En esta emisión Carlos Jager, Eriktool y Álvaro Rodríguez platicaron sobre el secreto y el arte de ocultar la información. Cuál es la técnica y la estrategia que los servicios de inteligencia persiguen con la confidencialidad y la obliteración de la información.
Son las 19:00 horas en la Ciudad de México, el Brayan va rumbo a la esquina de la cuadra
a encontrarse con la pandilla, todos bromean se empujan y se golpean los cnco al ritmo de un reggaetón lento, perrean y se dan arrumacos entre todos. Saluda al chino, al lagarto, al puerco, a la Mary y a su hermanita la Pilar de diez años fuman y beben para matar el tiempo, hablan de a quién y donde van a robar. El Guarro les proporciona unas armas, la noche cae y transcurre espesa, cálida, siniestra y mal oliente, el auto donde se reúnen esta abandonado, desde hace dos semanas, funciona bien enciende y tiene gasolina, todo está puesto para trabajar deciden ir hacia el centro de la ciudad, es fin de semana y coincide con el día de pago. Dan vueltas por aquí, por allá, los saluda el comandante Elías intercambian miradas, se emparejan automóvil robado con patrulla, Elías les dice que entre la medianoche y las dos de la madrugada dejará de dar rondín que en ese horario Bryan y su compas pueden trabajar.
Brayan y Britani
Ellos, junto con la historia de arriba podrían ser un cliché de la Ciudad de México pero tristemente son una realidad, veo las noticias oficiales y las páginas de las noticias de las redes sociales y me doy cuenta de que el mundo en general está colapsando, los gobiernos son ineficientes. El Estado ha fracasado, su base social que era la familia, la propiedad privada y el Estado se han derrumbado y no ha podido adaptarse al nuevo siglo. La desigualdad social que se ha globalizado en este nuevo milenio es la peste de siglos pasados, no se puede encontrar la cura y se propaga vertiginosamente creando en cada país pequeñas guerras entre gobernantes y pueblo, siendo los primeros cómplices de los ricos ultraliberales, esos cerdos avaros que se sientan a ver el espectáculo mientras disfrutan de las mieles del caos que ellos han provocado.
¿Cómo hará el gobierno para que las Britanis y los Brayans dején las drogas y la delincuencia?
Los últimos gobiernos de México han creado sin fin de programas sociales, becas, apoyos económicos que en teoría benefician a diferentes sectores vulnerables de la sociedad mexicana pero todos han sido contaminados por la corrupción y desafortunadamente no la vemos por qué durante décadas no sólo la hemos normalizado, sino también se ha ido perfeccionando hasta hacerla casi invisible e invencible. En lo cultural hay un sin fin de ofertas gratuitas como desfiles, conciertos, concursos, festivales, exposiciones, tenemos bibliotecas públicas y son gratuitas y en teoría la educación pública también lo es, pero digo en teoría porque todo el que es padre o madre sabe que en las primarias y secundarias se debe de dar una “cooperación voluntaria”, hay que invertir en la alimentación, manutención y movilidad de los jóvenes, lo que están reclamando en Chile en este momento los estudiantes de secundaria.
¿Por qué el Brayan no acude a las bibliotecas públicas?
¿Por qué la Britani prefiere vender y fumar Crack en lugar de leer un libro?
Los jóvenes en su estado actual no se sienten identificados con este tipo de eventos y exactamente este tipo de eventos los termina marginando de manera aguda, hace unos días hablaba con un amigo del tema de los murales en diferentes puntos de la CDMX y le comente que de nada sirve hacer murales por toda la ciudad si no invitas a la gente del barrio a participar, que la secretaría de cultura en lugar de traer grafiteros y muralistas de otras partes del mundo debería de convocar y organizar concursos para que la pandilla del barrio haga sus propios murales y pintas en esos espacios, y así mismo crear una cultura de identidad y de respeto por que el mismo barrio va a proteger sus murales y no los va a violentar sobreponiendo pintas, al mismo tiempo se le presentan a esos jóvenes oportunidades en la vida y más allá del barrio descubrirán que hay un mundo de posibilidades a las cuales pueden tener acceso.
La Secundaria
En este ciclo Brayan y Britani son totalmente vulnerables a todo, la adolescencia es un arma de dos filos o la superas o la fracasas, y aunque gran parte de la educación debe de ser en casa muchos de los estudiantes desertan por la falta de empatía, en las aulas hay profesores que muchas veces son detestables, cuadrados, poco profesionales y en ocasiones hasta sádicos y en lugar de abrir sus mentes y detenerse a pensar que es parte de su trabajo y responsabilidad que esos jóvenes salgan adelante y que es su deber hacer todo lo posible por que sigan por un buen camino, lo único que hacen es darse la vuelta y desentenderse de esas responsabilidades y si lo hacen es porque están siendo rebasados por la situación, y una crisis social compleja.
Creo que nuestro sistema educativo es obsoleto y tenemos que cambiarlo y hacerlo más efectivo, los profesores deben de actualizarse y deben de arriesgarse a nuevas formas de enseñanza, yo nací en un barrio donde como dice una canción de Fito Páez “Vengo de un barrio que está casi a punto de estallar”. Y aunque en la actualidad es más tranquilo sigue existiendo la desigualdad social que hace que los malosos se acerquen a corromper a los más vulnerables. En mi experiencia agradezco el haber tenido dos profesores que vieron en mi esa vulnerabilidad y que inteligentemente me llevaron al camino de los libros, y por esa razón comparto una lista de palatables lecturas:
Diario de un perro por Oscar Panizza
El derecho a la pereza por Paul Lafargue
El arte de tirarse pedos por Pierre Thomas Nicolas Hurtaut
Tiempos Líquidos por Gilles Lipovetsky
Uno nunca sabe, quizás puede ser una de estas líneas sea leída por Brayan y le ayude a sortear las trampas sociales y capitalistas que asedian en nuestra época.
Erick Tool periodista underground, melómano y bibliófilo
El laboratorio experimental de la Escuela de Chicago se está quemando desde hace una semana. Los Doctores en Economía se preguntan qué es lo que falló, cual fue la variable que no consideraron. Contaban con la desidia, con la lobotomía, con la alienación. Pero algo se salió de control. Los ratones han desatado el caos.
El presidente declara una guerra contra un “enemigo poderoso”, y saca a los militares a la calle, mientras su esposa siente que sus privilegios están siendo amenazados por alienígenas y le recomienda a sus amigas que se abastezcan ante una posible invasión. El 1% más rico de la población percibe al resto, a los otros, a los marginales, como enemigos. Ese 1% ha saqueado el país durante cuarenta años y sus empresas han evadido impuestos millonarios, pero no aguantaron que los estudiantes quisieran evadir el pasaje del metro por un alza en sus tarifas. “Evasión” es una de las palabras clave. “Robo”. “Saqueo”. ¿Quién es ese enemigo? ¿De dónde vienen los alienígenas?
Los patrones durante años han gobernado como si se tratara de administrar una empresa. Maximizando sus beneficios, abriendo una brecha social profunda y ancha. Tan profunda y tan ancha que se quedaron viviendo del otro lado, sin escuchar, sin ver, sin capacidad de entender. Mientras Santiago se quema el presidente come pizza con su familia en el barrio alto. No entienden. No quieren entender. La respuesta siempre ha sido la soberbia.
“Son vándalos, violentistas, delincuentes, los aplastaremos”
Pero ya no funciona la fórmula de la criminalización. De tanto usarla se gastó.
Hay un ser extraño en las calles
No se explican de dónde viene. Ese ser extraño tiene miles de cabezas, hace años que no tiene voz, lo dispersan en una esquina y aparece en otra, no tiene representante con quien pactar, tiene una estructura amorfa, ¡sin líderes corruptos!, está esparcido por todo el territorio, tocan insistentemente un patrón rítmico (negra, negra, corchea, corchea, negra). “¿Qué querrá decir?”, se pregunta el presidente, “¿será un mensaje encriptado, como en Encuentros cercanos del tercer tipo?” El gobierno no sabe con quién hablar. Convocan a los viejos políticos profesionales, pero esos están sumamente desacreditados y perdidos. Los desempolvan igual. Tienen sueldos millonarios, trabajan para los patrones. Los políticos hablan otro idioma. Salen en la tele haciendo mímicas. Pero los aliens ya no creen en ellos, ni los escuchan. El presidente sale pidiendo perdón por no haber entendido. Se victimiza. Pero no es un problema comunicacional, a pesar de que hablen otro idioma, porque está bien claro lo que los aliens piden, pero es inaceptable. No, no. Pero el fuego sigue desparramándose. ¡Ah! Que orgulloso de nosotros estaría Michimalonco si nos viera, piensan los aliens. El presidente ofrece algunos premios. Habla de manera paternal. Para sus adentros se lamenta que esto ocurra justo ahora, cuando él, sus hijos y familiares estaban haciendo tan buenos negocios; por otro lado, no sabe si lamentarse o estar orgulloso de que lo comparen con el dictador:
“¡Ah! ¡Pero si él estuviese aquí!”
Con él aprendió, con él se enriqueció. Trata de emularlo. Sigue sin darse cuenta que es una crisis estructural del modelo neoliberal. Hay políticos que intentan sacar partido de la crisis. Hay analistas en la televisión, todos pagados por el capital. Afuera los ratones del laboratorio están por doquier. Siguen encendiendo barricadas en cada esquina. Les ponen veneno, les disparan, y ahí siguen. Desafiando el toque de queda. Insisten en el patrón rítmico. Lo percuten con ollas, sartenes, cucharas. “¿Se comunicarán así entre ellos?”, se pregunta el presidente. Hay un festival de fascismo en la televisión, sacan a las momias más antiguas, intentan diversos tonos, primero amenazan, después infunden miedo, después tratan de empatizar con los aliens, dicen que tienen razón, el presidente hace su mea culpa en horario prime: “Ah! ¡Sabíamos que había desigualdad, pero nunca nos imaginamos que les molestara tanto, discúlpenos!”. Don Francisco llora por el quiebre de la familia chilena, y nada.
Ratones y aliens copan Plaza Italia
Corren los cómplices del modelo a La Moneda, todos preocupados por la propiedad privada, por sus intereses individuales, por sus privilegios. No saben lo que significa la palabra comunidad. Tal vez por eso no entienden. Han ensayado montajes, luchas entre vecinos, conspiraciones ácratas, recurrieron a los antimotines, pero nada les resulta. El presidente trae a un ejército de ocupación, pero los muertos porfían, los aliens resisten. Desatan una guerra psicológica, traen a expertos, el rector de una universidad da cátedra de arrogancia y desprecio. Algunos férreos partidarios del negacionismo, niegan; negaron todo antes, y niegan todo ahora. Parece que en las élites se desata una competencia por saber quién es más soberbio, quién es más egoísta, quién saca la porción más grande. Se afilan los colmillos. El ministro entra en una espiral de enajenación, tiene problemas psiquiátricos el pobre hombre. En el parlamento han montado un circo. Ofrecen un show en horario de matiné, rasgan sus camisas; los aliens con los ratones están en la calle, así que no ven el show.
Negra, negra, corchea, corchea, negra
En el Cine Arte Normandié, en plena Alameda, se proyecta el Joker, pero pasa algo extraordinario, la película ocurre afuera del cine. La turba quema todo a su paso, destruye los símbolos del mercado, hay rabia contra los ricos, contra las máquinas, contra la Máquina, contra el sistema. Los ratones no han visto la película, pero saben que si no se rebelan lo que les espera es una muerte lenta. Se están quedando sin agua, porque el presidente y Thomas Wayne (que a veces son la misma persona) se la está vendiendo a la agroindustria y a las transnacionales de extracción minera, a las que le regala el mineral a cambio de propinas. Entretanto, han comenzado las mesas técnicas, estrategia ya conocida, inventada por una señora que estuvo antes en el gobierno diciendo que era socialista: frente a cualquier problema instauraba una mesa técnica, y por arte de magia el problema desaparecía, quedaba en el olvido.
Pero los ratones están aprendiendo a no olvidar, están viendo sufrir a todos los animales, y están entendiendo que el agua va a volver a los ríos cuando luchen juntos, y eso es lo que están haciendo. Tal vez es eso lo que significa el patrón rítmico: cuando se caen las instituciones corruptas, sólo queda la manada; cuando la manada luche junta volverá el agua a los ríos. Y lo repiten insistentemente, para que a nadie se le olvide: negra, negra, corchea, corchea, negra.
Moro Maxwell es Doctor en Letras Modernas por la UNAM
Ayer vi en YouTube una entrevista a la escritora y cineasta Marguerite Duras, realizada por la TV francesa en 1985, donde le preguntaron cómo se imaginaba el futuro:
“Creo que las personas estarán literalmente sumergidas en la información. En una información constante. Sobre su cuerpo, sobre su devenir corporal, sobre su salud, sobre su vida familiar, sobre su salario, sobre su entretenimiento. No está lejos de la pesadilla. No habrá nadie que lea, todos verán la televisión. Habrá pantallas por todos lados, en la cocina, en el closet del baño, en la oficina, en las calles. Nadie viajará más, no valdrá la pena viajar. Cuando se puede dar la vuelta al mundo en 8 o 15 días ¿Para qué hacerlo? En el viaje hay el tiempo del viaje, no se trata de ver rápido. Se trata de ver y de vivir al mismo tiempo. Vivir el viaje ya no será posible. Pero nos quedará el mar por lo menos, los océanos, y además la lectura. Las gentes van a redescubrir la lectura. Una persona, un día, leerá y entonces todo recomenzará.”
Chaîne de Brut.
Entre 1985 y la actualidad, la evolución en las formas y lenguajes de producción y reproducción audiovisual, la innovación en los equipos tecnológicos personalizados y la aparición de la web, han sido muy significativos, y en torno a éstos la sociedad se ha transformado profundamente. El imaginario distópico del siglo XX representó a una humanidad enajenada por La sociedad del espectáculo; como la bautizó el contemporáneo de Duras: Guy Debord, quien advirtió que llegaría el momento en el que las relaciones entre los sujetos (y consigo mismos) estaría mediada por las imágenes generadas por el sistema económico-político dominante, y planteó un arte situacionista y un anti-cine subversivo para oponer resistencia. Ambos autores, si viajaran en el tiempo hasta el presente, no podrían creer cómo vivimos y en qué medida sus prospectivas fueron atinadas.
Viajar en el tiempo
Contrario a la súper producción de ciencia ficción del cine norteamericano, es excepcional el cortometraje: La Jetée de Chris Marker (1962). Esta película está hecha mediante la edición de fotografías fijas (excepto una breve secuencia de tres segundos con la sonrisa de la heroína). La narración que construye Marker, con gran lírica visual, habla de un hombre del futuro que se enamora de una mujer del pasado. Este hombre es sometido a experimentos científicos para viajar en el tiempo. Resulta el mejor candidato porque tiene marcada en su memoria la imagen incierta de una mujer con la que alguna vez cruzó su mirada. La imagen fugaz y parcial que con nostalgia lo impulsa hacia el pasado, termina siendo la imagen de lo que verá antes de morir. En una especie de tiempo que se hace bucle, el viajero es atraído al pasado por su propia fatalidad.
Por su parte, Alain Resnais, sin el gran guión, escrito por Marguerite Duras, que tuvo para filmar: Hiroshima Mon Amour (1959), en su film: Je t’aime, je t’aime(1968) no construyó una historia de amor y pasión tan convincente: una mujer crónicamente depresiva orilla a su pareja a querer quitarse la vida. El ensayo fílmico es sin embargo muy interesante. El autor construyó la historia como un viaje en el tiempo desordenado y caótico, en el que el personaje, conducido dentro de una cápsula del tiempo, vuelve a vivir los últimos meses de su vida antes de intentar suicidarse. Debido a las fallas en el experimento, el personaje va y viene, sin control y repetidamente, por los instantes ya vividos. El espectador construye la historia cubistamente, al final se arma la lógica de la historia, contada en lapsos de tiempo cronológicamente desordenados. En esta película, el autor francés se acerca a la ciencia ficción pero hace una fuerte crítica: “los científicos son ineptos, el experimento sale mal y la presencia tecnológica es pobre”.
Merker y Resnais hicieron interesantes colaboraciones previas a estas películascomo enLes Statues meurent aussi; trabajos donde lo creativo y experimental estaba en la edición, como base para contar historias, incluso para crear falsos documentales o ficciones a partir de materiales fílmicos diversos. La Jetée y Je t’aime je t’aime son dos ensayos cinematográficos ajenos a las ciencias físicas y al cine de aventura, que abordan el tema del viaje en el tiempo como una cuestión filosófica sobre la memoria y los futuros posibles, jugando poéticamente con “el espacio tiempo-cinematográfico.”
Ciencia ficción romántica
En el mismo periodo del declive de la época de oro Hollywoodense, cuando se sacaban a destajo films de ciencia ficción clase b con argumentos ideológicamente reaccionarios, es interesante observar cómo se acercaron al género los cineastas franceses. En el momento más álgido de “la nueva ola”, sus autores tomaron de la ciencia ficción su aspecto de crítica a la modernidad y al sistema capitalista. Pienso en Jean-Luc Godard y su film Alphaville (1965). Esta película está inspirada en las distopías de: George Orwell, 1984 (1948) y de: Aldous Huxley Un mundo feliz (1932). El autor nos presenta en su particular estilo policiaco, la aventura de un detective que se enamora de la hija del científico inventor de la computadora que controla a la humanidad futura. Alphaville es una sociedad enajenada, encerrada en una ciudad colmena, mantenida activa e iluminada con energía artificial exigua. Este film tiene una moraleja romántica: Héroe y heroína huyen de Alphaville. ¿Es el amor la respuesta? ¿Hay a dónde huir?
Las frases de Duras, que cité al principio del texto, parecieran estar narrando la película de Francois Truffaut, Fahrenheit 451 (1966) basada en la novela homónima de Ray Bradbury (1953). Los bomberos se dedican a quemar libros y dentro de los títulos que arden, como guiños particulares del autor a sus amigos, aparecen los de la propia Duras, así como los Cahiers du Cinema. El bombero cae en la tentación de leer un libro y pierde su filiación al poder como si despertara de una hipnosis; finalmente huye (con su enamorada) al bosque, donde viven los hombres libro, cada quien con un libro guardado de memoria en la cabeza, salvaguardando la poesía, la narrativa y el pensamiento, que la sociedad de control ha declarado nocivos para la salud del pueblo, sustituyéndolos por enormes pantallas interactivas y revistas llenas de imágenes.
Este grupo de cineastas de ruptura, hicieron una ciencia ficción que podemos denominar romántica. A diferencia de la ciencia ficción comercial del periodo, que promovía el futuro súper tecnologizado, generando todo un imaginario como promesa de porvenir del capitalismo triunfante. Estos autores, escépticos, trataron de desmontar el discurso dominante y poner en duda sus virtudes.
Si en estas películas Marker y Godard apuntan hacia una idealización romántica del amor, como lo que salvará al individuo dentro de la sociedad de control, Dumas y Truffaut tienen la idea romántica de que en un mundo enajenado por las imágenes dominantes, serán los libros, como objetos de la activa imaginación humana, los que despierten a los zombis posmodernos, y aún estará el mar, los océanos.
Itala Schmelz es Maestra en filosofía por la FFyL de la UNAM, curadora y crítica de arte contemporáneo.