Mundo Fungi

Álvaro Rodríguez

Dixit platicó en estos días pandémicos con Robert John Kelly a propósito del universo Fungi y sus posibilidades locales y planetarias. El universo de los hongos es tan amplio y diverso como el animal y el vegetal. El libro de Anna Lowenhaupt Tsing: The Mushroom at the End of the World: On the Possibility of Life in Capitalist Ruins, Princeton, 2015 nos inspiró para platicar sobre las propias investigaciones de Kelly, sus libros y sus intereses entorno al universo fungi en México.

Robert John Kelly inició sus estudios en la carrera de Pedagogía Infantil e Historia en la Universidad de South Florida los cuales abandonó en el 2012 para cultivar hongos y dedicarse al estudio de Micología y Botánica. Fue co-fundador y técnico de laboratorio en Gulf Coast Mushrooms, una empresa que cultiva hongos medicinales y gourmet donde trabajó del 2014 al 2017. Ha dado pláticas, caminatas y talleres sobre hongos y plantas en la Universidad de New College of Florida, Acupunture and Herbal Medicines of St. Petersburg, The Children’s Garden, Tinker Farms y La Botica verde entre otros lugares de Florida, Estados Unidos y en Morelos, México principalmente.

Es autor de Una introducción a la identificación y aplicación de hongos comunes en el sur de Florida, 2017. En 2018 Impartió pláticas semanales en Tepoztlán sobre diferentes temas de hongos como: Etnomicología, cultivo e identificación de hongos. Actualmente escribe un libro sobre los hongos Cordyceps de Morelos. Vive en San Juan Tlacotenco (Tepoztlán), Morelos donde tiene un laboratorio para experimentar con propagación de hongos silvestres y comerciales.

Sigue la emisión de Dixit Radio donde abordamos la economía de estos seres, sus funciones y su estudio.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Gobernarnos!

(Al final de lo político tal y como lo conocemos)

Börries Nehe

Desde hace unos días, todxs juntxs y cada quien por sí mismx parecen estar crecientemente alienados. O al revés: un aura irreal rodea al mundo. En cualquier caso, el efecto es el mismo, nos ponemos en el papel de espectadores incrédulos colgados de los liveticker, alternando entre la esperanza humana de que de alguna manera todo mejore, y el deseo mórbido de una sociedad que se está volviendo cada vez más apocalíptica en todas sus expresiones culturales que todo sea aún más extremo, que las imágenes sean aún más impactantes y el lenguaje aún más radical.

Este tiempo tiene algo de kafkeano: en un sentido cómico y oscuro, porque instituciones que están fuera de nuestro alcance toman decisiones sobre nuestras vidas que parecen cada vez menos predecibles y a las cuales estamos completamente sujetxs; y en un sentido trágico, porque ese tiempo conlleva el sabor de una capitulación colectiva e individualista. De esa sensación de estar expuestxs a lo irreal e incontrolable se alimenta un fuerte deseo de ser gobernadxs, de la manera más efectiva posible. Dejar todas las decisiones a lxs expertxs, transferir toda la soberanía a los aparatos de gobierno. El “sueño político de la peste”, como lo llamó Foucault, soñado colectivamente:

“la penetración del reglamento hasta los más finos detalles de la existencia y por intermedio de una jerarquía completa que garantiza el funcionamiento capilar del poder; … la asignación a cada cual de su “verdadero” nombre, de su “verdadero” lugar, de su “verdadero” cuerpo y de la “verdadera” enfermedad”.

MF

Es el fin de la vaguedad, de la indefinición, de la indeterminación. Y el fin de lo político, si lo entendemos como la capacidad social para darnos una forma y configuración.

De tal suerte que Covid-19 se está convirtiendo cada vez más en una experiencia que es a la vez individual e individualizante, y colectiva, social y global. Porque el desapego, el sentimiento de irrealidad no es más que un síntoma de una profunda enajenación, del no-poder-hacer, no-poder-decidir y no-poder-saber nada.

Este sentimiento paralizante de estar sometidos me parece una actualización y continuación lógica del mundo emocional que es característica del capitalismo (post-) neoliberal: un mundo de sufrimiento desbordante y de enfermedades depresivas de rápido crecimiento, un mundo de crisis de opioáceos y un mundo de tentaciones autoritarias, el refugio prometido para un ejército profundamente inseguro. La respuesta de los populistas a esta experiencia colectiva del desfallecimiento es “take back control“; la respuesta en tiempos de Covid-19 es “we take control“.

No es casualidad que la misma sociedad que produjo los Trumps, los Bolsonaros y Modis de este mundo también genere esta respuesta a la actual crisis (aunque estos personajes todavía tienen la deficiencia de ser mortales y erráticos, por lo que no se nos exige disciplina ante ellos, sino ante las instituciones). Por eso no me sorprendió cuando escuché ayer una reseña de la prensa mundial y me di cuenta de un comentario tras otro de que lo que se deseaba era un “liderazgo fuerte”, “mano dura”, el final del laissez-faire y una praxis basada en el buen ejemplo de China.

La movilización de los aparatos y del miedo coinciden con la desmovilización política y, por tanto, de la creatividad social. Al final queda un acto heroico de sumisión voluntaria al poder de la infraestructura, para el bien de la sociedad.

Corona-Calexico, Convict Pool, 2004.

Börries Nehe es latinoamericanista por la UNAM y actualmente coordinador del grupo de investigación sobre autoritarismos y contra-estrategias de la fundación Rosa Luxemburg.

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El fuego del silencio

Erick Tool

A través de los siglos hemos aprendido que la barbarie del poder va acompañada de la ignorancia, del ego y del yugo de unos cuantos sociópatas que desafortunadamente llegan al poder ya sea porque tienen un capital privilegiado o porque su ascender hacia la alta burguesía fue por hacer favores sin tener escrúpulos, ni conmiseraciones hacia el prójimo humano, animal o natural, es decir llegaron a la cima del poder por corruptos.

Para nuestra mala suerte parece que la historia sólo queda para ser guardada e ignorada por este tipo de personalidades ricas y corruptas con ansias de poder, poder y dinero que no se llevarán a la tumba pero que su mente pequeña y obtusa ignora.

Miedo al pensamiento

El Papiru de Ipuur, la fortaleza de los espíritus en Persépolis, la biblioteca de Alejandría, la biblioteca de la Residencia de los Papas en Letrán, la biblioteca imperial en Constantinopla, la biblioteca de la Madraza en Granada, la biblioteca Nacional del Perú, la biblioteca Nacional de Sarajevo, la biblioteca Nacional de Irak y el museo nacional de Río de Janeiro, todos estos recintos fueron quemados por gobiernos autoritarios con el temor de que el pueblo piense por sí mismo.

Fahrenheit 451

La actualidad de este clásico es indiscutible, Bradbury se refiere a un mundo donde los libros son peligrosos y por ende deben ser quemados, en esta obra maestra de la ciencia ficción política aparecen seis personajes principales y cada uno representa un punto importante de nuestra sociedad.

Guy Montag: Es un sujeto no mayor de 40 años, no es un personaje ordinario pues esconde libros y eso lo hace ser un corrupto a pesar de que nosotros, los lectores sabemos que no lo es, en el mundo de Bradbury, así se le ve.

Capitán Beatty: El jefe de los bomberos, el orquestador de las quemas de libros, el representante de la ley aún así, en algún momento era similar a Guy incluso en toda la historia se la pasa dando referencias a libros y pasajes históricos de la humanidad, es un desgraciado cultureta que termino siendo el perro fiel del sistema.

Profesor Faber: Está resignado aunque lo entristece saber que los libros ya no llaman la atención de nadie para eso están las pantallas para entretener, es cobarde y prefiere mantener un perfil bajo.

Mildred Montag: Representa el ciudadano ordinario ese que se conforma con lo que dice el Televisor, es ese personaje que utiliza el suicidio para justificar el miedo a la existencia, al ir por más, es la representación de esa parte del pueblo sumiso y conformista.

Clarisse McClellan: Ella parece que es la extraña del grupo pero en realidad es la conciencia, aquella que te susurra un inconformismo, es como un libro de filosofía, es lo prohibido por eso su destino en la novela es incierto, ella es una pregunta constante.

Granger: Este personaje representa la esperanza que hay en la humanidad es valiente y astuto, y a pesar de que su mundo es destruido, él encuentra la manera de sobrevivir, él sabe y nos hace saber que el mundo tiene un ciclo por cumplir como todo en la vida, hay un momento de luz y hay un momento de oscuridad.

La gran Lección o ¿por qué los libros son peligrosos en Latinoamérica?

Una lección importante para un lector en reconocimiento de Fahrenheit 451, es que nos recuerda que no es importante lo que se escriba en un libro sino las preguntas que el libro despierta y eso nos conduce a nuestro devenir como seres racionales y libres.

Actualmente Brasil y otros países hermanos como Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile y Haití sufren cambios políticos y parece que el totalitarismo es el común denominador y la puerta de entrada a ese dudoso pero trágico régimen que ha mostrado ser el neoliberalismo y su gran fracaso con la democracia, idea política y utópica que siempre se ha visto mermada por la ambición e ignorancia tanto de gobernantes como de empresarios.

Al parecer si al mundo se le terminaran sus recursos naturales gobernantes como empresarios sobrevivirían comiendo residuos y respirando metales y CO2, intentando el exilio posthumano.

En este nuevo siglo, el continente latinoamericano vive un neo-oscurantismo donde tristemente la población está sufriendo el embate de la ambición y el fanatismo religioso, de persecución, racismo y censura; Brasil, Chile, Bolivia y ahora Colombia son un espejo donde sus gobernantes para justificar su intolerancia se refugian en la Biblia igual como lo hicieron los cruzados en su momento, de mismo modo que lo hizo el Capitán Beatty pero lo que realmente los mueve es la locura del control y del poder.

Así, que dejaré algunas sugerencias lectivas espero que podamos despabilarnos de lo que ocurre y dejemos a un lado los distractores, que tomemos por más tiempo un libro, adoptemos un gesto de estar más con nosotros mismos y dejemos de evadirnos, que seamos más humanos y menos internautas en un sentido de enajenación hiperconectada.

Propongo que regresemos a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, que revisemos nuevamente las bases de los contratos sociales en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad de los hombres de Jean Jacob Rosseau, recentrémonos en las reflexiones de Nietzsche en Humano demasiado humano. Que nos actualicemos en Los orígenes del neoliberalismo en México de María Eugenia Romero Sotelo, echemos un ojo al Neoliberalismo en América Latina de Luis Rojas Villagra. Otro clásico para revisar las categorías que hoy se tornan insuficientes Liberalismo y democracia de Norberto Bobbio y finalmente Los orígenes del totalitarismo de Hanna Arendt.

Erick Tool es periodista underground, melómano y bibliófilo

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Incendio de Alejandría

Pequeño reporte

Gustavo Celedón Bórquez

Podríamos invertir el desprecio que la élite latinoamericana tiene por el pueblo y establecer que el verdadero problema es y ha sido siempre el primer mundo. La élite de por-aquí es solo un grupo de entes vacíos cuyo único contenido es el goce de su propia ignorancia, ésta resultado de todo el dinero que han recibido a condición de destruir la cultura y la sociedad.

Pero lo que han destruido son sus propios cerebros —que desde el comienzo pusieron al servicio de una inteligencia importada, ajena, violenta y sometedora. Hoy, mientras el mundo entero requiere cada vez más de inteligencias y sensibilidades múltiples y colectivas que puedan asumir todos los riesgos y necesidades de un planeta y de una sociedad que se caen a pedazos casi para siempre, no es sino la élite el problema. Ese filtro corrupto por el cual Latinoamérica ha debido someter siempre toda su potencia nos muestra hoy, en un acontecimiento que jamás previeron o creyeron tener controlado, una insuficiencia total. Si Chile fue el laboratorio de las nefastas políticas neoliberales, desde ahora será el laboratorio de una vida y de una sociedad justas e inteligentes, en contacto con su tierra, con su espacio, desarrollando sus temporalidades y abriendo dimensiones. Un laboratorio abierto, que comparte y aprende de los pueblos todos.

“No podría haber otro futuro, si es que se trata del futuro. Y no podría haber otro presente y otro pasado, si es que también se trata de ambos”.

Toda la violencia estatal que hoy vemos a través de las redes sociales y constatamos a través de la sensibilidad que nos une con quienes la han padecido directamente, pues hemos estado ahí, con todas las edades, en las marchas, en las asambleas, en los cabildos, con nuestra mente y nuestro cuerpo irreversiblemente conectados con lo que pasa, como si se hubiese abierto algo que estaba radicalmente cerrado… toda esa violencia, decimos, dicen, dices, es el manifiesto hoy visible de una élite política que no posee inteligencia y que, de hecho, arrienda a la fuerza una totalmente desgastada (que más encima después cobra al pueblo), como si ese primer mundo que siempre nos ha dominado no existiese, no existiese desde hace tiempo y viviese en la inercia de su propia muerte ya pasada y que no obstante tiene el poder monstruoso para siempre pisar fuerte, hasta la muerte, hasta la desaparición. Veníamos viviendo sin fondo, en el vacío concreto de un planeta que se sostiene hasta ahora en la imagen radicalmente separada y autocomplaciente de su propia representación.

Esto se traduce, en un principio:

a) Fuera el gobierno. Un país que se quiere serio, que quiere asumir seriamente su existencia, no puede funcionar haciendo vista gorda a la violencia que su institución ejerce contra el pueblo, quien busca, justamente, al decir de Víctor Jara, su derecho de vivir en paz (canción que, entre otras, ha sido uno de los himnos de la revuelta).

b) Asamblea constituyente. Es el pueblo quien se da sus formas de vivir. Pues, todo lo indica, la fuerza de la oligarquía ignorante y babosa está siendo derrotada por el deseo de asumir la vida que se lleva, de hacerse cargo de los problemas sociales, económicos, ecológicos, de madurar, de utilizar la inteligencia que tenemos y que esta oligarquía (local-servil y global-cabrona) quiso siempre vaciar al infinito.

Hasta antes de octubre aquí, reportamos, reportan, reportas, todo era un verdadero hastío. En verdad, todo estaba a punto de explotar. Quizás, mientras la élite nos tiraba los desperdicios de su propio consumo, esos restos incompletos, con olor a basura (me refiero al endeudamiento, a la educación de mierda, a la explotación real, a las pensiones miserables, al vaciamiento cultural, a la prensa también de mierda, al individualismo radical, a la depresión, al suicidio, a la intelectualidad egoísta y fantoche, a los productos de mala calidad sobrevalorados, a la televisión asquerosa, a las elecciones mentirosas, a los partidos políticos jóvenes pero liberalmente administrados, etc.), tuvimos, tuvieron, tuviste que esforzarte y aprender a juntarlos, construyendo monstruos raros que te ayudaron a sobrevivir y tenerte a ti mismo. Unos más que otros ciertamente. Entonces desarrollamos sensibilidades e inteligencias múltiples que las viejas formas hoy no entienden y frente a las cuales responden con la misma violencia de antaño, como si nada hubiese pasado en estos últimos cuarenta años, como si aún fuesen, ellos, élites primermundistas y élites subordinadas, el principio y el fin de lo que se debe hacer, la vanguardia del mundo. Pero sabemos ya que no les alcanza para comprender eso —sobre todo a las subordinadas. Como dirían Los Prisioneros, solo quieren dinero (otros de los temas-himnos de la revuelta).

He aquí el reporte, tejido, como han de notar, con las esperanzas que hasta hace algunos días parecían no estar por ningún lado.

Chile, octubre de 2019.

Gustavo Celedón Bórquez es docente en la Universidad de Valparaíso, Chile.

Provecho

Paolo Marinaro

¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria

Con el objetivo de mostrar las dinámicas de explotación laboral y las estrategias de resistencia y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores de la industria de la producción y distribución alimenticia, se inaugura la exposición temporal ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria, el próximo lunes 28 de octubre a las 19:30 h en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM).

La muestra reúne la obra fotográfica y conceptual de diez artistas, colectivos, activistas y académicos de México, Argentina, Brasil, Italia, y EUA, que siguen la ruta de la producción y circulación de alimentos entre México, Estados Unidos y Canadá: desde el campo, los mercados de distribución, los restaurantes, los hogares, los supermercados, hasta la recolección y procesamiento de basura; centrándose en las experiencias de quienes se emplean en estos circuitos.

Las obras invitan a reflexionar sobre las condiciones precarias de trabajo: sueldos bajos, jornadas extensas, hostigamiento laboral y sexual, falta de prestaciones de ley y seguridad social; que se perpetúan por las relaciones desiguales entre México y los países del norte, así como por la situación migrante de las y los empleados, que muchas veces no cuentan con documentos, lo cual es considerado por las empresas como un pretexto para no garantizar sus derechos.

La exhibición señala que la firma del Tratado de Libre Comercio, agudizó la desigualdad entre las trasnacionales y los trabajadores, quienes en la escena global se encuentran en circunstancias vulnerables, de “esclavitud moderna” y manipulación. En este sentido Carole Condé y Karl Beveridge se centran en la transitoriedad y vulnerabilidad de migrantes jornaleros en Ontario, Canadá; Fred Lonidier en la precarización de las condiciones de vida en la pizca de fresas en el Valle de San Quintín, Baja California; y Javier Dragustinovis, en la sensación de la pérdida de origen en el proceso migratorio.

Además de mostrar estas condiciones de explotación, se visibilizan las luchas de resistencia tales como huelgas, creación de sindicatos independientes y redes de solidaridad trasnacional y entre pares. Por su parte, David Bacon, se enfoca en los empacadores guatemaltecos en Nebraska y en la organización de una huelga en Walmart en San Leandro, California; Sol Aramendi en las historias de resiliencia de trabajadoras del hogar, pertenecientes a la organización Adhikaar de Queens, Nueva York; Caterina Morbiato, Stefano Morrone y el colectivo Ni un Repartidor Menos, en las estrategias de protección de repartidoras y repartidores de alimentos de empresas como UberEATS, en la Ciudad de México.

Organizada por Chamba Collective, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, el Programa de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, la Escuela Urbana de Lyon, la Universidad de Lyon, el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, la exposición forma parte de las actividades del Congreso Justicia y Soberanía Alimentaria en las Américas, desigualdades, alimentación y agricultura, espacio de reflexión en torno a la marginación y precarización de las y los agricultores.

La exposición ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria permanecerá en exhibición hasta enero de 2020 en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ubicado en la calle Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México.

Paolo Marinaro es miebro de Chamba Collective

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https://www.facebook.com/chambacollective

Disposición final

Simon Schatzberg

Todos los días en la Ciudad de México, un ejército de más de 10 mil trabajadores salen a las calles a recolectar los residuos de la vida urbana. En un proceso complejo, los barrenderos, choferes y voluntarios extraen de las 12 mil 998 toneladas de desechos generados diariamente unas últimas gotas de valor antes de que sean relegados a sus lugares de descanso final.

En el Mercado de la Merced, el centro de comercio informal más grande de la zona central de la Ciudad de México, un equipo de sólo tres empleados del gobierno se encarga de recibir y manejar las cerca de 20 toneladas diarias de desechos generados en el mercado. El área de desechos es una esquina relativamente tranquila de la Merced, mayormente transitada por los empleados, las docenas de barrenderos que pasan a tirar basura, y un constante flujo de personas que vienen a colectar las abundantes cantidades de verduras que todavía sirven. A igual que los que vienen a comprar en la Merced, viajan desde todas partes de la zona metropolitana a cavar en las montañas de desechos orgánicos en búsqueda de pequeños tesoros. Una señora que viajó desde Vallejo ha encontrado una bolsa grande de habas, de las cuales la mayoría pueden ser comestibles. Sentada en un costado de la zona de basura para ordenar las habas, pide que no salga su cara en ninguna foto:

“porque su esposo se enojaría si se diera cuenta del origen de la sopa que va a cenar esta noche”

Los empleados cuentan con el apoyo de un equipo más grande de “voluntarios,” que les ayudan a colectar reciclables de los desechos inorgánicos. Tanto los empleados como los voluntarios cuentan con ojos expertos para detectar cualquier cosa — botellas de plástico, latas de aluminio, cartón — que puede ser vendida. Para los empleados con contrato, la venta de reciclables es un agregado al sueldo de 3 mil pesos mensuales que reciben del gobierno de la ciudad. Para los voluntarios, representa su principal fuente de ingreso.

Disposición final, 2019. Fotografía: Stefano Morrone.

La basura que sale de la Merced llega a la estación de transferencia de Venustiano Carranza, una de las 12 estaciones de transferencia en la ciudad, donde los desechos se someten a otros procesos de clasificación y extracción de valor antes de llegar a su próximo destino. En el caso de los desechos orgánicos, su destino es una de las siete plantas de composta que se encuentran dentro de los límites de la capital; en el caso de los desechos inorgánicos, su destino es uno de los cinco rellenos sanitarios en los estados de México y Morelos, o, en el lenguaje burocrático del Estado: los sitios de disposición final.

Después de haber pasado por todos los filtros de revaloración, son sólo 7,862 toneladas diarias de desechos las que llegan a ser sepultados en los sitios de disposición final. De alguna manera, el sistema de manejo de desechos de la Ciudad sí funciona — previniendo la llegada de casi el 30% de los desechos a los rellenos. Pero su funcionamiento depende de brigadas de personas en pobreza extrema, personas con disposición de pasar horas buscando botellas de plástico para poderlas vender en 5 pesos el kilo.

Simon Schatzberg* es periodista en el Mexico News Daily

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Stefano Morrone* es fotógrafo freelance

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* Actualmente el trabajo de Simon Schatzberg y Stefano Morrone se presenta en la exposición: Provecho, geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria bajo la curaduría de Chamba Collective en el Museo de las Culturas del Mundo, Moneda 13, Centro Histórico, Ciudad de México.

Tecnologías de la raza en la era algorítmica

Achille Mbembe, uno de los teóricos más relevantes de los Postcolonials & Decolonials studies se encuentra en México. Se presenta en el Instituto de Investigaciones jurídicas de la UNAM, dictando una conferencia sobre las implicaciones tecnológicas en la vida cotidiana y los márgenes de exclusión. Hablará de las Tecnologías de la raza en la era algorítmica.

Síguelo en la liga de la videoteca de jurídicas, y si te lo perdiste puedes visionar su conferencia Borders in the Age of Networks en la New School for Social Reserch.

Achille Mbembe es Profesor en the WISER Institute, University of Witwatersrand. Nacido en Camerún obtuvo
su doctorado en Historia en la Universidad de la Sorbonne en Paris en 1989.