Álvaro Rodríguez
El cinco de septiembre pasado como un grabado en papalote Francisco Benjamín López Toledo (1940-2019) emprendió el vuelo a los 79 años de edad, un maestro de las artes, del trato humano, preocupado por la cultura oaxaqueña y un hacedor de importantes instituciones para Oaxaca y el país.
Francisco Toledo como era conocido por el medio artístico y cultural en el mundo, fue un pintor formado casi de manera autodidacta y en sus inicios en el taller de Arturo García Bustos, además con el tiempo se comprometió en causas sociales y también fue un defensor del medio ambiente. Los centros culturales que erigió en el estado de Oaxaca fueron el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca en 1988, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca en 1992, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo en 1996, el Taller de Arte Papel en 1997, el Centro de las Artes de San Agustín Etla en 2006, entre muchos otros proyectos con los que se vinculó y apoyó.
A Toledo le interesaba todo, la plástica era lo suyo, pero le interesaba, la literatura, el mundo de los libros, la arquitectura, los procesos educativos de las personas sin posibilidad y acceso a la educación, en fin, Toledo era un culto filántropo inquieto.
La mordedura de la risa
El Fondo de Cultura Económica, distribuye el libro que lleva por título La mordedura de la risa, Un estudio sobre la obra gráfica de Francisco Toledo, en la colección Tezontle de la autora Verónica Volkow. En este librito puede el lector descubrir la biografía de Toledo, su proceso creativo, y sus intereses más íntimos.
Toda etnografía empieza por el escudriño de nuestros propios sentidos, de nuestra vertiginosa transparencia visual, por nuestra opacidad. Volkow comienza un viaje sensible a los rincones de Toledo, descubre su casa, una casa contraria a la de Cortázar, que nunca fue tomada ni por sus libros, ni por Toledo mismo, una casa que era en sí misma una pintura en la que vivió el pintor, una casa semi habitada, con una cama de latón y pocas cosas que parecen:
“extrañas anacoretas”.
La risa
La convulsión de la risa dice Volkow en voz de Baudelaire reside en que es un sentimiento doble y contradictorio, por un lado es la marca de la caída y por el otro, la degradación moral, dos formas operativas del acto de reír. Los personajes de Toledo se mueven y se expresan en este registro, ignoramos si mueren de la risa o si viven de ella, pero como en sus escenas de circo, la reivindicación de la risa, la podemos identificar en ciertas representaciones carnavalescas en las que la desgracia se perfila como ceremonia de fiesta y baile, y en donde la posibilidad de subvertir el orden, un rígido orden, estalla en su gráfica como un espectáculo de colores ocres y personajes míticos que dan vida y humor a una manera de enfrentar al mundo.
Sencilla y poética Verónica Volkow acompaña en La mordedura de la risa a Toledo por este viaje que atraviesa sus mundos, sus fantasías y sus sueños. Invito a leer esta ventanita que además será un merecido homenaje al maestro Toloache, a:
” Un mago escurridizo, [que] parece no pertenecer a nada”.
Álvaro Rodríguez historiador
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