La estética de la ciencia ficción

Álvaro Rodríguez

El día de mañana se darán cita un grupo de especialistas, fans y conocedores del universo de las estéticas de ciencia ficción en México y Latinoamérica.

“En el marco del centenario luctuoso de Amado Nervo, pionero de la ciencia ficción mexicana, y los cien años de la publicación de Eugenia de Eduardo Urzaiz Rodríguez, una de las primeras novelas de ciencia ficción escritas en el país”. ..

2do Encuentro de Estéticas de Ciencia Ficción 2019.

… se organiza el segundo encuentro de estéticas de la ciencia ficción que promete además de un rico espacio destinado a charlas y conferencias magistrales sobre la línea continua de las representaciones y los procesos estéticos de la ciencia ficción en México (como un conjunto epistémico que permea otras latitudes), también se presentará en la Cineteca Nacional un ciclo destinado a la producción cinematográfica de la ciencia ficción latinoamericana en donde veremos: La región salvaje de Amat Escalante, Ovnis en Zacarpa del guatemalteco Marcos Machado Loria, Branco Sai, Preto Fica de Adirley Queirós de Brasil o Adiós querida luna de Fernando Spiner entre otras.

El seminario y encuentro de ciencia ficción en México que coordina Amadis Ross González y Loreto Alonso Atienza se antoja para una media semana llena de sorpresas, intercambios y producciones en el Cenidiap, Centro Nacional de las Artes, los días miércoles 27 al viernes 28 desde las 10 am y el sábado 29 el ciclo proyectado en la Cineteca Nacional. La entrada será libre y todo está listo para viajar al retrofuturo y al más allá.

Álvaro Rodríguez es historiador

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PROGRAMA

2do Encuentro de Estéticas de Ciencia Ficción 2019 / CENART

André, El Gigante

Oscar G. Hernández

Esa delgada línea entre ficción y realidad, es lo que atrae y seduce a las masas de seguidores para formar parte de algo mayor: la lucha entre el bien y el mal. Los luchadores pertenecen a bandos de rudos y técnicos, de buenos y malos, de santos y demonios que tratan de construir una leyenda para la cual narran la historia sobre la vida de un personaje que las más de las veces se funde con la vida misma.

En el año de 1984 Dave Letterman entrevistaba a André René Roussimoff quien era y probablemente es la figura más reconocida de la lucha libre a nivel internacional. André pesaba más de 250 kilos y medía 2.24 metros de altura. Letterman le preguntó sobre por cuánto tiempo pensaba seguir luchando. Roussimoff respondió –No lo sé, quizás esta noche sea mi última pelea. Nunca podemos saberlo…nunca podemos saber lo que ocurrirá en el ring.− Con esta frase resumía el lo que representaba subir a luchar, y mostraba lo que había sido su vida hasta ese momento.

André, El Gigante era como se le conocía en el mundo de la lucha libre, desde niño debió sufrir por su condición física y esa extraña enfermedad conocida como acromegalia o gigantismo. La leyenda de este luchador se inicia desde esa lejana infancia cuando Samuel Beckett era quien debía llevarlo a la escuela ya que el autobús escolar solía rechazarlo por su estatura. Tiempo más tarde correría la fortuna de ser descubierto e invitado a integrarse para dedicarse a la lucha libre. A partir de ese momento el éxito parecía inevitable.

Box Brown un artista de narrativa gráfica recopiló anécdotas y recurrió a una enorme cantidad de documentos de todo tipo para reconstruir la biografía de este luchador y darlo a conocer desde una óptica que muestra la vida de una celebridad desde lo raro, desde la distinción por su cuerpo.

André como luchador fue un tema polémico ya que era un personaje que inspiraba a muchos a luchar, incluso sirvió de pretexto para crear películas de la serie Rocky. Sin embargo lo que Brown nos muestra no es simplemente la parte humana de este luchador que la mayor parte de su vida fue visto y tratado como un verdadero freak, a pesar de su éxito, de su fama y de su dinero.

Brown construye un relato en el que evita caer en el drama fácil, a pesar de que durante toda esta novela gráfica veremos a un André alcoholizado, sin embrago nunca vemos de manera evidente su sufrimiento, Brown deja que el lector contemple y resuelva lo que está ocurriendo. El logro de este autor es que arma en viñetas limpias con un estilo de dibujo que proviene del cartoon para traernos la leyenda de un verdadero gigante. Al recorrer sus páginas nos envuelve con una fuerza que proviene de la narración simple. No hay en la estructura de sus planchas composiciones complicadas o rebuscadas, sólo los cuadros clásicos del cómic bien aplicados y de esa manera sostener la historia.

André el Gigante, Vida y Leyenda. Nos hace sentir la grandeza de este luchador en sentido literal. Nos hace reflexionar también sobre las formas de racismo y marginación que se ejerce sobre los cuerpos que son diferentes, en este caso muy diferentes; Además nos muestra cómo hace apenas unas cuantas décadas aún se podía recurrir a la formula circense para mostrar lo que se llamaba fenómenos y de esa manera llenar una arena.

Esta novela gráfica se convirtió de inmediato en un best seller, estuvo por más de tres semanas en las listas de los libros más vendidos del New York Times. También se convirtió en uno de los primeros cómics contemporáneos que se meten al género documental de manera más que brillante y que nos deja pensando durante mucho tiempo sobre la delgada frontera entre lo que es el espectáculo y la realidad, de como la mitología de la lucha libre se recrea a partir de la vida de estos personajes que no sólo buscan ganar si no cumplir una función en ese ring, en ese escenario que para ellos es la vida sin más.

Oscar G. Hernández editor de sección en la Revista Marvin

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André, The Giant, Obey.

El fuego del silencio

Erick Tool

A través de los siglos hemos aprendido que la barbarie del poder va acompañada de la ignorancia, del ego y del yugo de unos cuantos sociópatas que desafortunadamente llegan al poder ya sea porque tienen un capital privilegiado o porque su ascender hacia la alta burguesía fue por hacer favores sin tener escrúpulos, ni conmiseraciones hacia el prójimo humano, animal o natural, es decir llegaron a la cima del poder por corruptos.

Para nuestra mala suerte parece que la historia sólo queda para ser guardada e ignorada por este tipo de personalidades ricas y corruptas con ansias de poder, poder y dinero que no se llevarán a la tumba pero que su mente pequeña y obtusa ignora.

Miedo al pensamiento

El Papiru de Ipuur, la fortaleza de los espíritus en Persépolis, la biblioteca de Alejandría, la biblioteca de la Residencia de los Papas en Letrán, la biblioteca imperial en Constantinopla, la biblioteca de la Madraza en Granada, la biblioteca Nacional del Perú, la biblioteca Nacional de Sarajevo, la biblioteca Nacional de Irak y el museo nacional de Río de Janeiro, todos estos recintos fueron quemados por gobiernos autoritarios con el temor de que el pueblo piense por sí mismo.

Fahrenheit 451

La actualidad de este clásico es indiscutible, Bradbury se refiere a un mundo donde los libros son peligrosos y por ende deben ser quemados, en esta obra maestra de la ciencia ficción política aparecen seis personajes principales y cada uno representa un punto importante de nuestra sociedad.

Guy Montag: Es un sujeto no mayor de 40 años, no es un personaje ordinario pues esconde libros y eso lo hace ser un corrupto a pesar de que nosotros, los lectores sabemos que no lo es, en el mundo de Bradbury, así se le ve.

Capitán Beatty: El jefe de los bomberos, el orquestador de las quemas de libros, el representante de la ley aún así, en algún momento era similar a Guy incluso en toda la historia se la pasa dando referencias a libros y pasajes históricos de la humanidad, es un desgraciado cultureta que termino siendo el perro fiel del sistema.

Profesor Faber: Está resignado aunque lo entristece saber que los libros ya no llaman la atención de nadie para eso están las pantallas para entretener, es cobarde y prefiere mantener un perfil bajo.

Mildred Montag: Representa el ciudadano ordinario ese que se conforma con lo que dice el Televisor, es ese personaje que utiliza el suicidio para justificar el miedo a la existencia, al ir por más, es la representación de esa parte del pueblo sumiso y conformista.

Clarisse McClellan: Ella parece que es la extraña del grupo pero en realidad es la conciencia, aquella que te susurra un inconformismo, es como un libro de filosofía, es lo prohibido por eso su destino en la novela es incierto, ella es una pregunta constante.

Granger: Este personaje representa la esperanza que hay en la humanidad es valiente y astuto, y a pesar de que su mundo es destruido, él encuentra la manera de sobrevivir, él sabe y nos hace saber que el mundo tiene un ciclo por cumplir como todo en la vida, hay un momento de luz y hay un momento de oscuridad.

La gran Lección o ¿por qué los libros son peligrosos en Latinoamérica?

Una lección importante para un lector en reconocimiento de Fahrenheit 451, es que nos recuerda que no es importante lo que se escriba en un libro sino las preguntas que el libro despierta y eso nos conduce a nuestro devenir como seres racionales y libres.

Actualmente Brasil y otros países hermanos como Bolivia, Ecuador, Argentina, Chile y Haití sufren cambios políticos y parece que el totalitarismo es el común denominador y la puerta de entrada a ese dudoso pero trágico régimen que ha mostrado ser el neoliberalismo y su gran fracaso con la democracia, idea política y utópica que siempre se ha visto mermada por la ambición e ignorancia tanto de gobernantes como de empresarios.

Al parecer si al mundo se le terminaran sus recursos naturales gobernantes como empresarios sobrevivirían comiendo residuos y respirando metales y CO2, intentando el exilio posthumano.

En este nuevo siglo, el continente latinoamericano vive un neo-oscurantismo donde tristemente la población está sufriendo el embate de la ambición y el fanatismo religioso, de persecución, racismo y censura; Brasil, Chile, Bolivia y ahora Colombia son un espejo donde sus gobernantes para justificar su intolerancia se refugian en la Biblia igual como lo hicieron los cruzados en su momento, de mismo modo que lo hizo el Capitán Beatty pero lo que realmente los mueve es la locura del control y del poder.

Así, que dejaré algunas sugerencias lectivas espero que podamos despabilarnos de lo que ocurre y dejemos a un lado los distractores, que tomemos por más tiempo un libro, adoptemos un gesto de estar más con nosotros mismos y dejemos de evadirnos, que seamos más humanos y menos internautas en un sentido de enajenación hiperconectada.

Propongo que regresemos a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, que revisemos nuevamente las bases de los contratos sociales en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad de los hombres de Jean Jacob Rosseau, recentrémonos en las reflexiones de Nietzsche en Humano demasiado humano. Que nos actualicemos en Los orígenes del neoliberalismo en México de María Eugenia Romero Sotelo, echemos un ojo al Neoliberalismo en América Latina de Luis Rojas Villagra. Otro clásico para revisar las categorías que hoy se tornan insuficientes Liberalismo y democracia de Norberto Bobbio y finalmente Los orígenes del totalitarismo de Hanna Arendt.

Erick Tool es periodista underground, melómano y bibliófilo

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Incendio de Alejandría

La estética profunda de los rostros

Álvaro Rodríguez

Existen algunos temas que pueden ser instrumentalizados como el de la salud mental. Algunas instituciones que se dedican a tratarla y desde los programas públicos atenderla suelen explotar sus consecuencias invisibles. El trabajo de Jorge Mejía sorprendió en estos días al ser inaugurado un proyecto fotográfico que viene de atrás, desde 2009 cuando Paseo en el limbo surge en una de las tantas visitas a un albergue para personas con discapacidad psicosocial. Paseo en el limbo fue recibida en el MAF y aunque han habido legendarias muestras como la Castañeda en este museo, es muy interesante que el proyecto de Jorge Mejía tenga difusión en el Centro de la Ciudad de México, sobre todo para sensibilizar a funcionarios y agentes públicos los primeros que deberían estar atentos a estas problemáticas que cada vez son más amplias.

Aunque los trabajos sobre hospitales psiquiátricos, albergues y casas de refugio o bien de encierro suelen estar binariamente tratados, por un lado quienes se agencian de la violencia y la brutalidad médica de estos espacios es para entregarlos al sensacionalismo o a la literatura, o también están quienes en una labor de visibilización logran meter la problemática en la agenda del gobierno o bien instrumentalizan de alguna manera la situación de degradación humana para llamar a las buenas conciencias a sentar compromisos de los organismos que sólo voltean cuando un tema como la salud mental se sale de los cauces del control y revientan en la emergencia social. Cualquiera de ambas posturas pecan de romanticismos que deben ser desmitificados. El trabajo de Jorge Mejía pensamos es es unos de esos impulsos que buscan visibilizar la problemática sin quitarle el drama que persigue la vida y muerte de las personas de estos centros. Sin embargo, el trabajo más sobresaliente de Mejía es estético, la fuerza de sus imágenes y en esto coincidimos con su propósito, es

“mostrar su lado humano fuera de la perspectiva médica”

sus series muestran la fuerza de las personas mismas, el poder de sus rostros, los ademanes de orfandad, pero también los gestos de lucidez y cadencia humana, que logran fijar en las imágenes de los retratados, los tonos más lúgubres, pero también lo punzante de la elocuencia frente a la condición médica y socialmente normativa.

Jorge Mejía intenta entonces rebasar no sólo los estereotipos con los que son generalmente tildadas estas poblaciones, sino logra, los que ya muchos filósofos entre ellos Foucault y Huberman han sentenciado sobre la locura, el abandono y la enfermedad, una suerte de elocuencia permanente frente a la condición obtusa de los discursos del orden.

Álvaro Rodríguez es historiador

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Foto: Jorge Mejía
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Combustible y comburente

( C + O2 = CO2 )

Moro Maxwell

Dedicado a Gustavo Gatica

…me detuve en medio del puente. Este país está loco, pensé. Nos tienen trastornados. Pasamos de un estado a otro sin mediar transiciones. Me corregí: “En realidad han sido treinta años de transiciones… fallidas”. Lo claro es que algo se desbloqueo, en o con o por el estallido, cayó una coraza, se abrieron vasos comunicantes. Algunas semanas atrás el sentimiento era otro. Pesimista, triste, la opaca realidad reinaba. “El daño es profundo”, era el diagnóstico, “nos convirtieron en zombies, en esclavos, estamos enfermos, sólo nos queda el juicio final, ya no hay esperanza”. “Nada que hacer”, aunque algo hacíamos, poco, pero hacíamos, como por inercia. En eso estábamos, en el libre obrar, cuando el fuego comenzó. Comenzó de noche, aunque lo habían conjurado más temprano los estudiantes secundarios. Un container de basura encendido fue arrojado por las escalas del metro, rodó lanzando chispas, abajo estaba la policía, dispararon a diestra y siniestra, pero luego el humo negro lo inundo todo, los gritos, la poderosa rabia, los hizo huir, se desvanecieron. Salió la poblada, los descontentos, los dormidos. Parece que el fuego los despertó, ejecutó un llamado desde lo profundo. Una fisión nuclear detonó grandes cantidades de energía. Estallaron los vidrios. Supimos que la escala de incendios de Enel efectivamente era de incendios, se quemó, quedo negra, chamuscada. Se quemaron los supermercados, después de que los consumidores frustrados desvalijaran sus bodegas y escaparates. Un denso humo pardusco, producto de varios buses ardiendo, ascendió hacia los cielos de la ciudad desde la intersección de Vicuña Mackenna y Rancagua, convocando a la tribu. El hongo se veía desde los cuatro puntos cardinales, era una señal. Llegaron hordas a bailar a la luz del fuego. Se sacaban fotos en los escombros y sentían crecer un calor distinto en sus corazones. Luego llegaron las lacrimógenas y se nos cayeron las lagrimas, alguien se acercó y nos ofreció agua con bicarbonato, y nos abrazó. El calor en el corazón se avivó. Se multiplicaron las hogueras y las barricadas, se estaba quemando la desigualdad, que está hecha mayoritariamente de plástico. Nos sacaron varios ojos, volvimos a llorar. Ya no había nada que arrojarle a la los guardianes así que, animados por un espíritu minero, llegaron las picapedreras y nos repartieron guijarros. Llegaron las que destruyen las luminarias para que los guardianes no hicieran blanco en nuestros cuerpos. Llegaron las que portaban escudos, las que repartían sándwiches, las que regalaron mascarillas, las que se gastaron el sueldo para compartir antiparras, las apagadoras de lacrimógenas, las de los primeros auxilios. La primera línea era un hormigueo oscuro e incandescente. “Ah, Georges Sorel, ¡tenías tanta razón!”, pensé. Desconfío de las metáforas biológicas, pero fue inevitable pensar en los anticuerpos, expulsando al virus, o la infección. Este calor es la fiebre. El corazón ya era una brasa. Se armaban bandas de música espontáneas en las esquinas, que tocaban El derecho de vivir en paz; llegaba un trombón, una trompeta, un saxo, un tambor y se sumaban las voces. La braza latía. Entonces ese cuerpo frío, que parecía muerto, al que le habían extraído la sangre, comenzó a bailar. Despertó. Se erigió una pira monumental en Plaza Italia, que a esa altura ya le habían cambiado el nombre, ahora se llamaba Plaza de la Dignidad, y la pira era parte constitutiva del fuego fundamental. La manada hizo una danza y un pacto a su alrededor. Alguien dijo: “Volvimos a querernos”, y parecía ser cierto; otro dijo: “Estamos volviendo a ser un pueblo”, y también parecía ser cierto. Comenzamos a escribir, lo rayamos todo, faltaron paredes en la ciudad para los pensamientos, no había dónde poner un “sí” o un “no”. Después comenzamos a hablar, y no hemos parado, como si hubiésemos guardado silencio durante siglos. Parece que teníamos temas pendientes. Afloraron los significantes, se desplegaron, y fue como una terapia, pero diferente, porque era gratis y al aire libre, el fuego trajo la felicidad, gritamos sapos y culebras. Había algo en el fondo. Lo reprimido, dirán los psicólogos. El retorno de lo reprimido, como si fuese el título de la segunda parte de una saga. Continúa un repiquetear constante de cacerolas, de sirenas, de helicópteros. Duermo mal, siento como si un alien se estuviera incubando dentro de mí. Enciendo la tele. El rector de la universidad, arrogante intelectual, seguía pensando que era un mero berrinche juvenil. “Lo que es no entender nada, lo que es estar lejos de la tierra”, pensaba, pensábamos. Me di cuenta que en mi pensaba la horda primitiva, la manada. Lo que se estaba reconstituyendo era lo que los sociólogos llaman el “tejido social”, que es un tejido orgánico. Un órgano, un organismo. Alguien pasó con una pancarta tejida a crochet, y todo tuvo sentido. Se teje lo común, se quema lo individual. Me sentí privilegiado de estar ahí, en la calle, de sentir el calor del asfalto. Vi pasar un selknam, Kotaix apareció de entre los árboles, arrojando piedras. Se me llenaron los ojos de lágrimas. ¡De repente se pone a temblar! “Este país es maravilloso”, se me escapó, en voz alta. ¡Y yo que hasta hace poco me quería ir! Se incendia la esquina de Santa Rosa con Alameda, se quema un McDonal’s, me estremezco de ternura. Luego pasaron los heridos, los baleados, los asfixiados, y me vuelvo a estremecer, pero de rabia. A los que caen, los encapuchados los levantan, les pulverizan agua, les dan aliento, les limpian la cara. ¿Qué concepto los mueve?, ¿por qué arriesgan sus vidas, sus ojos, su integridad?, ¿por quién?, ¿por qué hay quienes no lo hacen?, ¿por qué hay quienes los desprecian? Como si hubiese estado concertado, pero improvisando, todos sacaron sus celulares y emitieron luces al cielo, en un enjambre, la imagen la captan los drones. Se me eriza la piel. ¿Dónde estarán los muertos ahora?, ¿por qué no hemos ido con ellos al cementerio? “No quiero que me den la mano empapada con nuestra sangre”, pensé en Los Enemigos, en los políticos profesionales que están pactando. Las estatuas de los conquistadores son derribadas, se estampan contra el suelo; las de los militares asesinos, héroes de la patria, son decapitadas. ¡Ah, que comprensión tan acabada de la historia! Al regresar al barrio el fuego danzaba a un costado de Plaza Brasil, arrojaron a la hoguera un cajero automático extraído de la farmacia, ¡era tan precisa la postal! Para venderla en Correos de Chile. Desde los árboles colgaban como guirnaldas los rollos de papel extraídos de las máquinas registradoras. Igual que en Apocalíspsis Now, el fuego nos iluminaba las caras, podíamos ver nuestros rostros, descubiertos y encapuchados, todos con los ojos brillantes. Todos los fuegos, el fuego, el mismo de la barricada de los ochenta, porque el fuego tiene memoria. Quiero pensar que en esa hoguera una maldición antigua se quemó y que algo nuevo se está templando. Sería difícil describir la felicidad que vi en la mirada de mi amigo Elías, era algo traslúcido, que solo he visto en los ojos de los animales genuinamente dichosos. “Creí que nunca iba a vivir esto –me dijo–, el país entero diciendo “Basta”, rebelándose”. El fuego nos hizo hermanos, pero llegar hasta aquí nos costó un ojo de la cara, varios ojos.

Las imágenes pasan como ráfagas de viento, me fijo en las manos, en las diferentes formas de ponerse una capucha, en el anonimato, en la afectividad. Algo que los que viven en la burbuja no conocen, pobrecitos. Que vidas miserables las suyas, aferradas al mal entendido “privilegio”. Salió la luna llena, hay algo de salvaje en Plaza de la Dignidad. Escucho aullidos de perros negros. Parado en medio del puente, no puedo contener las lágrimas… Sigo, y cruzo el río.

Moro Maxwell es Doctor en Letras Modernas por la UNAM

Ilustración: Uorbal Castor.

DixitRadio – Secreto y Transparencia

En esta emisión Carlos Jager, Eriktool y Álvaro Rodríguez platicaron sobre el secreto y el arte de ocultar la información. Cuál es la técnica y la estrategia que los servicios de inteligencia persiguen con la confidencialidad y la obliteración de la información.

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Lat(A)normal.

Emilio Fuentes

El Colectivo La Lata, es una red de estudiantes y egresadxs  de diferentes instituciones: UNAM, ENAH, UAM, comprometidos con el tema de la discapacidad. Una de las ventajas que tenemos es la formación y grados académicos de cada uno de los integrantes, pues el diseño, la psicología social, los estudios latinoamericanos, el trabajo social ,la antropología social, la etnohistoria y sobre todo nuestra experiencia se conjuntan  para dar un giro en la manera de ver, entender y concebir la discapacidad más allá de una visión hegemónica en donde la medicina, la abogacía y la pedagogía -principalmente- han acaparado los espacios en donde se habla del tema, invisibilizando las vivencias de las personas con discapacidad.

Múltiples voces, diversos sentires

Fue a través  de seminarios y encuentros impartidos por la profesora Patricia Brogna que logramos coincidir para después conformarnos como colectivo, iniciando con el primer ciclo de cine en el Cine Villa Olímpica donde tuvimos ocho proyecciones, entre ellos documentales como Yes We Fuck, Texturas ResilientesThe Fight en donde se contó con la presencia de los directores y protagonistas de estas historias, logrando intercambiar con el público algunas  reflexiones sobre la sexualidad, el arte y los movimientos sociales. Lo anterior,, ayudó para que algunos asistentes cambiaran la manera de ver y entender la discapacidad.  De esta manera, se consolidó  primera actividad en colectivo y que hasta el momento seguimos replicando en el Centro de Cultura Digital, pues creemos  en la potencia que tiene el cuestionar la representación de la discapacidad en el cine, pues reproduce imaginarios y estigmas que hemos naturalizado.

CECRID 2019-2020

Otra de las actividades que logramos consolidar como colectivo es el Coloquio de Estudios Críticos sobre Discapacidad (CECRID), arrancando en mayo de 2018 en la Escuela Nacional de Trabajo Social, y continuándolo en agosto de este año en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, ambos pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de México.

El objetivo principal del coloquio es abrir el  diálogo sobre la discapacidad, apostando por la generación de nuevos enfoques que enriquezcan  al tema desde las corporalidades, la necropolítica, los feminismos, las maternidades y la sexualidad que conjugan activismo, testimonios de personas con discapacidad y academia, que hasta ahora no se ha visto  abordando el tema desde sus diferentes áreas. De esta manera también se apuesta por la generación de epistemologías desde nuestro contexto, pues en muchas ocasiones se abordan y se aspiran teorías ajenas al contexto mexicano.

Toma de conciencia

Una de las actividades desarrolladas en este tiempo fue el Taller de Toma de Conciencia sobre Discapacidad, impartido compañerxs guías del Museo de Memoria y Tolerancia, al personal administrativo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y a estudiantes de diferentes licenciaturas con y sin discapacidad de la Universidad Autónoma de México.

La intención del taller es cambiar el paradigma sobre la discapacidad a partir de la revisión histórica de la discapacidad.

En un primer momento se aborda la construcción de la normalidad para dar paso al nacimiento de la discapacidad como categoría para finalmente abordar la representación de la misma en los medios de comunicación y la manera en que se muestra. Para complementar lo anterior, se desarrollaron tres dinámicas inspiradas en algunos juegos populares mexicanos  que recrean situaciones y escenarios en la vida de las personas con discapacidad. Hasta el momento sólo se retoman cuatro discapacidades: motriz, intelectual, visual y auditiva.

En cada una de las actividades realizadas, se retoma la experiencia de  estudiantes, maestros y el personal con discapacidad, pues a través de la Biblioteca Humana se busca cambiar la manera de abordar y relacionarse entre los asistentes desde la horizontalidad.

Finalmente, el colectivo se encuentra desarrollando un glosario “disca” que busca, a través de nuestras formaciones académicas, redefinir la discapacidad y la manera de representarla a lo largo de la historia.

Emilio Fuentes es antropólogo de la ENAH y miembro del Colectivo la Lata*

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*El Colectivo la Lata es un proyecto integrado por estudiantes y egresados de distintas disciplinas de las Ciencias Sociales y universidades públicas de la Ciudad de México quienes trabajan el tema de la discapacidad desde un enfoque crítico.

Justicia y soberanía alimentaria

Este lunes 28 de octubre en el Museo de las Culturas del Mundo, moneda se Inauguró el Congreso Internacional de Justicia y Soberanía Alimentaria en las Américas Desigualdades, agricultura y alimentación con un programa muy amplio sobre las problemáticas que se siguen de los sistemas y cadenas de producción locales y globales del 28 al 31 de octubre en la Ciudad de México.

El congreso JySALA será un espacio de reflexión para entender los procesos que obstaculizan o fomentan el acceso de toda la población a una agricultura y alimentación de calidad. Mediante conferencias, grupos de trabajo, mesas redondas, exposiciones culturales, presentación de libros, se debatirá desde una perspectiva trans-americana a nivel teórico y político, estudios de caso.

Se escucharán más de 50 exposiciones y se presentarán más de 50 pósters, repartidos en 6 grupos de trabajo :

  • los recursos : la tierra,el agua, la agrodiversidad, las tecnologías agrícolas ;
  • el empleo, del trabajo de la producción a la transformación en las industrias agroalimentarias ;
  • la comercialización, las redes a distintas escalas ;
  • la accesibilidad y las desigualdades de acceso territorial a la alimentación ;
  • el patrimonio y las identidades ;
  • el cuerpo, de la salud de los individuos hasta la salud de los territorios.

Tres mesas redondas darán un espacio para la síntesis :

  • la ética y las metodologías ;
  • las políticas públicas ;
  • las problemáticas medioambientales.

Los días se abrirán con conferencias cotidianas, dadas por expertos internacionales sobre : la soberanía alimentaria y el derecho para la alimentación (lunes 28), los actores de la gobernanza alimentaria (martes 29), la agricultura y la alimentación en situaciones de violencia (miércoles 30). 19 países están representados, del norte al sur de las Américas y del resto del mundo : Canadá, Estados Unidos, México, Costa Rica, Nicaragua, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Brasil, Francia, España, Inglaterra, Bélgica, China, Egipto.

Lugares y fechas

28-31 de octubre
Lunes 28 de octubre – 16h – Museo de las culturas del mundo
Martes 29 y miércoles 30 de octubre – 9h-15h – UNAM, Instituto de Investigaciones Económicas
Jueves 31 de octubre – 9h-18h – Museo de las culturas del mundo

Comité de organización

Dra. Delphine Prunier, investigadora-docente, Universidad Nacional Autónoma de México
Dra. Ayari Pasquier, investigadora-docente, Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, Universidad Nacional Autónoma de México
Mtra. Dulce Espinosa, docente, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Dra. Julie Le Gall, investigadora, CNRS UMR 3337 – Centre d’études mexicaines et centro-américaines (CEMCA), Université de Lyon, École urbaine de Lyon

Apoyo institucionales

IIS-UNAM
PUEC-UNAM
Embajada de Francia en México
Fundación Heinrich Böll
UAM
CIRAD

Provecho

Paolo Marinaro

¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria

Con el objetivo de mostrar las dinámicas de explotación laboral y las estrategias de resistencia y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores de la industria de la producción y distribución alimenticia, se inaugura la exposición temporal ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria, el próximo lunes 28 de octubre a las 19:30 h en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM).

La muestra reúne la obra fotográfica y conceptual de diez artistas, colectivos, activistas y académicos de México, Argentina, Brasil, Italia, y EUA, que siguen la ruta de la producción y circulación de alimentos entre México, Estados Unidos y Canadá: desde el campo, los mercados de distribución, los restaurantes, los hogares, los supermercados, hasta la recolección y procesamiento de basura; centrándose en las experiencias de quienes se emplean en estos circuitos.

Las obras invitan a reflexionar sobre las condiciones precarias de trabajo: sueldos bajos, jornadas extensas, hostigamiento laboral y sexual, falta de prestaciones de ley y seguridad social; que se perpetúan por las relaciones desiguales entre México y los países del norte, así como por la situación migrante de las y los empleados, que muchas veces no cuentan con documentos, lo cual es considerado por las empresas como un pretexto para no garantizar sus derechos.

La exhibición señala que la firma del Tratado de Libre Comercio, agudizó la desigualdad entre las trasnacionales y los trabajadores, quienes en la escena global se encuentran en circunstancias vulnerables, de “esclavitud moderna” y manipulación. En este sentido Carole Condé y Karl Beveridge se centran en la transitoriedad y vulnerabilidad de migrantes jornaleros en Ontario, Canadá; Fred Lonidier en la precarización de las condiciones de vida en la pizca de fresas en el Valle de San Quintín, Baja California; y Javier Dragustinovis, en la sensación de la pérdida de origen en el proceso migratorio.

Además de mostrar estas condiciones de explotación, se visibilizan las luchas de resistencia tales como huelgas, creación de sindicatos independientes y redes de solidaridad trasnacional y entre pares. Por su parte, David Bacon, se enfoca en los empacadores guatemaltecos en Nebraska y en la organización de una huelga en Walmart en San Leandro, California; Sol Aramendi en las historias de resiliencia de trabajadoras del hogar, pertenecientes a la organización Adhikaar de Queens, Nueva York; Caterina Morbiato, Stefano Morrone y el colectivo Ni un Repartidor Menos, en las estrategias de protección de repartidoras y repartidores de alimentos de empresas como UberEATS, en la Ciudad de México.

Organizada por Chamba Collective, con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, el Programa de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM, la Escuela Urbana de Lyon, la Universidad de Lyon, el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, la exposición forma parte de las actividades del Congreso Justicia y Soberanía Alimentaria en las Américas, desigualdades, alimentación y agricultura, espacio de reflexión en torno a la marginación y precarización de las y los agricultores.

La exposición ¡Provecho! Geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria permanecerá en exhibición hasta enero de 2020 en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ubicado en la calle Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México.

Paolo Marinaro es miebro de Chamba Collective

[email protected]

https://chambacollective.com

https://www.facebook.com/chambacollective

Disposición final

Simon Schatzberg

Todos los días en la Ciudad de México, un ejército de más de 10 mil trabajadores salen a las calles a recolectar los residuos de la vida urbana. En un proceso complejo, los barrenderos, choferes y voluntarios extraen de las 12 mil 998 toneladas de desechos generados diariamente unas últimas gotas de valor antes de que sean relegados a sus lugares de descanso final.

En el Mercado de la Merced, el centro de comercio informal más grande de la zona central de la Ciudad de México, un equipo de sólo tres empleados del gobierno se encarga de recibir y manejar las cerca de 20 toneladas diarias de desechos generados en el mercado. El área de desechos es una esquina relativamente tranquila de la Merced, mayormente transitada por los empleados, las docenas de barrenderos que pasan a tirar basura, y un constante flujo de personas que vienen a colectar las abundantes cantidades de verduras que todavía sirven. A igual que los que vienen a comprar en la Merced, viajan desde todas partes de la zona metropolitana a cavar en las montañas de desechos orgánicos en búsqueda de pequeños tesoros. Una señora que viajó desde Vallejo ha encontrado una bolsa grande de habas, de las cuales la mayoría pueden ser comestibles. Sentada en un costado de la zona de basura para ordenar las habas, pide que no salga su cara en ninguna foto:

“porque su esposo se enojaría si se diera cuenta del origen de la sopa que va a cenar esta noche”

Los empleados cuentan con el apoyo de un equipo más grande de “voluntarios,” que les ayudan a colectar reciclables de los desechos inorgánicos. Tanto los empleados como los voluntarios cuentan con ojos expertos para detectar cualquier cosa — botellas de plástico, latas de aluminio, cartón — que puede ser vendida. Para los empleados con contrato, la venta de reciclables es un agregado al sueldo de 3 mil pesos mensuales que reciben del gobierno de la ciudad. Para los voluntarios, representa su principal fuente de ingreso.

Disposición final, 2019. Fotografía: Stefano Morrone.

La basura que sale de la Merced llega a la estación de transferencia de Venustiano Carranza, una de las 12 estaciones de transferencia en la ciudad, donde los desechos se someten a otros procesos de clasificación y extracción de valor antes de llegar a su próximo destino. En el caso de los desechos orgánicos, su destino es una de las siete plantas de composta que se encuentran dentro de los límites de la capital; en el caso de los desechos inorgánicos, su destino es uno de los cinco rellenos sanitarios en los estados de México y Morelos, o, en el lenguaje burocrático del Estado: los sitios de disposición final.

Después de haber pasado por todos los filtros de revaloración, son sólo 7,862 toneladas diarias de desechos las que llegan a ser sepultados en los sitios de disposición final. De alguna manera, el sistema de manejo de desechos de la Ciudad sí funciona — previniendo la llegada de casi el 30% de los desechos a los rellenos. Pero su funcionamiento depende de brigadas de personas en pobreza extrema, personas con disposición de pasar horas buscando botellas de plástico para poderlas vender en 5 pesos el kilo.

Simon Schatzberg* es periodista en el Mexico News Daily

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Stefano Morrone* es fotógrafo freelance

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* Actualmente el trabajo de Simon Schatzberg y Stefano Morrone se presenta en la exposición: Provecho, geografías de explotación y lucha en la cadena agroalimentaria bajo la curaduría de Chamba Collective en el Museo de las Culturas del Mundo, Moneda 13, Centro Histórico, Ciudad de México.