Ejercicios de ritmo

Bernard Réquichot, 1957.

Nature Apparition

Víctor Vimos

Que la relación entre las formas se pause: adelantada por su voracidad sobre los bordes, pegada a la repetición del desapego.

¿No es acaso la unidad? ¿Hundir en la materia los ojos para afirmar los ojos? Abierta la zanja sobre el hilo, queda chorreado el esmalte del hueso en la viñeta que sorda irradiación mantiene.

Se componen de este modo los polos en contra de la armonía que aullando su resto perdura en los costados. Fuga no es. Pero hay un motor en desplazamiento, atravesando la intención dactilar que florece –quiero decir– que se hunde en lo abierto por la música: el color. Para ver un instante, la línea exhala hasta la mano que por un azar inquebrantable se desliza entre la frontera que ronca echada sobre las dimensiones de la nada.

Destellos. Destellos.

Un arco cobra dimensión antes que la conciencia de su curva lo consuma. Invisible de sí, rige la abertura de toda vibración en el espacio. Hace de la edad de estos materiales -por ejemplo- una variación única. De este modo su naturaleza revelada es otro acceso a la contención: aquí, el ruido muerde debajo de estas piezas.

Un enjambre de dátiles que se escapa de la perspectiva, pero va soltando – suelta-, una estampida de algodón para que el paisaje sea sometido a su equivalencia auditiva. Solo en ese marco los retazos perfilan el nácar de lo espontáneo y circulan alrededor del centro. Abierto el caracol permanece en estado de vigilia. Gobierna el ritmo sobre el resto de la escuadra abierta a lo imprevisto.

Se filtra sobre esto la uña del deseo.

Es tan visible que los poros del imán que mantiene en rotación a esta pieza sacan ramificaciones imposibles a su titilar redondo de luminosidad oscura. Ahí están para salvar la violencia hundida en la evocación del fragmento.

El arrojo despliega una serie de condiciones y hace que la forma reniegue su posición frente a lo cercano. Como un resorte sonoro, tiene modalidad de anexión a lo distanciado en sustancia. Se pierde dimensión si se trata de engancharla con palabras. Deja fluir, en cambio, retina-retina en un espejeo por bello sosegado tras el agua de la memoria.

Lavar la filtración del sueño que ha convocado sus propias ruinas porque en ellas, polvo de su aureola, lame una dulzura primitiva el asombro que, en adelante, determinará la alteración de toda calma.

Reposa bajo esa condición un tumulto enredado en la duda. Y desde él, todo vuelo constituye ramificación hacia una idea que se agota en la enunciación. Circuito abierto tras el rastro de las huellas: desvanecer de la intención permanente. Huecos quedan los bordes de su referencia.

Es posible un territorio que se alza, sin tregua, al otro lado del equilibrio.


Víctor Vimos     

Antropólogo ecuatoriano. Ha ejercido la docencia en la Escuela de Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima-Perú), institución en la que también obtuvo su diploma de Magister en Antropología. Actualmente cursa estudios de posgrado en el Departamento de Romance and Arabic Language and Literatures, de Universty of Cincinnati, en Estados Unidos.

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Bakteria

Álvaro Rodríguez

Salir a la calle en estos momentos es un performance citámbulo e insólito,

“la vida misma en su poética diaria es un performance, hay que conmoverse”.

decía Bernardo Montet, bailarín y coreógrafo.

Calles siniestras, semi vacías, entre av. Balderas e Independencia se pueden ver hordas de gente viviendo en la ruina, es una población desatendida y que vive en el corazón de la pandemia como una impronta de vaciamiento, pero también como un confinamiento sobre otro confuso confinamiento.

Las calles del centro se encuentran completamente a cortina cerrada y por cada 5 metros policías con máscaras muy atentos en sus turnos blanden sus ojos bajo sus micas. La calle mientras tanto tienen a sus personajes hijos de una literatura propia de estas calles, algunos seres en harapos que de llevar algunas semanas bebiendo se les nota el semblante desorbitado, un poco locos corriendo sin rumbo fijo, riendo y cantando las inolvidables por una alameda intoxicada de carteles “Estas entrando en una ZONA DE CONTAGIO”.

Extraños sonidos se apoderan del espacio callejero, sirenas de ambulancias, grabaciones de tamaleros embrujados, organilleros intubados a sus organillos, repartidores extraterrestres probando sus drones para llevar hamburguesas piratas a los chicos sanos de la condesa, paramédicos asesinos levantando a barrenderos nocturnos vestidos de verde fosforescente justo para que los borrachos no los atropellen, perros salvajes que atacan en la ciudadela al haber sido liberados de sus departamentos, ratas comiéndose a las ardillas en un combate caníbal a falta la basura, fantasmas que se apoderan de la noche bacteriana para diseminarse entre las puertas de los últimos trolebuses que funcionan en la ciudad.

Aquí no hay Apocalipsis, ni génesis, ni incestos, ni obscenidad, aquí se remueven y se intersectan las bakterias, se infiltran en un sorteo de cuyas esferas caerán en los huecos del azar, en los nombres de los sepulcros del panteón de San Fernando, en el mausoleo gris del benemérito, en las estructuras futuristas de los epitafios mexicas. Palimpsestos que salen de un sobreviviente del FONCA-SNCA como zombi para deglutir los últimos restos de la sociedad del siglo XXI.

“bakteria.org son, o representaciones antropomórficas de apariencia orgánica, o sistemas mecánicos cinéticos. Desde el momento de conocerlas y construir un diálogo con Internet, me intereso mucho el uso del lenguaje que se da en los medios digitales y programáticos, así es como se estructuró en la idea de la morfología lingüística, un proceso semántico en la construcción de un metalenguaje y la formación de las palabras que dan paso a las ideas, entender al lenguaje como un virus que está en constante transformación. Cada bakteria tiene de nombre alguna palabra de-construida, infectada en un sentido poético que contextualiza al personaje”.

http://www.bakteria.org/MorfogenesisEzpontanea/

Álvaro Ruiz mejor conocido como BAKTERIA irrumpe como una abeja ciclista que traza un paisaje sonoro espacial y en cada pedaleada se desamplifican las pistas de su caja musical, no es Montmartre acordionista, es un afilador estrambótico de Tenochtitlán. A una calle de donde viviera Rockdrigo González, Bakteria se eleva como un virus que se fugó de un laboratorio de alta seguridad, como el de Almoloya, por un túnel, en una máquina de dos ruedas, a una velocidad necesaria para tomar la calle bajo su control contagiando su virus gráfico y sonoro paralizando a la ciudad.

Álvaro Rodríguez es historiador
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Bakteria
Bakteria en Versalles, Col. Juárez. Ciudad de México. Foto: Álvaro Rodríguez

Una maleta para el fin del mundo

Elizabeth Casasola

Muchos años atrás vi tus fotografías, había sido como si la luz cortara y rápidamente apareciera una cicatrización sobre todo mi cuerpo. La primera vez que te vi a ti, fue aun peor; me descolocaste, tu voz ahora causaba una herida en mis oídos. Tocaste cada pliegue de esas heridas… Seguimos intentado pensar que todo es normal, que la violencia, las manifestaciones, los gritos son comunes. Ya no duele nada. Incluso disfruto de las heridas que me estás causando.

Esa mañana hacía bastante frío, mi madre me había heredado hace muchos años, un abrigo de chinchilla, que extraño es pensarme envuelta en el cuerpo de muchos animales. La gente caminaba entre viajes naves industriales, buscando qué hacer, a veces solo platicar, otros como yo, buscaban ocultarse. Cada semana había un par de proyecciones en una de esas naves que aún olían a sangre del antiguo matadero y mercado de ganado que ahí había estado. Ni todo el cloro había alejado esos olores, la oscuridad de las naves era perfecta. Ahí estaba yo sentada entre las pieles viendo la proyección de un increíble paisaje del mar, la brisa del verano, la gente lo miraba tan lejano, apenas recuerdo la última vez que estuve en el mar. Apenas recuerdo la sensación de la arena. Apesta a sangre pero intento disfrutar de esta ensoñación del mar. Estoy sola en la nave ¿en qué momento Chris Marker se hizo real? 

Me gustaba esconderme en las salas de proyecciones aquellos días, ahí se guardaba todo lo que había sido el mundo. Una enorme filmoteca que lo contenía todo, solo deseaba que en mi retina se grabara la historia del arte, la historia de las imágenes. Ahí había imágenes de otras realidades. Ahí estaba la historia que podía ser contada, la mía estaba en silencio. La mía se guardaba, igual que tú te escondes detrás de la pequeña línea de tu boca. Esto se trata de amor, siempre se trata de amor. Sobre la imposibilidad de verbalizarlo por temor. La historia.

Te encontraba algunos días a la semana, siempre había gente con nosotros, sentía que me estorbaban, otras parecían espectadores de nuestras conversaciones, no interrumpían nuestras palabras, yo disfrutaba verte con apenas un poco de luz, como todo siempre ocurre entre tinieblas. A veces apenas podía dibujar la línea de tu rostro o tus manos, pero tú voz ahí estaba. Cuando la voz de alguien se siente con delicadeza, fuerza, dulzura, potencia, como un suspiro… quería abrazar ese suspiro para llenarme el alma. Pronto acababa todo y nos dispersábamos entre la noche, cogía un camino subterráneo rumbo a la casa. Es que no hay historia que contar, no había sucedido nada en particular, solo repentinamente empezó una explosión de energía tan hermosa que me hace quererte. Te quería porque mi espíritu me impulsaba hacia ti, por esa dulzura. 

Una mañana, de esas pocas donde aparecía el sol, quedamos de vernos. Pocas de esas antiguas naves industriales eran blancas como aquella, había un tragaluz en el centro y el sol era distinto ese día. Me senté en el piso bajo el rayo de luz y vi tus pinturas, vi esos paisajes que recordaban mi hogar. Recordaba las noches caminando en casa. Recordaba tanto y mis heridas se hacían cada vez más grandes pero tú no lo sabías, permanecía callada. Estaba tan en mi, hasta que la forma en la que estabas de pie, seco, tímido, más abstraído que yo me llamo la atención. Toda la luz que había ahí se fue. Eras la luciérnaga más tenue, la más silenciosa, tal vez la más ingenua. 

Empezaron los rumores de que había grandes aislamientos de personas, la comunicación se había cortado, una enfermedad empezaba a vagar por lo que sobraba de mucho, apenas semanas atrás nos habíamos librado de un nuevo estallido de guerra. Estaba yo tan lejos de mi verdadero hogar, más allá del océano. El único lugar húmedo cerca ahora entre mis piernas cada vez que él hablaba sobre las estrellas. Me estaba ahogando entre tanta humedad, en ese océano que él abría con sus palabras. 

Por unos días, mi palabra favorita era discrepar, siempre me la decía antes de darme la oportunidad de comentar algo. Me encantaba agregar cosas y decirle que era un poco tímido a las formas del arte. Esos encuentros siempre cortaban de manera tajante el ritmo de mi vida. Incluso me hacían olvidar el frío, el ambiente seco, el mundo muriendo. 

Una noche me fui sintiendo el calor de su boca en mis mejillas. Un par de besos de despedida cambiaron de forma. Sentía como si aún respirara en mi rostro, pero yo había huido. Siempre tengo ese impulso de correr. Lo que duró un segundo se convierte en mi recuerdo favorito. Ponerme de puntitas para intentar alcanzar su rostro, una vez, otra vez. No podía, sentía solo deseo. Nunca había experimentado tanto deseo por alguien, solo ver sus manos en el aire, como se mueves, lo sutil que era, la fuerza que tiene, quería respirar a tu ritmo, pero era insensato pedirlo. Huía para no volcarme sobre él, porque sobraba en su vida. 

Fue irresponsable de mi parte acercarme así, por lo que yo sentí entonces, pero a los pocos días, era casi ilegal tocar a alguien. Los contagios, la enfermad extraña había llegado. Cuando había llegado a este lugar, por muchos meses no sabía cómo era un saludo ni mucho menos un abrazo. Tarde un tiempo en hacer amistades y aunque tenía pocas, eran realmente hermosas, estábamos cercanas a pesar de las prohibiciones. Teníamos esa necesidad de cariño aún cuando eso nos costara la vida. Se había declarado una pandemia. 

Supe de otra sala de proyección, otro viejo lugar lúgubre, pero con una arquitectura distinta. La sala era tan grande, pero me senté lo bastante cerca y a mitad de la fila. Yo seguía abrazada a mi abrigo, pasaban el autorretrato de diciembre jlg/jlg y el libro de las imágenes. La vida se montaba cada vez como la esas múltiples explosiones de las que va Godard. Tantos ecos, tanto balbuceo. Veo las manos de JLG pasar las páginas de los libros y pienso en tus manos, tus brazos. Vuelvo a deslizarme por la noche una vez más, empiezo a disfrutar este extraño errar, voy por mi amiga para ocultarnos en otra proyección. Reímos y conseguimos un poco de alcohol. Dormimos pronto. 

Las personas parecían vivir encapsuladas ahora entre trajes que fomentaban alejarse, nos distanciaban, enormes campos de concentración de enfermos, si, otra vez. Estoy más cerca de esta pantalla lisa, de esta ansia de comunicarme con nadie. El scroll es una nueva caricia en las redes, donde puedes tocar a todo el mundo con reacciones. Ahí en ese scroll, encontré el cuerpo desollado, sin órganos, un hueco, como una vasija se tornaba el sobrante del cuerpo de quien había sido una mujer y había matado su pareja. La noticia venía de mi hogar, de tan lejos, un feminicidio más. El dolor estuvo conmigo durante varios días. 

Al par de semanas muchas mujeres en el mundo salieron a protestar con gritos, pintas, quemas. Las hogueras ardían hace tiempo en el corazón y las restricciones de estar cerca de alguien más no fueron escuchadas. Salimos con vehemencia en lo que sobraba de mundo, con lo que nos sobraba de fuerza. Para la noche siguiente muchos gobiernos parecían iniciar un toque de queda, se empezaron a paralizar incluso los trabajos, mi escondite en las proyecciones y todo aquello se paró.

Ese fue el último día que nos encontramos, pero ya no podía mirarle, no podía dirigirle la palabra. No era capaz de escribir, estaba llena de furia, de algún modo todo se volvió insoportable repentinamente. Siempre soy demasiado sensible. Ni siquiera era por saber que estabas casado, ni tus hijos. Eso hace siempre lo supe. Yo había dejado de hablar y el ruido de los otros ocupaba mi espacio, pero ni él ni yo lo soportábamos, que extrañeza cuando le dijo a alguien, ¿tu otra vez? A quien pedía hablar, jamás me había hecho eso a mi, ese día me pidió mi voz un par de veces pero nunca se la di, solo salía cuando a mi también me aturdía el ruido pero era para mi, no para él. 

Había descubierto tu oscuridad y tu luz, sentía que había podido llegar a lo más obsceno de ti sin siquiera tocarte. Tenía que huir. Tenía que escapar. Había un reloj de agua contando el tiempo. Las fronteras se estaban casi completamente cerradas.  

Una amiga me acompaño a hacer la maleta, y a pocas cosas les pongo nombre, pero se llamó la maleta para el fin del mundo. Estaba llena de la teoría general de la basura. Una pequeña maleta azul que cuidaría hasta llegar a la siguiente pared que estaba del otro lado del mar. Me fui como Walter Benjamin. Una noche escribiéndote un recado para decirte adiós.

Elizabeth Casasola  es artista visual y fundadora de La Editora

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Maleta
1 de agosto de 2015

La Cuarta emisión de Dixit Radio

En esta cuarta emisión Carlos Jager, Ericktool y Álvaro Rodríguez hacemos un balance del 2019 y platicamos de ciertas anticipaciones, preocupaciones, pero también algunas nostalgias de lo que fue este 2019. Síganos hablamos de la Cuarta Transgénero, de la Zapatilla y de otras delicias que nos dejó el año viejo.

Historia de la Misoginia, Capítulo Uno

Álvaro Rodríguez

En el mundo de los objetos y las prótesis, los artefactos de anticoncepción tienen su historia genealógica situados en los instrumentos del castigo y la tortura, en las herramientas de la decisión y de la muerte. Quizá estas últimas las de la muerte extendidas y mucho más asistidas por una cierta mirada médica masculina que durante mucho tiempo controló y dominó los espacios de anticoncepción no siempre desde los lugares más asépticos y apropiados. Algunos otros espacios creados por mujeres que procuraron la atención inmediata en casos de urgencia y peligro. Estos espacios casi siempre clandestinos fueron perseguidos y destruidos desde mucho tiempo atrás. Las técnicas rudimentarias para atender un parto no deseado o un método anticonceptivo costo la muerte de muchísimas mujeres en camillas y sillas de exploración.

La muestra A History of Misogyny, Chapter One: On Abortion, and the repercussions of lack of acces que se presenta actualmente en el Centro de la Imagen fue presentada en 2016 en los encuentros de Arles y obtuvo el Premio de la Photo Madame Figaro-Arles y la beca Fotopress. El Fotolibro On Abortion cuidado por Dewi Lewis fue acreedor del Premio al mejor libro Aperture Paris-Photo y ha sido nominado al Deutsche Börse Award.

On Abortion muestra la primera parte de un trabajo más amplio sobre la Historia de la Misoginia una investigación visual de la artista multidisciplinaria barcelonés Laia Abril. On Abortion problematiza las condiciones históricas de precariedad con las que el aborto ha sido practicado. Los peligros inherentes a prácticas en extremo tortuosas y sumamente peligrosas que acompañan la muerte de 47, 000 mujeres cada año según esta documentación. Varillas, espinas vegetales y animales, astillas y palos, ganchos y perchas, pinzas y substancias, tubos y cordones forman parte de los instrumentos ilegales para realizar abortos. Fórceps y espéculos son algunos de los instrumentos que aún subyacen de la brutalidad obstétrica y simbolizan los objetos de invasión y perforación corporal que pueden contraer infecciones y la muerte. Los testimonios visuales y los relatos que recoge Laia Abril en esta investigación transportan al espectador por el profundo mundo de la intervención abortiva. Una silla de exploración se muestra en medio de una sala, lo que permite rodearla y situarse en el centro de estos espacios ambiguos de esperanza y dolor, de degradación y resilencia corporal. Laia Abril trabaja actualmente en dos proyectos:

Chapter two: On Rape, galardonado con el Visionary Award de Tim Hetherington Trust y que se exhibirá en Les Filles du Calvaire en 2020; y el Genesis Chapter: On Mass Hysteria, nominado al Prix Elysée”.

Fotocolectania

On Abortion. A History of Misogyny – Chapter One: ON ABORTION, and the repercussions of lack of access es una exposición cuidada y coordinada por Andrea Celda para el Centro de la Imagen que hace del Festival FotoMéxico un recorrido de enormes dimensiones reflexivas en estos tiempos de reacción falocéntrica patrialcal. On Abortion, pone en el centro de la discusión, la violencia psicológica y corporal que implica un tratamiento precario en los cuerpos de quienes han procurado su práxis.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Textos en español de A History of Misogyny, Chapter One: On Abortion, Laia Abril.

On Abortion. A History of Misogyny – Chapter One: ON ABORTION, and the repercussions of lack of access , Centro de la Imagen, 2019.

Shunga

Álvaro Rodríguez

La pintura shunga es un género de producción visual japonés también conocidas como estampas de primavera o del mundo flotante, dibujos, estampas, grabados y xilografías donde el sexo es el paroxismo de la representación durante el periodo Edo (1603-1867), aunque estuvo regulada como material explícito, este género dominó la cultura popular impresa del japón con una sensualidad y soltura que las shunga se convirtieron en un material muy buscado y preciado por el pueblo.

En las imágenes de primavera los personajes cotidianos podían mantener relaciones sexuales de todo tipo, incluso con animales, seres fantásticos y monstruos de la mitología. Imágenes heterosexuales, homosexuales y zoofílicas, las shunga pueden considerarse imágenes antecedente de la pornografía oriental a fines del siglo XIX. Las shunga mostraban relaciones que podían despertar toda clase de ensoñaciones y fantasías de jóvenes inexpertos, de célibes y seguramente personas que por su condición mantenían relaciones onanistas o prohibidas. Las shunga se consideraron imágenes bellísimas llenas de colorido, de una experimentación en la hipertrofía de los órganos sexuales, del bestialismo, de las cavidades corporales, de los contactos y de las fornicaciones múltiples. Como las imágenes santorales, las shunga también podían ser consideradas imágenes muy potentes para proteger a los individuos de los incendios, acompañar a los samuráis en la soledad del servicio y de los abandonos de sus esposas y viceversa.

En la película de La Región Salvaje de Amat Escalante, uno de los principales actores del argumento de la película es un monstruo tentacular cuya función sexual tiene una referencia muy evidente con el célebre grabado de Katsushika Hokusai: El sueño de la esposa del pescador-Tako to ama, El ama y el pulpo- y que ilustró el libro Kinoe no komatsu en 1814 e influenció el filme Shindo Kaneto-Hokusai Manga mejor conocida como Edo Porn. La imagen tiene otro eco en la película de horror Possesion 1981 del director Andrzej Zulawski, donde un octopedo es la siniestra posesión de la fascinación sexual de la protagonista Anna (Isabelle Adjani).

Las shunga más allá de su sentido explícito, son imágenes muy potentes de la sensualidad, de lo extramarital y de la fantasía que produce lo copular, de manera que su gran éxito se debió al deseo reprimido que estalló en un mercado de consumo de imágenes sin precedentes. Artistas y pintores occidentales fueron aficionados y coleccionistas de estas imágenes, desde impresionistas hasta pintores abstractos como Picasso, las shunga fueron alimento para sus espíritus, bajo ese colorido que deslumbra en las xilografías de copulación, “lo oscuro esta por siempre”.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Kinoe no komatsu 1814, de Katsushika Hokusai en British Museum

Marcianos vs Astronautas

Marcela Chao

Marsarchive.org es un proyecto que a través de un archivo colaborativo, actividades educativas de divulgación del conocimiento, así como colaboraciones artísticas, fomenta la reflexión entorno a las posibilidades, retos y cuestionamientos que plantea el planeta Marte.   

Como ya es tradición, este 14 de diciembre del 2019 se llevará a cabo la 3era posada marciana con la temática “Marcianos vs Astronautas” ¿Cuáles serán las consecuencias de este contacto? Para refexionar en torno al tema realizaremos un meet up con la presencia de la Mtra. Marión Alvez doctorante en astrobiología, el Lic. Dante Valdovinos experto en derecho espacial, la Mtra. en Ciencias Oriana Trejo quien hablará de las misiones científicas en el planeta rojo, así como del escritor y miembro del seminario de estéticas de la ciencia ficción Ramón López Castro quien nos dará un recorrido por la forma en la que la ciencia ficción ha abordado esta confrontación

Contaremos con talleres dedicados al público infantil y juvenil que estarán a cargo de la Asociación Ciencia y Cultura para Todos (ACCT) y Capicua quienes realizarán un taller de rovers de cartón y otro de narrativas ciencia ficcionales. 

En la parte musical, tocará la banda de minimal jazz y electrónica Juggernot  que creará paisajes sonoros salidos de una película de ciencia ficción mientras que los DJs, Manuel Horta, Felipe Q y Falzo nos pondrán a mover el organismo con funky planetario, disco y ritmos tropigalácticos. Por si fuera poco, contaremos con una estación de flash tattoo con temática espacial que realizará el tatuador @laratarey

Claro está que no podrán faltar nuestros villancicos, piñatas marcianas y el delicioso ponche rojo.

Los esperamos el sábado 14 de diciembre de 16:00 a 1:00 horas en El Nidal, ubicado en Nogal 275, Colonia Santa María la Ribera, Ciudad de México. 

Venta de boletos en:  https://bit.ly/382GWtf

Marcela Chao es astrofísica cuántica, directora de Marsarchive.org

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www.marsarchive.org

https://www.facebook.com/groups/marsarchive

PROGRAMA

Dixit Radio – Entrevista a Amat Escalante

En ésta emisión de Dixit Radio conversamos con Amat Escalante director de la película La Región Salvaje (2016) y con Itala Schmelz Herner organizadora del Ciclo de Cine Latinoamericano del Segundo Encuentro de Estéticas de la Ciencia Ficción 2019 en la Cineteca Nacional. Una charla donde Amat nos confiesa algunos de los secretos que envolvieron la producción de su multipremiada película y algunos vínculos e influencias con maestros de la cinematografía contemporánea.

Pueden consultar el programa del Ciclo de Cine Latinoamericano de Ciencia Ficción aquí.

Dixit Radio – Entrevista a Miguel Ángel Fernández Delgado

Estuvimos con el historiador y jurísta Miguel Ángel Fernández Delgado charlando sobre los retrofuturos en la ciencia ficción mexicana decimonónica en el marco del 2do Encuentro de Estéticas de la Ciencia Ficción 2019 en el Centro Nacional de las Artes.