” papillons, papelitos que tenían por facultad tomar el aire del espacio público, asir la ráfaga del viento, subirse al tornado y hacer de suyo el firmamento, sin pretensión alguna que la de llegar a su destinatario, aquel que levantaría esas voces ocultas entre los dobleces del papel y el juego de los lenguajes:

“No basta con desobedecer, también es urgente la desobediencia-el rechazo, la llamada a la insumisión-se transmita a los demás en el espacio público”.

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.112.

“¿Levantarse? De entrada levantar el miedo sin duda. Arrojarlo muy lejos. Dicho de otra forma, tirárselo en la cara a aquellos que obtienen su poder gestionando nuestros miedos”

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.113.

Así las octavillas o brulots son aquellos textos que combaten la opresión desde la rebelión.

Las mariposas al contrario de los carteles, estas se elevan por el cielo “llevando su mensaje de rebelión”, donde se pregunta Huberman:

“¿De qué sirven estas pobres mariposas que como último recurso instan a las nubes a la rebelión, cuando los mismos jóvenes rebeldes, justo debajo se dejan asesinar por la policía?”

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.113.

Estas mariposas en su momento sirvieron para “persistir y resistir pese a todo”, para hacerle frente a “los usos de la muerte”, a “la violencia de la ley policial”. Estas mariposas en el actual contexto chileno, han tomado forma de textos, videos testimoniales, conciertos en los espacios públicos que confrontan el toque de queda, fotografías que celebran la toma de las plazas y de las calles, carteles que denuncian y convocan a las marchas del cacerolazo y delinean indefinidamente un levantamiento permanente, “ESTO NO PARA”.

Estas mariposas constituyen un terremoto en el centro de las oligarquías, son un incendio de las jugosas inversiones y el mercado sin escrúpulos, son la ardiente gasolina que incendia a políticos mediocres y sus pactos disecados.

Al frente de la resistencia, antes de la molotov que le reventó a dos carabineras en la primera línea del cuerpo represivo como señuelos en campo de batalla, se eleva el brazo que lanza la piedra como inverosímiles proyectiles frente a las escopetas y los cartuchos de perdigones descargados contra la masa, esas piedras que antes se pateaban en una canción de los prisioneros, y que forman parte del repertorio del levantamiento, la técnica y la táctica de la multitud.

Una mariposa incendiaria del mayo del 68, reproducida por el Movimiento 22 de marzo en París, según Huberman prevenía de los gases y equilibraba el combate:

Contra los gases
Medidas preventivas
A falta de máscaras antigas:
gafas de bucear, de moto, de esquí, etc.
(herméticas)
Tener en la boca medio limón “para la respiración”, ropa alrededor de la nariz y de la boca.
No quedarse en la nube de gas, derramar agua en la ropa para tapar la boca, abrir las llaves de paso de agua, no mojarse con agua los ojos, ni la cara, porque puede producirse una emanación de productos tóxicos. No respirar los gases de granadas ofensivas, hacen mucho ruido cuando explotan. En la epidermis aplicar una capa de maquillaje o crema grasa.
Para los ojos: colirio con hidrocortisona.
17 de mayo 1968.

Georges Didi Huberman, Sublevaciones, p.123.

La belleza de las mariposas que vuelan en Chile, Ecuador, Haití, Hong Kong, Líbano y Catalunya aspiran a cubrir el espacio, a difuminarse entre las luces de la neblina urbana y rural, a dibujar el rostro de la multitud, a cantar “el poema” geodésico de la insurrección contra el Capital, y donde el imaginario de la revuelta reactiva la máxima frase de “la imaginación al poder”.

Álvaro Rodríguez historiador

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Nos leemos pronto