Systems and Constellations

Álvaro Rodríguez

El trabajo artístico y fotográfico de Milagros de la Torre es de una actualidad latente, basta con revisar su última exposición virtual: Systems and Constelatellations (2020) en Artpace en San Antonio Texas para reparar en el refinamiento de sus medios expositivos, el cuidado de sus piezas y la abstracción de las correspondencias estéticas.

Personalmente el trabajo que más aprecio de Milagros de la Torre son sus platas sobre gelatina en papel, “evidencias” de crímenes y hechos diversos en el Perú que provienen del Archivo del Palacio de Justicia en Lima que pertenecen a su serie Los pasos perdidos, (The Lost Steps, 1996). De estas imágenes se recuperan cartas póstumas, objetos incautados como la bandera de Sendero luminioso, la camisa ensangrentada de un periodista víctima en una masacre, cinturones, máscaras de perpetradores, algunas balas, cuchillos, cuerdas y toda serie de objetos contundentes o testimoniales de la tragedia y la violencia del Perú contemporáneo, imágenes que se conocen por todo el mundo, y que recientemente las vimos expuestas en el Centro de la Imagen en la Ciudad de México.

En Systems and Constellations, Milagros de la Torre lleva más allá el trabajo fotográfico bidimensional para situarlo en dispositivos intermediales que permiten apreciar la potencia de las imágenes de identidad en sistemas muy antiguos como los quirománticos y adivinatorios que devienen de la astrología, de las fisiognomonías que van del lejano Oriente al Oriente medio y se desplegaron por toda la vieja Europa. Los sistemas de proporcionalidad y métricos dialogan en el espacio virtual expandiendo una continuidad de lecturas visuales y de regímenes escópicos del retrato.

La secuencia de Intervals explica mejor lo anterior, siendo los registros de Alphonse Bertillon los ejes vertebrales de la argumentación antropométrica, pero también, la gran utopía del control biométrico. Systems and constelations puede visitarse virtualmente con el asombro de las posibilidades de la realidad aumentada, los dispositivos constelares y una máscara que elude la identificación por algoritmos.

Esta exposición se interroga bajo el ángulo crítico como alguna vez lo hizo la Calavera de Mengele, pieza de Thomas Keenan y Eyal Weizman en Imágenes a cargo: la construcción de la prueba por la imagen en Le Bal de París (2015), Facial Weaponization suit mask de Zach Blas en Teoría del Color en el MUAC (2014-2015) o La propagación del mal en el Centro Cultural España curada por Marialy Soto (2018).

Álvaro Rodríguez es historiador

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Newbridge

Álvaro Rodríguez

Cuando el Whitney Museum of American Art está cerrado, las imágenes de Nan Goding aparecen repentinamente, vidas de protesta y sociedades afectivas, el amor irrumpiendo en una feroz era de violencia racial, pero en la intervención de sus imágenes, Golding resulta ambigua porque su mayor potencia reside en el vehículo mismo que impone en sus cuerpas y cuerpos, su mirada irremediablemente colmada de una nostalgia luminosa, agrietada por las sombras y claroscuros, secreciones pigmentadas y fluidos recientes que superponen olores y sensaciones en la imagen, tragedias y encuentros quebrados, nostalgias y despedidas en el infortunio.

La pornografía emocional como la han tildado en otros lados, es, en todo caso, una superficialidad de entornos de afectación y de estados animistas en sus snapshots. Cuando el Whitney Museum reposa en una muerte aparente por el contagio de la enfermedad viral y social, la obra de Golding subyace naturalmente en la calle como un síntoma de la violencia especular en sus 24 works.

En tal desconfinamiento Siobhan in the Shower aparece desnuda y obliterada por el tiempo y por la mirada del recato público que prohíbe la intimidad radical. Un poster arrancado al tiempo anuncia el Newbridge, mostrando las trazas de un objeto que destruye y al mismo tiempo invierte una emoción confrontrada, un gesto moralizador sobre la imagen de Golding, una cuerpa rasgada y fragmentada, un intento de borramiento y de censura sobre la trágica belleza que experimenta Goldin golpeando con toda su fuerza estética, el recuerdo, la memorabilia de la copulación y el exceso y la distorsión del estupefaciente visual y el punk. Tal y como un afiche de desaparición, Siobhan in the shower (1991) reaparece como un espectro en pleno haz de luz, en una caja de alta tensión detrás del cárcamo de dolores y en un espacio completamente deshabitado por la pandemia, lleno de plantas y de un estruendo del agua; la imagen resignificada de Siobhan resitúa la presencia de Golding que a penas el año pasado en las salas del Centro de la Imagen nos deslumbró con The ballad sexual dependency, un diario visual intimista instalado en un carrusel de diapositivas un tanto vivas, un tanto muertas, encarnadas por el amor y la fatalidad en un slide show musicalizado con piezas como All Tomorrow’s Parties de Velvet Underground.

Siobhan in the shower posa en las cajas eléctricas bajo las escotillas de una compuerta hidráulica del cárcamo donde la pieza de Ariel Guzik interroga con unos silbatos de un órgano cageano las corrientes que traen sonidos líquidos del río, bajo los murales de Diego Rivera para traer la mirada perenne de Nan Golding en la intemperie.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Newbridge, Siobhan in the shower. Nan Golding (1991). Foto: Álvaro Rodríguez.

Imágenes del silencio

Álvaro Rodríguez

Imágenes del silencio: 196 abrazos contra el olvido es una muestra de 196 retratos de personas que abrazan a sus seres queridos desaparecidos durante la última dictadura uruguaya. Este proyecto fotográfico de Anabella Balduvino, Elena Boffetta, Ricardo Gómez, Federico Panizza y Pablo Porciúncula auspiciado por el Centro de Fotografia de Montevideo, el Museo de la Memoria entre otras organizaciones establecen un diálogo semántico con la fotografía de desaparecidos en un formato de fotografía de identificación. La frontalización es la modalidad en la que proceden los servicios fotográficos de identificación y antropometría en el mundo.

Si bien los retratos no son de cuerpo completo, el retrato se ocupa de registrar frontalmente a los familiares vivos con la peculiaridad de subrayar un gesto de suma potencia: el abrazo al retrato del desaparecido. Los retratados abrazan a sus familiares desaparecidos y establecen un vínculo indiscutible en un acto de contrafichaje, un anti-mugshot que además de presentar la dignidad individual presentan las manos que se aferran al retrato del ser querido desaparecido. En otrorora las manos, algunos accesorios y la vestimenta eran índices de incriminación de clase u oficio, aquí son elementos de contención de la memoria. Otra particularidad de la muestra es su formato público, pues ha sido montada en la plaza Cagancha de Montevideo produciendo un memorial público de los desaparecidos y el reclamo a la ignominiosa desaparición del terrorismo de Estado.

En el marco de la conmemoración de la vigésima quinta marcha del Silencio en Uruguay Imágenes del silencio interviene el espacio público con esta muestra que demanda la verdad y la justicia para la ciudadanía uruguaya. Para saber más de “Imágenes del Silencio: 196 abrazos contra el olvido” pueden visitar el sitio del Centro de Fotografía de Montevideo CdF.

Álvaro Rodríguez es historiador

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  • Foto: Ricardo Antúnez / CdF
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Negativo 2B

Álvaro Rodríguez

Ya el ácido va envolviendo al negativo, estas placas inefables del amor superfluo, de la necesidad de casta, de la oficialidad identitaria, de la presentación frontal en el estudio con el mismo telón de fondo, del vidrio enmarcado para revelar a los deteriorados individuos del negativo 2B del Stars Archive (Studies in Tamil Studio Archives & Society). La impronta de la corrosión es la simbiosis entre el recuerdo y el olvido, no es todavía amnesia u obliteración visual, es un residuo intermedio de la imagen trastocada, es un estado interseccional, abstracto y contiguo de la indefinición corporal de una imagen resucitada en el revelado.

La fotografía en la India es tan extensa que no se puede reducir a un sólo archivo. Las colecciones fotográficas en Tamil Nadu en la India cumplieron una función social y comercial con implicaciones en la representación. La historia de los Nilgiris ha sido rescatada y preservada por un proyecto del gobierno francés y la British Library. El Instituto Francais Pondichery (IFP) y la Asociación Stars que restituyen a la historia de la fotografía en Tamil Nadu la imagen de los Nilgiris.

Los periodos en el que los investigadores de Stars han centrado su conservación y la digitalización con técnicas modernas va del periodo de 1870 a 1970. A finales del siglo XIX es un periodo donde además se estabilizó globalmente los métodos del retrato de identidad y la fotografía de identificación gracias a Alphonse Bertillon en París. Esta transferencia técnica pudo haber tenido su eco en las técnicas británicas del retrato de identidad.

Todo proyecto de conservación se debe ocupar de centenares de negativos, fotografías en placa de vidrio y positivos forman parte del fondo visual de Tamil Studio Archives & Society. A través de estas fotografías se da cuenta de la herencia cultural del vestido, de los gestos, las apariencias y los linajes de una pueblo tan diverso como el hindú. Algunos patrocinadores de este proyecto son la Fundación de Ciencias del Patrimonio (FSP), el Centro de Estudios de la India y Asia del Sur (CEIAS) y Exposure. Para saber más de este proyecto puedes visitar su sitio o sus redes sociales.

Álvaro Rodríguez es historiador

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STARS ARCHIVE
Negativo 2B

stars archive

Zona Tropical

Álvaro Rodríguez

19 grados, a veces 21 y cuando empieza a mermar la humedad y de regreso de unos sorbetes en la Pola de Santa Lucía, el Centro de Artes Visuales de Mérida nos da la bienvenida con una fachada de época, una pared descarapelada con sus herrerías oxidadas y sus maderas infranqueables, un piso de granito a cuadros que define la entrada hacia unas arcadas que delimitan el patio central, un lugar de una delicia lumínica y de calma chicha.

Es una fortuna tener a Rosa Arteaga curadora de Zona Tropical como guía de una muestra representativa de la actividad artística y fotográfica de toda la Península. Y no sólo de Mérida, también de Quintana Roo y Campeche, los fotógrafos y artistas visuales que participan de Zona Tropical,

“son una mirada sensible y atenta de la temperatura fotográfica de la zona”.

Los friches de Oso Sánchez son el ejemplo de como se puede producir desde la fascinación, desde la imaginación, la intervención inimaginable del paisaje. Su obra un igloo, una guarida poliédrica ahí abandonada en medio de un arroyo tropical, unas esculturas fantásticas deslocalizadas en los desiertos yucatecos o una figuras carcomidas por la humedad se reiteran en su serie fotográfica que además de coloridas son en extremo poéticas. Zona Rosa, el políptico de Alexa Torre nos golpea con esa liminalidad entre lo cursi y lo erótico del rosa, un paroxismo de coloración que tiñe los objetos cotidianos en un catálogo de sublimininalidades que estallan lo femenino en un ejercicio de reconceptualización y uso del género. Una mezcla también de personas de una trayectoria incontestable como la de Eduardo Arco y sus platas sobre gelatina que evocan el tiempo y las inscriben en otros linderos de la poesis visual. La mirada diversa y los puntos de vista sobre el campo y la visión del desarrollo agrícola de Robin Canul, también los retratos mágicos y espirituales de los pueblos originarios de Yucatán en papel algodón de Pedro Tec, el ensayo crítico de Anel Suaste en Fuji Instax, Veneno letal para el sistema, una intervención manual sobre el interior y el exterior del retrato, las obliteraciones de la imagen, los ácidos sobre el rostro sugieren la violencia con la que el medio puede aproximarse a fenómenos tan evidentes como la agresión física o la desaparición misma. Las escenas de tejidos imaginarios ya conocidas de Lizette Abraham que resultan de una delicia palatable para la mirada o bien, la reflexión sobre la fragilidad de la vida y la celebración catártica de la muerte en la serie A dónde vamos de Cuauhtémoc Moreno, son tan sólo algunos ejemplos de lo que en esta temporada podrán encontrar en el Centro de Artes Visuales de Mérida.

Visiten el CAV podrán darse un postre escópico y después degustar en el manjar blanco una triada de salbutes y platillos de la región que no les dejará una sola duda de que vivir el centro de Mérida va más allá de su estatus temperamental y gastronómico, sino de la gestión ejemplar y la digestión cultural.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Historia de la Misoginia, Capítulo Uno

Álvaro Rodríguez

En el mundo de los objetos y las prótesis, los artefactos de anticoncepción tienen su historia genealógica situados en los instrumentos del castigo y la tortura, en las herramientas de la decisión y de la muerte. Quizá estas últimas las de la muerte extendidas y mucho más asistidas por una cierta mirada médica masculina que durante mucho tiempo controló y dominó los espacios de anticoncepción no siempre desde los lugares más asépticos y apropiados. Algunos otros espacios creados por mujeres que procuraron la atención inmediata en casos de urgencia y peligro. Estos espacios casi siempre clandestinos fueron perseguidos y destruidos desde mucho tiempo atrás. Las técnicas rudimentarias para atender un parto no deseado o un método anticonceptivo costo la muerte de muchísimas mujeres en camillas y sillas de exploración.

La muestra A History of Misogyny, Chapter One: On Abortion, and the repercussions of lack of acces que se presenta actualmente en el Centro de la Imagen fue presentada en 2016 en los encuentros de Arles y obtuvo el Premio de la Photo Madame Figaro-Arles y la beca Fotopress. El Fotolibro On Abortion cuidado por Dewi Lewis fue acreedor del Premio al mejor libro Aperture Paris-Photo y ha sido nominado al Deutsche Börse Award.

On Abortion muestra la primera parte de un trabajo más amplio sobre la Historia de la Misoginia una investigación visual de la artista multidisciplinaria barcelonés Laia Abril. On Abortion problematiza las condiciones históricas de precariedad con las que el aborto ha sido practicado. Los peligros inherentes a prácticas en extremo tortuosas y sumamente peligrosas que acompañan la muerte de 47, 000 mujeres cada año según esta documentación. Varillas, espinas vegetales y animales, astillas y palos, ganchos y perchas, pinzas y substancias, tubos y cordones forman parte de los instrumentos ilegales para realizar abortos. Fórceps y espéculos son algunos de los instrumentos que aún subyacen de la brutalidad obstétrica y simbolizan los objetos de invasión y perforación corporal que pueden contraer infecciones y la muerte. Los testimonios visuales y los relatos que recoge Laia Abril en esta investigación transportan al espectador por el profundo mundo de la intervención abortiva. Una silla de exploración se muestra en medio de una sala, lo que permite rodearla y situarse en el centro de estos espacios ambiguos de esperanza y dolor, de degradación y resilencia corporal. Laia Abril trabaja actualmente en dos proyectos:

Chapter two: On Rape, galardonado con el Visionary Award de Tim Hetherington Trust y que se exhibirá en Les Filles du Calvaire en 2020; y el Genesis Chapter: On Mass Hysteria, nominado al Prix Elysée”.

Fotocolectania

On Abortion. A History of Misogyny – Chapter One: ON ABORTION, and the repercussions of lack of access es una exposición cuidada y coordinada por Andrea Celda para el Centro de la Imagen que hace del Festival FotoMéxico un recorrido de enormes dimensiones reflexivas en estos tiempos de reacción falocéntrica patrialcal. On Abortion, pone en el centro de la discusión, la violencia psicológica y corporal que implica un tratamiento precario en los cuerpos de quienes han procurado su práxis.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Textos en español de A History of Misogyny, Chapter One: On Abortion, Laia Abril.

On Abortion. A History of Misogyny – Chapter One: ON ABORTION, and the repercussions of lack of access , Centro de la Imagen, 2019.

Shunga

Álvaro Rodríguez

La pintura shunga es un género de producción visual japonés también conocidas como estampas de primavera o del mundo flotante, dibujos, estampas, grabados y xilografías donde el sexo es el paroxismo de la representación durante el periodo Edo (1603-1867), aunque estuvo regulada como material explícito, este género dominó la cultura popular impresa del japón con una sensualidad y soltura que las shunga se convirtieron en un material muy buscado y preciado por el pueblo.

En las imágenes de primavera los personajes cotidianos podían mantener relaciones sexuales de todo tipo, incluso con animales, seres fantásticos y monstruos de la mitología. Imágenes heterosexuales, homosexuales y zoofílicas, las shunga pueden considerarse imágenes antecedente de la pornografía oriental a fines del siglo XIX. Las shunga mostraban relaciones que podían despertar toda clase de ensoñaciones y fantasías de jóvenes inexpertos, de célibes y seguramente personas que por su condición mantenían relaciones onanistas o prohibidas. Las shunga se consideraron imágenes bellísimas llenas de colorido, de una experimentación en la hipertrofía de los órganos sexuales, del bestialismo, de las cavidades corporales, de los contactos y de las fornicaciones múltiples. Como las imágenes santorales, las shunga también podían ser consideradas imágenes muy potentes para proteger a los individuos de los incendios, acompañar a los samuráis en la soledad del servicio y de los abandonos de sus esposas y viceversa.

En la película de La Región Salvaje de Amat Escalante, uno de los principales actores del argumento de la película es un monstruo tentacular cuya función sexual tiene una referencia muy evidente con el célebre grabado de Katsushika Hokusai: El sueño de la esposa del pescador-Tako to ama, El ama y el pulpo- y que ilustró el libro Kinoe no komatsu en 1814 e influenció el filme Shindo Kaneto-Hokusai Manga mejor conocida como Edo Porn. La imagen tiene otro eco en la película de horror Possesion 1981 del director Andrzej Zulawski, donde un octopedo es la siniestra posesión de la fascinación sexual de la protagonista Anna (Isabelle Adjani).

Las shunga más allá de su sentido explícito, son imágenes muy potentes de la sensualidad, de lo extramarital y de la fantasía que produce lo copular, de manera que su gran éxito se debió al deseo reprimido que estalló en un mercado de consumo de imágenes sin precedentes. Artistas y pintores occidentales fueron aficionados y coleccionistas de estas imágenes, desde impresionistas hasta pintores abstractos como Picasso, las shunga fueron alimento para sus espíritus, bajo ese colorido que deslumbra en las xilografías de copulación, “lo oscuro esta por siempre”.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Kinoe no komatsu 1814, de Katsushika Hokusai en British Museum

La estética profunda de los rostros

Álvaro Rodríguez

Existen algunos temas que pueden ser instrumentalizados como el de la salud mental. Algunas instituciones que se dedican a tratarla y desde los programas públicos atenderla suelen explotar sus consecuencias invisibles. El trabajo de Jorge Mejía sorprendió en estos días al ser inaugurado un proyecto fotográfico que viene de atrás, desde 2009 cuando Paseo en el limbo surge en una de las tantas visitas a un albergue para personas con discapacidad psicosocial. Paseo en el limbo fue recibida en el MAF y aunque han habido legendarias muestras como la Castañeda en este museo, es muy interesante que el proyecto de Jorge Mejía tenga difusión en el Centro de la Ciudad de México, sobre todo para sensibilizar a funcionarios y agentes públicos los primeros que deberían estar atentos a estas problemáticas que cada vez son más amplias.

Aunque los trabajos sobre hospitales psiquiátricos, albergues y casas de refugio o bien de encierro suelen estar binariamente tratados, por un lado quienes se agencian de la violencia y la brutalidad médica de estos espacios es para entregarlos al sensacionalismo o a la literatura, o también están quienes en una labor de visibilización logran meter la problemática en la agenda del gobierno o bien instrumentalizan de alguna manera la situación de degradación humana para llamar a las buenas conciencias a sentar compromisos de los organismos que sólo voltean cuando un tema como la salud mental se sale de los cauces del control y revientan en la emergencia social. Cualquiera de ambas posturas pecan de romanticismos que deben ser desmitificados. El trabajo de Jorge Mejía pensamos es es unos de esos impulsos que buscan visibilizar la problemática sin quitarle el drama que persigue la vida y muerte de las personas de estos centros. Sin embargo, el trabajo más sobresaliente de Mejía es estético, la fuerza de sus imágenes y en esto coincidimos con su propósito, es

“mostrar su lado humano fuera de la perspectiva médica”

sus series muestran la fuerza de las personas mismas, el poder de sus rostros, los ademanes de orfandad, pero también los gestos de lucidez y cadencia humana, que logran fijar en las imágenes de los retratados, los tonos más lúgubres, pero también lo punzante de la elocuencia frente a la condición médica y socialmente normativa.

Jorge Mejía intenta entonces rebasar no sólo los estereotipos con los que son generalmente tildadas estas poblaciones, sino logra, los que ya muchos filósofos entre ellos Foucault y Huberman han sentenciado sobre la locura, el abandono y la enfermedad, una suerte de elocuencia permanente frente a la condición obtusa de los discursos del orden.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Foto: Jorge Mejía
  • Galería I
  • Galería II

Provecho

Paolo Marinaro

¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria

Con el objetivo de mostrar las dinámicas de explotación laboral y las estrategias de resistencia y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores de la industria de la producción y distribución alimenticia, se inaugura la exposición temporal ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria, el próximo lunes 28 de octubre a las 19:30 h en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM).

La muestra reúne la obra fotográfica y conceptual de diez artistas, colectivos, activistas y académicos de México, Argentina, Brasil, Italia, y EUA, que siguen la ruta de la producción y circulación de alimentos entre México, Estados Unidos y Canadá: desde el campo, los mercados de distribución, los restaurantes, los hogares, los supermercados, hasta la recolección y procesamiento de basura; centrándose en las experiencias de quienes se emplean en estos circuitos.

Las obras invitan a reflexionar sobre las condiciones precarias de trabajo: sueldos bajos, jornadas extensas, hostigamiento laboral y sexual, falta de prestaciones de ley y seguridad social; que se perpetúan por las relaciones desiguales entre México y los países del norte, así como por la situación migrante de las y los empleados, que muchas veces no cuentan con documentos, lo cual es considerado por las empresas como un pretexto para no garantizar sus derechos.

La exhibición señala que la firma del Tratado de Libre Comercio, agudizó la desigualdad entre las trasnacionales y los trabajadores, quienes en la escena global se encuentran en circunstancias vulnerables, de “esclavitud moderna” y manipulación. En este sentido Carole Condé y Karl Beveridge se centran en la transitoriedad y vulnerabilidad de migrantes jornaleros en Ontario, Canadá; Fred Lonidier en la precarización de las condiciones de vida en la pizca de fresas en el Valle de San Quintín, Baja California; y Javier Dragustinovis, en la sensación de la pérdida de origen en el proceso migratorio.

Además de mostrar estas condiciones de explotación, se visibilizan las luchas de resistencia tales como huelgas, creación de sindicatos independientes y redes de solidaridad trasnacional y entre pares. Por su parte, David Bacon, se enfoca en los empacadores guatemaltecos en Nebraska y en la organización de una huelga en Walmart en San Leandro, California; Sol Aramendi en las historias de resiliencia de trabajadoras del hogar, pertenecientes a la organización Adhikaar de Queens, Nueva York; Caterina Morbiato, Stefano Morrone y el colectivo Ni un Repartidor Menos, en las estrategias de protección de repartidoras y repartidores de alimentos de empresas como UberEATS, en la Ciudad de México.

Organizada por Chamba Collective, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, el Programa de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, la Escuela Urbana de Lyon, la Universidad de Lyon, el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, la exposición forma parte de las actividades del Congreso Justicia y Soberanía Alimentaria en las Américas, desigualdades, alimentación y agricultura, espacio de reflexión en torno a la marginación y precarización de las y los agricultores.

La exposición ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria permanecerá en exhibición hasta enero de 2020 en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ubicado en la calle Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México.

Paolo Marinaro es miebro de Chamba Collective

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https://chambacollective.com

https://www.facebook.com/chambacollective

Disposición final

Simon Schatzberg

Todos los días en la Ciudad de México, un ejército de más de 10 mil trabajadores salen a las calles a recolectar los residuos de la vida urbana. En un proceso complejo, los barrenderos, choferes y voluntarios extraen de las 12 mil 998 toneladas de desechos generados diariamente unas últimas gotas de valor antes de que sean relegados a sus lugares de descanso final.

En el Mercado de la Merced, el centro de comercio informal más grande de la zona central de la Ciudad de México, un equipo de sólo tres empleados del gobierno se encarga de recibir y manejar las cerca de 20 toneladas diarias de desechos generados en el mercado. El área de desechos es una esquina relativamente tranquila de la Merced, mayormente transitada por los empleados, las docenas de barrenderos que pasan a tirar basura, y un constante flujo de personas que vienen a colectar las abundantes cantidades de verduras que todavía sirven. A igual que los que vienen a comprar en la Merced, viajan desde todas partes de la zona metropolitana a cavar en las montañas de desechos orgánicos en búsqueda de pequeños tesoros. Una señora que viajó desde Vallejo ha encontrado una bolsa grande de habas, de las cuales la mayoría pueden ser comestibles. Sentada en un costado de la zona de basura para ordenar las habas, pide que no salga su cara en ninguna foto:

“porque su esposo se enojaría si se diera cuenta del origen de la sopa que va a cenar esta noche”

Los empleados cuentan con el apoyo de un equipo más grande de “voluntarios,” que les ayudan a colectar reciclables de los desechos inorgánicos. Tanto los empleados como los voluntarios cuentan con ojos expertos para detectar cualquier cosa — botellas de plástico, latas de aluminio, cartón — que puede ser vendida. Para los empleados con contrato, la venta de reciclables es un agregado al sueldo de 3 mil pesos mensuales que reciben del gobierno de la ciudad. Para los voluntarios, representa su principal fuente de ingreso.

Disposición final, 2019. Fotografía: Stefano Morrone.

La basura que sale de la Merced llega a la estación de transferencia de Venustiano Carranza, una de las 12 estaciones de transferencia en la ciudad, donde los desechos se someten a otros procesos de clasificación y extracción de valor antes de llegar a su próximo destino. En el caso de los desechos orgánicos, su destino es una de las siete plantas de composta que se encuentran dentro de los límites de la capital; en el caso de los desechos inorgánicos, su destino es uno de los cinco rellenos sanitarios en los estados de México y Morelos, o, en el lenguaje burocrático del Estado: los sitios de disposición final.

Después de haber pasado por todos los filtros de revaloración, son sólo 7,862 toneladas diarias de desechos las que llegan a ser sepultados en los sitios de disposición final. De alguna manera, el sistema de manejo de desechos de la Ciudad sí funciona — previniendo la llegada de casi el 30% de los desechos a los rellenos. Pero su funcionamiento depende de brigadas de personas en pobreza extrema, personas con disposición de pasar horas buscando botellas de plástico para poderlas vender en 5 pesos el kilo.

Simon Schatzberg* es periodista en el Mexico News Daily

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Stefano Morrone* es fotógrafo freelance

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* Actualmente el trabajo de Simon Schatzberg y Stefano Morrone se presenta en la exposición: Provecho, geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria bajo la curaduría de Chamba Collective en el Museo de las Culturas del Mundo, Moneda 13, Centro Histórico, Ciudad de México.